García de Paredes, el ‘Hércules español’ del que hablaba Cervantes

El guerrero, natural de Trujillo, sirvió en la corte personal del Papa Alejandro VI y al emperador Carlos I. Lo consideraban invencible.

Diego García de Paredes y Torres nació en Trujillo el 30 de marzo de 1468, hijo primogénito y legítimo de Sancho Ximénez de Paredes, descendiente del antiguo y noble linaje de los Delgadillo de Valladolid, y de su esposa doña Juana de Torres, noble dama trujillana del linaje de los Altamirano. En los primeros años de su infancia «criose al estruendo de las armas que veía ejercitar a su padre», infundiendo este ejercicio «tanta afición en el noble joven y tantos brios en las fuerzas, que con la edad cada día crecían», destacando desde sus inicios, pues se dice que «en sus tiernos años vencía a todos los de su edad». Además de practicar estos juegos físicos y militares, Diego García aprendió a leer y escribir, algo inusual en la época para alguien que no se había criado en la Corte, y más aún para un joven inclinado al oficio de las armas.

Pocos conocen la figura de Diego García de Paredes a pesar de que tiene uno de esos nombres que bautizan a multitud de calles de España, suenan a grandeza y se aferran a la memoria. Más inexplicable aún es su desconocimiento si se atiende a los apodos con los que se inscribió en los libros de historia: «El Sansón de Extremadura» o «el Hércules de España«. Se celebra los 554 años de su nacimiento, este soldado de la corte de Carlos I y que fue alabado por el mismísimo Cervantes.

Tal y como explica el Museo del Ejército, nació en Trujillo, tierra de conquistadores, el 30 de marzo de 1468, cuando se decía que en el imperio español no se ponía el Sol. Aprendió a leer y escribir de niño, algo muy poco habitual en la época, y sus tempranos dos metros de estatura le convirtieron en un gigante antes de que lo fuese su leyenda. 

Diego García de Paredes, el Sansón español. Vida y hazañas - Foro Coches

Su físico –una fuerza descomunal por la que se le comparaba con Hércules– también le hizo famoso antes de que se la ganase por sus hazañas en el campo de batalla. Tanto que Cervantes cuenta en El Quijote una anécdota protagonizada por García de Paredes y que lo describe mejor que cualquier biografía: «Fue capaz de detener, con un solo dedo, la rueda de un gran molino que estaba girando a toda velocidad».

No es lo único que contaba Cervantes de él. Su habilidad con la espada de doble filo (también llamada montante) era tal que, al parecer, «puesto con un montante en la entrada de un puente detuvo a todo un innumerable ejército que no pasase por ella«.

Su leyenda de guerrero casi invencible comienza cuando, apenado por la muerte de su madre, partió a Italia para ser soldado de fortuna al servicio del Gran Capitán.

En una Italia dividida en varios reinos que convivían en constante lucha, García de Paredes encontró el contexto idóneo para sacar a relucir sus dotes para la guerra: «En un puente del río Garellano se enfrentó en solitario a centenares de franceses, con la espada de dos manos que tenía se metió entre ellos, peleando como un bravo león» y causando una matanza».

Formó parte de la guardia personal del Papa Alejandro Borgia, que lo fichó asombrado tras ser testigo de una pelea callejera en la que él solo acabó con una veintena de italianos por la vía rápida.

Rodrigo Borgia, un papa sin escrúpulos
Papa Alejandro Borgia

Sin embargo, García de Paredes era un auténtico especialista asaltando fortalezas y su lugar estaba en el campo de batalla.

Por ello, otra de sus grandes hazañas tuvo lugar, durante el asedio de la ciudad griega de Cefalonia:

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«Capturado por los turcos, resistió tres días dentro de sus murallas antes de que pudieran reducirlo. Aún así, los turcos respetaron su vida». Finalmente, García de Paredes rompió las cadenas que lo apresaban -de ahí lo de Sansón-, tumbó la puerta del calabozo, asesinó a los centinelas con sus propias manos y les robó las armas para volver junto a los cristianos.

García de Paredes llegó a ser coronel del Gran Capitán, marqués de Colonnetta, maestre de campo de la infantería española al servicio del emperador Maximiliano I, coronel de la Liga Santa, Caballero de la Espuela Dorada en el séquito de Carlos I.

Orden de la Espuela de Oro - Wikipedia, la enciclopedia libre
Orden de la espuela de oro

Sin embargo, su muerte no hace justicia a la manera en que vivió: «Falleció en Bolonia el 15 de marzo de 1533 tras regresar del asedio de Viena. Una caída de su caballo mientras se divertía con unos mozos le llevó a fallecer por las heridas sufridas».

El Papa Alejando VI le ha dedicado unas cariñosas palabras: «Uno de los mejores soldados que me sirvieron nunca».

Combatió como capitán de infantería en las guerras de Italia, norte de África y Navarra. Duelista invicto en numerosos lances de honor; capitán de la guardia personal del Papa Alejandro VI; condotiero al servicio del Duque de Urbino y de la familia Colonna; coronel de infantería de los Reyes Católicos bajo el mando del Gran Capitán durante la conquista de Nápoles; cruzado del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros; Maestre de Campo del Emperador Maximiliano I, coronel de la Liga Santa y Caballero de la Espuela Dorada al servicio de Carlos V. Fue el soldado español más famoso de la época, admirado por sus contemporáneos como prototipo del valor, la fuerza y la gloria militar.

«Ah Hercúleo Extremeño!…tus hazañas las publicará la fama por todo el mundo, mientras existan valientes, y sobre todo aquella del puente, cuando detuviste a un ejército entero, asombrará por siempre a los más célebres guerreros»

Mas venía
tras aquél, con gran porfía,
los ojos encarnizados,
el león Diego García,
la prima de los soldados;
porque luego
comenzó tan sin sosiego
y atales golpes mandaba,
que salía el vivo fuego
de las armas que encontraba;
tal salió,
que por doquier que pasó
quitando a muchos la vida,
toda la tierra quedó
de roja sangre teñida

Carlos V, privilegio concedido en 1530 a Diego García de Paredes alabando sus hazañas:«…ilustres hazañas vuestras que con vuestro sumo valor habéis hecho, así en España, como en Italia, mostrándoos tal en todas las batallas y rompimientos que habéis sido espanto y asombro de vuestros enemigos, y amparo y defensa de los nuestros»

Crítica de Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía' de Jordi Gracia:  Ver y oír a Cervantes | Babelia | EL PAÍS
Miguel de Cervantes

La fama de Diego García de Paredes no se detuvo a su muerte, y mucho tiempo después su nombre seguía siendo sinónimo de fuerza y valentía. Miguel de Cervantes inmortalizó sus hazañas en su obra universal, El Quijote: Un Viriato tuvo Lusitania; un César Roma; un Aníbal Cartago; un Alejandro Grecia; un Conde Fernán González Castilla; un Cid Valencia; un Gonzalo Fernández Andalucía; un Diego García de Paredes Extremadura… Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Extremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales, que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia, y puesto con un montante en la entrada de un puente, detuvo a todo un innumerable ejército que no pasase por ella, e hizo otras tales cosas, que si como él las cuenta y escribe él asimismo con la modestia de caballero y de cronista propio, las escribiera otro libre desapasionado, pusieran en olvido las de los Héctores, Aquiles y Roldanes.​


Patxi Amescua

Productor de TV

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