Beguinas

Historia de las beguinas, feministas de la Edad Media | Perfil

Vamos a hablar sobre unas mujeres extraordinarias en un mundo cruel y falto de cultura. Unas mujeres que dieron ejemplo con su comportamiento, unas mujeres increíbles, las beguinas.

Las beguinas eran una asociación de mujeres cristianas, de diferentes clases sociales, contemplativas y activas, que dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, y también a labores intelectuales. Organizaban la ayuda a los pobres y a los enfermos en los hospitales, o a los leprosos. Trabajaban para mantenerse y como no hacían votos perpetuos de castidad o clausura, eran libres de dejar la asociación en cualquier momento para casarse.

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Independientes y bondadosas, estas mujeres fueron conocidas por unirse en comunidades cerradas, apartadas de los hombres, con el objetivo de hacer el bien y cuidar de los desamparados.

No había casa-madre, ni tampoco una regla común, ni una orden general. Establecían sus viviendas cerca de los hospitales o de las iglesias, en sencillas habitaciones donde podían orar y hacer trabajos manuales. Cada comunidad era autónoma y organizaba sus propia forma de vida con el propósito de orar y servir como Cristo en su pobreza.

A principios del siglo XII, pocos años después de que el Cid Campeador se enfrentara a los musulmanes y en una época en que la figura del hombre era preponderante. Perseguidas por la inquisición, su ejemplo es uno de los muchos que demuestran que, a pesar de lo que nos han contado, la Edad Media no era tan extrema.

Las beguinas eran grupos de mujeres seglares que comenzaron a agruparse en comunidades hacia el siglo XII en Países Bajos, Francia, Alemania, España ….

Estas mujeres vivían al margen de la sociedad y no estaban integradas en ninguna orden eclesiástica. Los beguinajes eran un grupo de casas apartadas por una muralla del resto de la ciudad.

Dentro no podían entrar los hombres y las mujeres podían dejar el grupo en cualquier momento. La primera comunidad surge en Lieja y estaba relacionada con las ordenes mendicantes que tanto proliferaron en los siglos XII al XIV.

Los miembros de la sociedad pertenecían a diferentes extractos sociales. Se cree que las Cruzadas habían provocado un exceso de mujeres que no podían casarse ni unirse a los monasterios establecidos.

Por eso, comenzaron a reunirse en casas para intentar sobrevivir y protegerse. En el año 1173 un sacerdote llamado Bégue de la diócesis de Lieja, reunió en esta ciudad a mujeres viudas y niñas para que se dedicaran a la contemplación y labores manuales.

Las comunidades se extendieron rápidamente por los Países Bajos y Flandes. Luis XI pidió a una de las comunidades que se instalaran en Paris y les compró una casa para que vivieran allí.

Las beguinas no eran monjas, no estaban ordenadas, no realizaban votos y tampoco estaban sometidas a ninguna autoridad eclesiástica. Podían abandonar la comunidad cuando quisieran, de hecho algunas se casaban o se convertían posteriormente en religiosas.

Su papel principal era el de ayudar a los necesitados que proliferaban en las ciudades. En especial recogían a las prostitutas, niñas abandonadas y chicas que se habían quedado embarazadas fuera del matrimonio.

Otra de sus labores era la educativa, en un mundo en el que la mayoría de las mujeres no recibían ningún tipo de formación.

Eran muy queridas, algunos gobernantes municipales apoyaron los beaterios, porque las beguinas atendían a los mas necesitados. El grupo era autosuficiente, creando pequeños talleres que fabricaban telas, velas vestidos, incluso escribían manuscritos y libros.

La mujer medieval tenía dos espacios de convivencia. Por un lado estaban las que vivían en los castillos, formando una pequeña corte de damas de compañía y miembros de las familias nobles. Estas mujeres se dedicaban a la costura y a la crianza de los hijos, también organizaban el ocio de los castillos, como los recitales de poesía, las fiestas y contrataban a los trovadores. Muchas sabían leer y escribir ya que dicha práctica era considerada femenina y los hombres no solían practicarla.

En las ciudades que estaban empezando a florecer, muchas mujeres trabajaban fuera del hogar, vendían todo tipo de alimentos y objetos, regentaban tiendas y servían en cantinas.

Había un grupo selecto que vivía en los conventos y monasterios, servidas por otras monjas pobres que no podían pagar las altas dotes que pedía la iglesia para convertirse en monja. Las mujer estaba excluida de la vida pública, eran consideradas como inferiores y en general menos inteligentes que los hombres.

La idea de que las mujeres no aportaron nada a la Edad Media es una de las grandes mentiras históricas mas extendida.

La Edad media dio figuras tan relevantes como Juana de Arco, Doña Urraca. Hildegarda de Bingen o Christine de Pizán. Alguna de ellas fueron grandes reinas, otras rebeldes que gobernaron ejércitos o intelectuales de la misma talla que los hombres.

Cristina de Pizán fue la primera en escribir una obra en defensa de la mujer, titulada «La ciudad de las damas». Hildegarda de Bingen, que era una experta en música escribió tratados de medicina y asesoró a reyes y papas, seguiríamos con la doctora Trotula de Reggiero, secretaria de Al-Hakan II, que fue su secretaria en Córdoba o Herrada de Landsberg, que escribió una enciclopedia en la recopiló el conocimiento de la época.

¿Porqué fueron perseguidas las beguinas?

A principios del siglo XIV tanto las monarquías como el Papa querían concentrar mas poder. Las órdenes mendicantes cuestionaban su autoridad moral y las órdenes militares controlaban militar y económicamente a muchos reyes. Entonces empezó la persecución a los Templarios, que culmino con la eliminación de la orden y la ejecución de sus dirigentes.

Templarios en la hoguera

Guillermo de Paris, uno de los inquisidores mas temido de la época y confesor de Felipe IV, fue el artífice de la persecución de los Templarios, pero también llevó a la hoguera a Margarita Porete, una destacada intelectual beguina.

Aliado al Papa Clemente V conspiró para la disolución de la beguinas y de los franciscanos. En el Concilio de Vienne se ordenó la disolución de la beguinas, pero gracias al apoyo de alguno reyes y nobles, las comunidades continuaron en activo hasta principios del siglo XXI.

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franciscanos

La Inquisición no es un invento español, surgió en Francia para combatir a los cátaros y albigenses que se estaban extendiendo por toda la cristiandad.

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Los albigenses fueron una secta herética de los siglos XI y XIII, que se extendió desde la ciudad de Albi (Occitania) de la que toma su nombre, por toda Europa. … Del mismo modo que se sentían atraídos por los Evangelios, los cátaros rechazaban el Antiguo Testamento.

La inquisición desarrolló sus actividades en toda la cristiandad. Lo peor de la inquisición nunca fue el número de victimas, sino el controlar el estigma social, el control de la cultura a través del Índice de los Libros Prohibidos, la limitación de estudiar fuera de España o de la llegada de estudiantes extranjeros.

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Patxi Amescua

Productor de TV

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