Qué ver en Illescas (Comunidad de Madrid)

Entre la capital de España y la capital de Castilla-La Mancha hay una villa conocida por la nobleza de sus habitantes: Illescas. También es conocida por los extraordinarios cinco cuadros de El Greco que conserva, realizados exprofeso para el hospital y santuario de Nuestra Señora de la Caridad, quizá lo más importante que ver en Illescas.

Merece la pena conocer la historia de Illescas para entender por completo los rincones que se pueden ver. La prehistoria local está ligada al yacimiento celtíbero de El Cerrón, de los siglos V al II a.de C. Más tarde lo ocuparon los romanos y posteriormente tomaron el relevo los visigodos. Estos, entre los siglos V y VIII, establecieron su capital en la cercana Toledo.

En el año 636, el obispo de Toledo, San Ildefonso, fundó un monasterio de la orden de San Benito.

Aunque su padre nunca fue muy partidario de que se dedicara a la vida eclesiástica, el joven decidió ingresar en el convento de la Agalia, muy cercano a Toledo, donde años más tarde llegó a convertirse en abad.

Allí se depositó una imagen de la imagen de la Virgen de la Caridad que, según la tradición, había sido tallada por el evangelista San Lucas. Fuentes populares indican que llegó a Toledo de la mano del propio apóstol San Pedro.

El rey Alfonso VI tomó al asalto, en 1085, un alcázar a los árabes. Tras ello, ordenó su reconstrucción y encomendó su defensa al arzobispo de Toledo, Pedro de Bourges.

Pedro de Osma o Pedro de Bourges ( Bourges, Francia, ca. 1040 – Palencia, 2 de agosto de 1109 ) fue un monje cluniacense, obispo de Osma y fundador de la ciudad de El Burgo de Osma. ​ Es venerado como santo por la Iglesia católica. como obispo, con la catedral de El Burgo de Osma en la mano.

Al morir éste, Illescas volvió al poder de la corona. En 1154 Alfonso VII, le concedió una carta puebla para atraer residentes. Pocos años después, el dominio retornó al alto clero toledano.

Hacia finales del siglo XIII, el rey Sancho el Bravo de Castilla

pasó buena parte de su tiempo en Toledo, tiempo durante el que se relacionó con un grupo de caballeros de Illescas. Bajo la advocación de la Virgen de la Caridad, le prestaron numerosos servicios armados. 

A partir de entonces se les comenzó a conocer como “los Infanzones de Illescas”.

En 1394, al declarar una epidemia de peste en Madrid, el rey Enrique III decidió pasar una temporada en Illescas. Desde niño el rey Juan II de Castilla se aficionó a pasar temporadas en el pueblo manchego, a donde acudía desde el Alcázar de Madrid. Allí envió, en 1422, a su joven esposa, la reina María de Aragón. Poco más tarde, el 5 de octubre, tuvo a su hija primogénita, Catalina de Castilla. Al lugar acudió rápidamente el obispo de Zamora, Diego Gómez de Fuensalida, para bautizar a la heredera del reino. Sin embargo, la niña moriría dos años después.

Las revueltas comuneras

En 1520 se produjo la toma del alcázar toledano por parte de los rebeldes comuneros, ataque al que se sumó la población illescana. Lideró la contienda el caballero Francisco de Guzmán, que se convertiría en el capitán del ejército comunero en las distintas batallas. Incluso consiguió retirarse tras la derrota de Villalar, donde organizó la resistencia de María de Padilla hasta el final. Durante 1521, la Corona se incautó de todas las propiedades del Capitán Guzmán, se demolió su casa y sus terrenos fueron sembrados de sal. Los illescanos colocarían tiempo después una lápida en su memoria. En 1575, la población consiguió volver a depender directamente de la corona de España, poniéndose fin a los periódicos pleitos que la villa venía teniendo desde el siglo XII con el arzobispo de Toledo.

Antonio de Acuña, el arzobispo comunero, enterrado en la catedral de Toledo y que según la leyenda todos los Sábados Santos cuando la catedral se queda sola y con una oscuridad absoluta. sale su espíritu de la tumba y con sus mas fieles guerreros recorre el edificio.

Antes, a comienzos del siglo XVI, el convento erigido por San Ildefonso se encontraba arruinado. El Cardenal Cisneros solicitó construir un convento de monjas franciscanas, que terminaría siendo el hospital de Nuestra Señora de la Caridad.

También una pequeña capilla donde se depositó la imagen de la Virgen. Se trataba de un hospital de beneficencia donde se prestaba ayuda, una ayuda que se extendía incluso a los encarcelados en el juzgado de la villa. Según cuenta el escribano público de la villa de Illescas, en 1576 era el hospital más frecuentado de toda España. Más adelante, en 1600, se inauguró el santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Para su decoración se contrató a El Greco y su hijo.

