Médicos del islam, los grandes sanadores de su tiempo.

Entre los siglos VIII y XII, la medicina experimentó brillantes avances en el mundo musulmán, gracias a la recuperación de la ciencia antigua y al amplio uso del árabe como lengua de cultura.

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En el año 958, Sancho I de León fue depuesto por nobles rebeldes, que esgrimieron como excusa para su actuación el hecho de que el monarca no podía cumplir con dignidad las funciones regias debido a su extrema gordura. Su abuela, la reina Toda de Navarra, buscó ayuda en la corte califal de Córdoba: pidió a Abderramán III cura para la obesidad mórbida de su nieto y apoyo militar para que pudiera recuperar el trono.

La dieta de Sancho I de Leon | España Fascinante
Traslado del Rey a Córdoba

En la capital andalusí, el médico Hasday ibn Shaprut, judío jiennense, sometió a un estricto régimen al monarca leonés y logró rebajar su peso. De este modo el soberano pudo cabalgar como era debido, y el auxilio de tropas cordobesas le permitió recuperar la corona perdida.

HASDAY IBN SHAPRUT “Príncipe de las comunidades sefardíes de al-Andalus” -  De al-Andalus a Sefarad
el médico Hasday ibn Shaprut

La anécdota ilustra el amplio y justificado reconocimiento de que gozaban los médicos de países islámicos en la Edad Media. Ibn Shaprut no era el único facultativo que sobresalía en la corte de Abderramán; en ella destacaba, por ejemplo, la sabiduría del cirujano Abul-Qasim al-Zahrawi, a quien los cristianos conocieron como Abulcasis. La excelente formación de todos estos personajes y los conocimientos que tenían a su disposición, y que compartían con sabios del norte de África o de los confines de Irán, se explica la amplia comunidad científica, empleando un mismo idioma, el árabe, en los inmensos territorios unidos por la fulgurante expansión del Islam.

Abul Qasim al Zahrawi, el andalusí que revolucionó la cirugía - Mundo Islam
Abul-Qasim al-Zahrawi

Antes de que el mensaje de Mahoma se extendiera más allá de la península Arábiga, los árabes ya contaban con una primera cultura médica, llamada «islámica o profética» por ser su protagonista Mahoma, el Profeta. Arcaica y piadosa.

Dice, por ejemplo: «Haced uso de tratamientos médicos, pues Dios no ha creado enfermedad ninguna sin disponer un remedio para ella, con la excepción de una sola enfermedad, la vejez».

Muchos de sus recursos, como el uso de la miel, del aceite de oliva o de la succión con ventosas (hijama), forman parte de prácticas curativas o profilácticas –preventivas– que se remontan a la Arabia antigua y poseen rasgos babilónicos, de modo que sus raíces se extienden hasta el III milenio a.C. Todavía hoy se recurre a ellas en muchos países islámicos.
En un campo paralelo se sitúa la «interpretación de los sueños» (tabir al-anam), a los que el mismo Profeta concedía gran importancia.

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interpretación de los sueños

Ya en el siglo VIII, Ibn Sirin compuso la primera gran obra árabe en esta materia, que tenía como fuente principal la Onirocrítica del autor griego Artemidoro de Éfeso, escrita ocho siglos antes. Sin duda, la extremada atención de los árabes por la vida psicológica nace ahí. Por otra parte, el socorro a la sanación espiritual es más común de lo que se piensa. Son muchas las medicinas paracientíficas y astrológicas: en los tratados de medicina aflora a veces todo un mundo de rituales, repleto de sellos y talismanes. El Islam no lo rechaza en bloque, y la magia «blanca» es lícita dentro de ciertas normas.

Una cura en público
Un médico atiende a una persona herida en la espalda mientras lo contempla una multitud.

Las élites del Islam pronto comprendieron la importancia de adoptar los rasgos más brillantes de la cultura grecorromana, preservada en Egipto y el Oriente Próximo, y quisieron para sí todos los saberes y tecnologías.

Agradecimiento a

Historia National Geographic


Patxi Amescua

Productor de TV

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