Alquezar (Huesca)

Alquézar, ubicado en el Parque Natural de la  Sierra y los Cañones de Guara. A la derecha del Río Vero, en la comarca del Somontano, por tanto muy cerca de El Sobrarbe.

Alquézar fue fortaleza Árabe conocida en su época como Al-Qsar.

La Colegiata de Santa María de Alquézar en tiempos pasados fue un gran castillo. Debemos de entender que todo este conjunto estaba preparado para la defensa de los ataques de los reinos cristianos de Barbastro y el Sobrarbe. 

Más de 1.000 años nos contemplan y contemplamos dentro de esta villa patrimonio histórico. En consecuencia paseando por sus calles sentimos como la historia de otros tiempos se va metiendo dentro de nosotros, invadiendo nuestro espíritu.

Y es que en esta villa medieval del Somontano en la Sierra de Guara construida por Jalaf Ibn Rasid en el Siglo IX, hay mucha historia y en consecuencia muchas leyendas.

 Jalaf Ibn Rasid

Es uno de los pueblos mas visitado de España, también debido al Río Vero y sus pasarelas. En su construcción casi todo fue pensado para la defensa, como las escalinatas que suben hasta la Colegiata en forma de zigzag, por lo tanto facilitando así la defensa.

Originalmente esta Villa Medieval de la Sierra de Guara

Sierra de Guara

 tenía tres puertas de entrada en su mapa, por desgracia a día de hoy tan solo se conserva una.

Cuenta la Leyenda que el tirano rey moro Jalaf Ibn Rasid, durante su reinado en Alquézar Huesca y el basto territorio del Somontano. Este malvado rey exigía someter a las doncellas vírgenes más hermosas de la zona para satisfacer sus más íntimos deseos.

Hasta que un día, una joven vecina del pueblo de Buera, tan valiente como hermosa decidió tomarse la venganza por su mano. A su señal, los cristianos atacarían la fortaleza castillo de Alquézar y así vencerían a los moros sin dificultad.

Todos intentaron persuadirla de que su encrucijada era una locura. Pero la valiente y hermosa joven al caer la noche se vistió con sus telas más sutiles. Se recogió el pelo con una peineta bien afilada y se fue al castillo para ofrecerse al Rey moro.

Una vez presentada, el rey Jalaf Ibn Rasid embriagado por el vino de la cena, sucumbió ante la belleza de la hermosa joven.

Hoy en día podemos ver en Casa el Estanquero, hoy convertido en hotel. Una representación del año 1784, en la que se puede apreciar a los cristianos atacando el torreón del castillo. Esta representación es el símbolo de la conquista de Alquézar.

Después de poseerla y gracias al vino ingerido, el rey se quedo dormido. En ese instante la joven aprovechó para clavarle la afilada peineta en el  corazón. Con la espada del Rey le corto la cabeza que mostró por una de las ventanas del torreón. Momento que estaban esperando los Cristianos para atacar por sorpresa y vencer así fácilmente al ejercito moro.

Dicen que las almas de los soldados moros vagan por los barrancos de Alquézar y que algunas noches se pueden escuchar sus gritos de agonía.

Con la llegada del Cristianismo en España parece que llegaron las Brujas, cuentan que eran las responsables de las tormentas y las granizadas en los pueblos de Aragón. Además se dice que en cada bola de granizo había un pelo de una bruja.

Estas fuerzas del mal se combatían tocando las campanas de la Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar. No sabemos si con buenos resultados o no.

Lo que si es cierto es que la población cristiana de Alquézar tenía sus propias armas para enfrentarse a las Brujas, ya que además de tocar las campanas, ponían patas de Jabalí en la entrada de las casas como símbolos de protección contra las hechiceras y las fuerzas del mal.

Hoy en día si paseamos por la Villa Medieval  podemos ver que aun siguen poniendo patas de jabalí en los portones de las casas como protección contra Las Brujas de Alquézar.

Uno de los puntos más importantes de la Villa de Alquézar es la Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar, en el Pirineo Aragonés. Antes fortaleza y a día de hoy uno de los monumentos históricos más importantes de la península.

