BASAJAUN

Besaby: Mitología vasca: el Basajaun

BASAJAUN ‘señor del bosque

Antes de que los romanos invadieran la Península Ibérica, antes de que se formaran las unidades territoriales que hoy conocemos, antes, mucho antes, de que perdiéramos la conexión sagrada con la naturaleza, el Basajaun ya habitaba los bosques vascos. Antes de que el hombre los invadiera, este señor salvaje ya dejaba sus huellas entre las hojas caídas y los riachuelos de agua cristalina. Ya caminaba por estos bosques, por las montañas. Ya producía en los lugareños sentimientos relacionados con la fascinación, con el temor o con ambas, pues en muchas ocasiones estas emociones están íntimamente ligadas.

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Este conocido genio, como su nombre indica, es el señor de los bosques, el señor salvaje dueño de los bosques de Vasconia. Tiene su morada en lo más profundo de los bosques o en cavernas situadas en lugares prominentes. Tiene un enorme cuerpo de forma humana, cubierto de pelo. Su larga cabellera le llega hasta las rodillas, cubriendo casi todo su rostro, su pecho y su vientre. Uno de los pies es de forma humana, pero el otro tiene planta circular, como una gran pezuña.

Basajaun es el protector del bosque y de la naturaleza en general. Especialmente cuida de los rebaños, por lo que, cuando se acerca la tormenta da enormes aullidos para que los pastores pongan a resguardo sus animales. También los protege de los lobos. Cuando las ovejas perciben que el genio está cerca hacen sonar sus cencerros, y así los pastores pueden estar tranquilos porque ese día, o esa noche, saben que el rebaño está protegido de los lobos.

Es alto, grande, casi un gigante capaz de doblar el tamaño de cualquier hombre de buena estatura. Su cuerpo está cubierto de pelo, aunque no siempre puede apreciarse este detalle, pues es su larga caballera aquello que impresiona a la vista. Le cuelga hasta las rodillas, cubriendo todo a su paso, tiñendo sus formas de un color tierra tan propio para este señor de la naturaleza. La pezuña que pone fin a uno de los extremos de su cuerpo, aquella con la que deja huella en esos bosques.

El Basajaun es, sin duda, algo más. Algo sobrenatural. Un ser dotado de una fuerza descomunal, ante el que nos sentimos carentes de poder, presos de una batalla que nunca tendremos oportunidad de ganar. Su extraordinaria agilidad, la capacidad de moverse en silencio por las tierras que son suyas, sus dotes físicas y la seguridad de saberse más poderoso que el resto lo convierten en un ser peligroso. Un ser terrorífico que ha asustado durante siglos a quienes visitan esos bosques que, en sus mejores o peores días, nos pueden convencer de cualquier existencia, por imposible que nos parezca.

La sola visión del Basajaun puede congelar la sangre del más valiente de los humanos. Sus bramidos, entre tanto silencio, pueden ensordecer hasta la locura. Y no necesita más que emplear una pequeña porción de su fuerza para acabar con cualquier enemigo.

Monte de Gorbea

Pero el Basajaun es, sin duda, algo más. Mucho más que ese ser terrorífico con el que los más desafortunados se han topado, mucho más que esa visión escalofriante, mucho más que sus formas amenazadoras. El Basajaun es el protector de los bosques, de la naturaleza. De todo aquel que de alguna manera este unido a las tierras que tanto ama y al ciclo de la vida. Este señor salvaje es, en las distancias cortas y con aquel que lo merece, bondadoso, comprensivo, protector. Ayuda a los viajeros perdidos a encontrar el camino de regreso, a los lugareños en aquellas tareas en las que es diestro, a los pastores en su dura vida en la montaña.

El ser humano ha aprendido del Basajaun. Todavía hoy en día sigue cuidando de los rebaños de ovejas, a los que avisa de la presencia de los lobos en las cercanías o de la llegada de tormentas incontrolables. Es de conocimiento general que sus cencerros suenan, todos a una, cuando el señor de los bosques anda cerca, cuidándolas. Recibe a cambio de estos cuidados una hogaza de pan, un trozo de queso, la gratitud eterna de aquellos que saben que el Basajaun es algo más que esos relatos terroríficos.

Vive oculto en el interior de cuevas oscuras, lejos de las miradas y la atención de los humanos, pero siempre dispuesto a intervenir cuando éstos, sus bosques o la naturaleza misma precisa de su actuación. La necesidad de que ésta se sienta protegida en las peores noches, en los peores días. Gigante e imponente, benévolo pero justiciero, implacable y también benefactor, la leyenda del Basajaun avanza con el tiempo, quizá siendo consciente de que, como la misma naturaleza, no puede desaparecer.

En la mitología aragonesa nos encontramos con un personaje parecido llamado Basajarau, Bonjarau o Bosnerau. La primera variante nos sugiere que puede venir de Basajaun. No sería de extrañar, ya que sobre el siglo I el euskera se extendía por el Pirineo, hasta adentrarse incluso en el Pirineo Catalán. Su uso era habitual entre la población. Y Caro Baroja nos dice que en algunas localidades aragonesas se ha tenido que hablar vascuence hace no mucho, acaso en el siglo XVI. Ante todos estos datos, lo que parece probado es que el euskera se habló en el pirineo aragonés desde tiempos ancestrales hasta finales de la Edad Media. Por todo ello, el encontrar en Aragón una variante de Basajaun nos da razones para certificar la antigüedad de este personaje mitológico.

«Izena duenak izana du«

Lo que tiene nombre existe», cita una antiguo dicho vasco.

Mi agradecimiento a: MITOLOGÍA DE VASCONIA, por su gran documentación.

Basajaun (@basajaun_eus) | Twitter


Patxi Amescua

Productor de TV

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