El rey Carlos III aprobó los estatutos de la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Caridad en 1764. Con ello se reconocía a los Infanzones de Illescas. El ferrocarril llegó a la localidad más de un siglo después, hacia 1876, lo que supuso el inicio de la recuperación económica. Finalmente, ya en 1925, se restauran los Infanzones de Illescas, bajo el patronazgo del rey Alfonso XIII. En la actualidad la población es un núcleo esencialmente industrial.

Iglesia de Santa María y fuente de los Leones.

Gracias a su dilatada historia, hay bastante patrimonio que ver en Illescas. Uno de sus monumentos más antiguos es la antigua muralla, construida cuando el rey Alfonso VI reconquistó la población en el siglo XI. De ella se conserva la puerta de Ugena, de estilo mudéjar. Con un arco de medio punto en mampostería y ladrillo, era una de las cinco entradas originales a la villa, actualmente en la calle Greco. El casco antiguo conserva la disposición medieval con calles estrechas e irregulares. En el viejo camino de Toledo a Madrid, hoy la calle Real, se encontraban las posadas, para alojar a los viajeros. También las casas de las familias hidalgas entre las que destaca una casa-palacio del siglo XVIII. Sus escudos son un buen atractivo que ver en Illescas.

En la plaza de los Infanzones, conocida popularmente como plaza de las Cadenas, se encuentra el hospital y santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Las dos partes del complejo se comunican por un patio castellano. Este monumento histórico, declarado Bien de Interés Cultural, es el principal hito que ver en Illescas. El hospital actual conserva la estructura irregular y la fachada original. Constaba de dos plantas, la baja destinada a dependencias hospitalarias y de hospedaje Y la primera la ocupada por las estancias del administrador y del capellán.

El santuario de estilo renacentista se comenzó a construir en 1588. Se hizo bajo las trazas de Nicolás Vergara el Joven, máximo representante de la arquitectura toledana del siglo XVI. La inauguración tuvo lugar en el año 1600, con gran alegría por parte de la población. En el exterior se utilizó el típico aparejo toledano, muros de mampostería y ladrillo flanqueados por pilastras de piedra caliza. El interior consta de planta de cruz latina con tres partes bien diferenciadas: una nave cubierta con bóveda de cañón, el crucero coronado por cúpula de media naranja y el presbiterio. A esta última estancia se accede a través de una escalinata, terminado en bóveda de cañón decorado con pinturas murales de motivos vegetales, animales y figurativos.

La joya del santuario es el retablo encargado al pintor de origen cretense Doménikos Theotokópoulos, El Greco. Los cinco lienzos que componen el retablo son los siguientes: La Caridad, San IldefonsoLa Coronación de la VirgenLa Natividad y La Anunciación.

En la primitiva capilla, mandada construir por el Cardenal Cisneros, se guardaba la imagen de la Virgen de la Caridad, de la que cuentan numerosos milagros. Entre ellos el de Francisca de la Cruz, una joven tullida que sólo podía andar a gatas y que llegó al lugar santo montada “de bruces”en un burro, allá por el año 1562. Delante de ella, rogó a la Virgen que la curara o se la llevase de este mundo. Después de un desmayo, Francisca se incorporó y salió andando proclamando a voces el milagro.

El fervor por la Virgen de la Caridad, patrona de Illescas, provocó que se realizaran réplicas de la imagen que fueron llevadas a distintos puntos de España, incluso a México y Cuba.

La Virgen actual es una talla del siglo XIX. Otros tesoros que guarda el santuario son la verja que separa la nave del crucero, la carroza procesional de la Virgen o el magnífico órgano del siglo XVII, en el coro a los pies de la iglesia.

Un viejo olmo preside la plaza de los Infanzones, otro de los rincones que ver en Illescas. Según la tradición, en el olmo, que al parecer cuenta con cinco siglos de existencia, estuvo atado el burro que transportaba a la tullida Francisca de la Cruz. Gracias a ello también se conoce al árbol como el “Olmo de la Virgen”. En la plaza de Colón, por su parte, se encuentra una fuente con cuatro caños de piedra. Posiblemente del siglo XVIII, tiene una estela fechada en 1884. En la plaza del Mercado se conserva una cruz y en el solar antiguamente ocupado por una cárcel el nuevo edificio del ayuntamiento. Se reedificó en el siglo XIX, pero mantiene la fachada neomudéjar.

Entre el resto de monumentos religiosos que ver en Illescas se encuentra el convento de la Concepción Madre de Dios fue también patrocinado por el Cardenal Cisneros. Sor Inés de la Concepción, prima del Cardenal, sería su primera abadesa. Entre la plaza de los Hermanos Fernández Criado y la plaza Mayor se halla la iglesia de la Asunción de Santa María, que se comenzó a construir en el siglo XIII. Conserva una torre mudéjar de seis cuerpos de altura.

Hospital de La Caridad

Como habréis visto es un viaje agradable e interesante de hacer. A pocos kilómetros de Madrid.

Espero que os animéis y así comprobar la intensa historia a través de los sigllos.

Un saludo,


Patxi Amescua

Productor de TV

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