Osorio Gutiérrez (conde santo)

El conde Osorio Gutiérrez fue un personaje de la España medieval del siglo X perteneciente a la nobleza de Galicia y emparentado con los reyes asturiano-leoneses. Fue el fundador del monasterio de San Salvador de Villanueva (Lorenzana) (Lugo) donde ingresó como monje en los últimos años de su vida.

LOS MILAGROS DEL CONDE SANTO - galiciaunica

Durante ese espacio de tiempo sus contemporáneos le consideraron un hombre santo, atribuyéndole diversos milagros que fueron más numerosos después de su muerte. Casó con Urraca Núñez con la que tuvo tres hijos.

Descendería de un Don Osorio que acompañó al rey Don Pelayo a empezar la restauración de España, año 714 y un Osorio Gutiérrez que se halló en la batalla de Clavijo por lo que fue hecho canónigo de León, año 844.

Como hombre de armas al servicio de los reyes peleó en distintas plazas contra los moros, asistiendo a la batalla de Simancas en que el ejército cristiano venció a Abderramán III. La familia Osorio tenía la mayor parte de sus bienes en la región gallega de Mondoñedo. Al morir su padre y su tío Nuño Osóriz (sin descendencia) Osorio Gutiérrez obtuvo una gran herencia y para tomar posesión de ella se trasladó desde Tierra de Campos a tierras gallegas. Por entonces ya tenía el título de conde de Villanueva de Lourenzá y aparece con esta dignidad en las escrituras de 942. A partir de esta fecha le muestran siempre en los documentos con el calificativo de comes.​

Corona de Conde

​De vuelta a las tierras gallegas dedicó gran parte de su fortuna en la ayuda de varios monasterios de los que era patrono, pero los unió al monasterio de Lorenzana del que fue, si no su fundador, sí su gran mecenas y patrono. Ya viudo y de edad avanzada entró como monje benedictino en este cenobio que gobernaba el abad Munio desde 969 al 1015. Su empeño fue siempre peregrinar a Tierra Santa y así lo hizo, viviendo casi un año como eremita en un lugar cercano al Santo Sepulcro. Al poco tiempo de su regreso, murió.

El padre Mauro de Villarroel (Tordesillas (Valladolid), c. 1580 –Jaca (Huesca), 23.XI.1646. Benedictino, abad general de la Congregación de San Benito de Valladolid y obispo de Jaca), dejó escrita su biografía, una mezcla de verdad histórica con leyendas y tradiciones de transmisión oral. Al hablar de su muerte dice que «al instante sonaron las campanas por sí solas y con un tañido alegre y a la hora de maitines se oyeron voces celestiales que entonaban salmos de júbilo». Tal era la fama de santo que ya en vida tenía este personaje.

Sobre el sepulcro en el que fue enterrado hay otra leyenda que cuenta que lo compró el mismo conde en Tierra Santa, a unos moros que lo estaban labrando en aquel momento. Que llegó a Galicia por mar flotando milagrosamente sobre las olas y apareció en la costa de donde lo recogieron. En realidad se trata de una pieza del siglo XI hecha en mármol de un color raro entre jaspe blanco y cárdeno con vetas azules. No tiene nada escrito, sólo un crismón en el centro del frontal y una cenefa de ondas por todo alrededor.

Se supone que proviene de Oriente, por las características analizadas. Al rallar la piedra despide un olor especial difícil de describir. Está sostenido sobre dos columnas y se encuentra en la capilla de Valdeflores en la iglesia del monasterio.​

A su muerte fue venerado como santo y se hacían peregrinaciones hasta su sepulcro. Con el tiempo se le dedicó un día festivo y una romería que coinciden con el último domingo de agosto. Se le atribuyeron numerosos milagros (resurrección de al menos cuatro muertos y curación de enfermos).

El sepulcro del Conde Santo, Osorio Gutiérrez (siglo X), que se conserva en una capilla de la Iglesia del Monasterio de San Salvador de Lourenzá, es un excepcional sarcófago tardorromano del siglo V decorado con motivos en SSS. Estamos ante la reutilización de una pieza de factura local, o tal vez importada del sur de Francia, donde era más abundante este tipo de motivos funerarios denominados desde la antigüedad strigiles, según se cree, por su parecido con el útil de higiene personal que, a modo de rascador, se empleaba tras el  baño para restregar la piel, arrastrar la suciedad y el sudor, y eliminar el vello corporal.

Plinio en su Historia Natural apuntó que en las piedras de los sarcófagos se representaba el calzado, la vestimenta, el espejo y el estrígil del difunto, y esta costumbre está reflejada en la antigüedad prerromana en las estelas del suroeste peninsular, en las que se grababa el ajuar funerario del difunto con su espejo, y se depositaban objetos de pizarra similares a los estrígiles en el interior de los dólmenes (conocidos como «báculos»).

Existen una leyenda y un ritual en torno al sepulcro de Osorio Gutiérrez. La leyenda refiere su llegada por mar, flotando en las aguas como el sepulcro del apóstol Santiago. Está representada en el escudo de Lourenzá, y hemos podido capturar la imagen en algún cuadro antiguo que se conserva en el museo.


Por su parte, el ritual que se realizaba en el mismo sepulcro no consiste en tocarlo con un dedo, sino en introducir el dedo por el agujero que existe en su parte inferior, con la intención de poder tocar las reliquias del cuerpo santo; entonces se cumplirá un deseo.

En cuanto a los milagros, ningún escrito los concreta pero si hablan de “al menos la resurrección de cuatro muertos y la curación de cientos de enfermos”…

La realidad histórica es que a Gutiérrez Osorio deben los monjes benedictinos la fundación del Monasterio de San Salvador en el siglo X del segundo milenio. Y en torno a este monasterio creció la villa y el condado de Lourenzá.

Al instante sonaron las campanas por sí solas y con un tañido alegre; y a la hora de maitines se oyeron voces celestiales que entonaban salmos de júbilo».

Y así amigos terminamos con otra historia de la Galicia mágica, esta tierra de leyendas, que fascinan al oírlas. Te imaginas escucharlas entre las piedras del monasterio en un día lluvioso y triste. Una autentica maravilla.

Hasta luego,


Patxi Amescua

Productor de TV

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