Monasterio de Carboeiro

Comarca de Deza, PROVINCIA DE PONTEVEDRA, SILLEDA / Monasterio, Románico

Muchos monasterios en la antigüedad se emplazaban en lugares recónditos y solitarios, envueltos por la espesura de los frondosos bosques. Eran construidos a orillas de ríos, quizás para aprovechar sus recursos tanto naturales como hidráulicos. Solían apostarse en las laderas de estos grandes y a veces escarpados valles, quizás para dificultar los asaltos y saqueos. Es el caso del hermoso Monasterio San Lourenzo de Carboeiro que se localiza a orillas del Río Deza.

Estos lugares eran elegidos por antiguos eremitas y anacoretas para retirarse en la naturaleza. Construían pequeñas ermitas y capillas en estos lugares cercanos a las cuevas o de las viviendas que estos habitaban. Es por ello que muchas veces podrían ser los orígenes de grandes monasterios.

Del monasterio de Carboeiro sabemos que antes de ser monasterio benedictino, existía en el lugar una ermita dedicada a San Lourenzo, la cual pertenecía a un ermitaño cuyo nombre era Egica. Sobre esta, Don Gonzalo y Doña Teresa, Condes del Deza, construyeron en el año 936 la abadía de San Lourenzo de Carboeiro, con el fin de lograr reunir a los monjes y ermitaños de la comarca.

En el año 997 el monasterio de Carboeiro, al igual que muchos otros, fue saqueado por Almanzor. Por suerte, dos años después se volvió a reconstruir gracias al Arzobispo de Santiago, San Pedro de Mezonzo. El monasterio poco a poco fue ganando abades y religiosos y fue adquiriendo gran importancia. Como muchos monasterios gallegos, con los siglos fue perdiendo su importancia y sus funciones hasta que en el siglo XIX, con la desamortización, todo se vino abajo.

El monasterio de Carboeiro es uno de los mejores representantes del románico cisterciense de toda la comunidad gallega. En el olvido estuvo hasta finales del siglo XX cuando se encontraba en estado de ruina total. Menos mal que alguien se dio cuenta y se pudo conservar hasta nuestros días.

Antes de entrar, nos llaman la atención las dos portadas románicas de estilo compostelano, que hay quién dice que están hechas por los discípulos del Maestro Mateo.

En la principal están representados los 24 ancianos del Apocalipsis y la figura del Salvador con los evangelistas. Las otras dos puertas están bastante deterioradas. La planta de la iglesia de Carboeiro es en forma de cruz latina. Constaba de tres naves y cabecera rodeada por girola rematada en tres capillas radiales dedicadas a San Benito, a la derecha a Nuestra Señora de Belén y la otra era usada como sacristía. Tiene tres rosetones en la parte superior, que corresponden a la época de transición al gótico.

Al entrar a la iglesia nos sorprenden sus enormes columnas con sus trabajados capiteles que dividen la nave central de las laterales. Se hace extraño pensar como esta majestuosa y espléndida iglesia no llegó hasta nuestros tiempos. Vemos también las capillas y el altar, así como la girola. Varias piedras talladas con diversos motivos que adornan la iglesia provienen de la antigua capilla visigótica que allí se encontraba.

Gracias a las escaleras de caracol podemos ascender hasta las torres que hoy en día están sin rematar. Las mismas escaleras pero hacia abajo, nos conducen, bajo la oscuridad hasta la cripta, que se haya a un nivel inferior para poder salvar el desnivel del terreno. Veremos aquí una sala del mismo trazado de la cabecera y también grandes columnas.

Ya fuera conviene dar una vuelta alrededor del monasterio. Podremos ver el otro lateral que nos falta del templo y su portada. Veremos las distintas dependencias monacales, así como las caballerizas y el hermoso palomar. Daremos la vuelta y veremos el ábside orientado al río.

El edificio exterior, más moderno que la iglesia románica, es hoy un pequeño centro de información y de interpretación de lo que aquí tenemos. Río abajo, parte una pista empedrada que nos conduce hasta el fantástico puente medieval conocido como Ponte do Demo sobre el río Deza.

Cuando descubro por casualidad una edificación como esta, me dan ganas de contarla. ¿Qué no habrá pasado de historias y leyendas por este monasterio?, desde las primitivas cuevas de los eremitas hasta alcanzar la gloria de estos muros, pasando por abades y frailes (sabiduría y santidad), en algunos casos, claro, que no dejan de ser humanos.

Pero también hay que estar metidos en sus vidas, aguantando los embistes de las guerras del gran caudillo Almanzor, que no dejaba títere con cabeza, no dejaba a los de su propia religión como para dejar a estos, sus enemigos.

En fin, no hay nada como adentrarse en estas tierras y estos bosques como para imaginarnos todo tipo de historias y oler estos muros en silencio para que nuestra imaginación nos cuente lo que imaginamos entre estas columnas .

Había hace mucho tiempo un programa magnífico en TVE, dirigido por Natalia Figueroa y como conductor el gran Antonio Gala, que se titulaba «Si las piedras hablasen»

Si las piedras hablaran de la vida de estos monasterios …

Amigos y familia, es un placer contaros estas aventuras, un saludo

Mi agradecimiento a la página


Patxi Amescua

Productor de TV

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