Cuenta la Leyenda de las Campanas de Alquézar, que un joven aprendiz de Campanero se presento ante el Abad de la Colegiata de Santa María la Mayor. Al enterarse que buscaban a alguien para tañir la campana principal de la Colegiata.

Esta campana tenia algo muy especial. Era la encargada de combatir las tormentas, las granizadas, las sequías. Y sobretodo, era la encargada de combatir las fuerzas del mal y la brujería.

El joven Campanero se entrevistó con el Abad. Este le habló con palabras lentas y claras: “Cuando haya pasado la noche, hablaremos despacio”. Pero no le comentó de horarios, ni de misas, ni de cómo debía tocar esa magnífica campana. Y es que el joven aprendiz solo tenía interés por conocer y tañir la campana principal de la Colegiata de Santa María de Alquézar.

Y así es que después de la entrevista, marchó directo al campanario para ver esa magnífica campana. Pero antes de abrir el portón que le llevaría hasta ella, una vieja encorvada se le acerco y le susurro con voz muy clara:

  Joven aprendiz, aléjate de estas campanas, no gustan de los vivos.

Pero el joven no hizo caso de las palabras de la extraña mujer y a media noche subió al campanario para estrenarse en su nuevo trabajo. Y cual fue su sorpresa, que mientras subía las escalinatas que lo llevarían a su magnífica campana, esta sonaba con un estruendoso repicar tocando a muertos.

El joven asombrado se acercó hasta la campana, pensando que sería  el Abad demostrando su arte además de su destreza. Pero cual fue su asombro al ver que ahí no había nadie. Y la campana seguía y seguía sonando tan desgarradora como violenta. Al instante se le apagó la vela que lo iluminaba y algo rozó su piel. Entonces escuchó  la voz del fantasma con un aliento fétido:

“Yo he sido el Abad de la Colegiata de Santa María de Alquézar, consagrada a la Señora cuyo nombre no soy digno de pronunciar. He sacrificado mis últimos años con las más duras penitencias. Pero mi alma no tiene perdón porque mi pecado ha sido el de la carne y eternamente deberé pagar. Con el cuerpo de una hada hube de folgar en mi inconsciencia pecadora engañado por sus encantos y ahora por siempre mi llanto arrepentido sonará con el tañir de esta campana”.

Esa misma noche falleció el Abad con el que el joven había hablado horas antes.

 Colegiata de Santa María de Alquézar

Sobre el bello casco urbano de Alquezar, se encuentra el edificio de la Colegiata románica, que tiene sus orígenes en el mismo momento que el rey aragonés se apoderó del castillo musulmán que allí hubo. Antiguamente fortaleza de los moros.

Hoy en día esta magnífica construcción está considerada Monumento Nacional en España, ubicada en Somontano Huesca posiblemente en uno de los pueblos medievales más bonitos de Aragón y España.

Aunque los comienzos de la Colegiata, fueron románicos, el actual templo, es una construcción del siglo XVI, teniendo un desarrollo de un nave única. Dentro de esta iglesia, se encuentra la talla del Cristo de Lecina,

una figura que representa a Jesucristo crucificado, con los brazos articulados, destacando también el gran órgano de la Colegiata.

Al interior de la Colegiata, de la época románica se guarda un bello remate de báculo episcopal en marfil del XII.

Otros elementos precedentes de la obra del siglo XVI, son; la puerta de entrada al templo, que tiene características góticas. Además, en una zona de la iglesia se descubren parte de los azulejos árabes que poseyó la primitiva fortaleza musulmana.

La parte más llamativa de la Colegiata de Santa María la Mayor, es su irregular claustro, en el que se puede ver distintos capiteles labrados en piedra y representando diferentes escenas de la vida de Cristo. Todo ello siguiendo las características de la escultura románica.

La verdad amigos es que es muy difícil no encontrar en la provincia de Huesca algún lugar que no merezca la pena de ver. La historia y las leyendas de esta parte de España proliferan por doquier.

La montaña y los valles, los pueblos y sus calles, iglesias, fortalezas. Una auténtica maravilla para recrearnos y meternos en aquellos tiempos.

Merece la pena que lo pongáis en vuestro cuaderno de viaje, no os arrepentiréis.

Un saludo,


Patxi Amescua

Productor de TV

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