SANTA MARÍA DE LEBEÑA Y EL MIRADOR DE SANTA CATALINA

Dos joyas escondidas cántabras en un desfiladero de cuento

Virgen de la buena leche

Hola amigos, estoy otra vez por aquí para contaros un viaje que hicimos María y yo a Cantabria. Hace mucho que estuve por estos lugares escondidos en un lugar lleno de magia y de historia y creía muy oportuno que visitásemos estas montañas de Liébana y conocer más a fondo los misterios de estos bosques.

Una mañana pusimos rumbo a esas montañas cántabras y según íbamos llegando ya veía como su cara cambiaba y se ponía más animada solo imaginando lo que podía encontrarse.

Antes, en casa, localizé una casa rural por la zona y me encontré con una que a simple vista merecía la pena, parecía cómoda y ordenada y estaba ubicada en un lugar estupendo. Se llama La Casa de las Arcas.

Me dirigí a la provincia de Palencia y así, bordeamos el pantano de Riaño para coger el camino de Potes, porque esta casa estaba a 24 kilómetros de esta ciudad. Buena carretera pero con muchas curvas como acontece a una carretera de montaña. Llegamos a la localidad de Vada en Vega de Liébana ya de noche y estábamos un poco perdidos. Pasamos un puente sobre el río y oí como detrás de mí pitaba un coche, bajé la ventanilla y pude ver que era una señora que se identificó como la dueña de la casa y que, amablemente, me indicó que la siguiera. Atravesamos el pueblo, y subiendo una cuesta bastante empinada, fuimos a parar al aparcamiento de la casa rural. Por lo que vimos por fuera nos gustó, pero claro lo vimos todo a oscuras porque era noche cerrada y no lo pudimos apreciar hasta el día siguiente.

Bajamos las maletas del coche y fuimos a la recepción. Nos gustó mucho. La encontramos muy acogedora y la señora muy simpática y con ganas de agradar. Pregunté por un lugar donde poder cenar algo y nos indicó un sitio a pocos kilómetros de allí. Después de la cena, María y yo coincidimos en que, antes de ir a Santo Toribio, pasaríamos a ver Santa María de Lebeña y el Mirador de Santa Catalina.

A la maña siguiente nos atendió el marido, que se llama Goyo Alonso y es alcalde de esa pedanía compuesta por varias aldeas o pueblos pequeños. Hombre amable que nos dio un desayuno fabuloso, zumo, mantequilla y mermelada de la zona, buenas rebanadas de pan de pueblo, en fin una maravilla. Y le dijo a María que si quería degustar alguna fruta de los árboles que estaban pegados a la casa, María le dijo que sí. Y él respondió: mejor que os la comáis que luego viene el oso y se la come todas.

Nos quedamos un poco asombrados, pero no nos pareció nada raro debido al emplazamiento de la casa que estaba en medios de los Picos de Europa.

Más tarde vino la mujer que es la que nos ayudó a encontrar la casa la noche anterior y la que nos recomendó el lugar para cenar. Muy simpática y cariñosa, es la profesora de la escuela se llama Maribel, el matrimonio tiene dos hija estupendas.

Como en la conversación salió a la luz mi profesión de productor de televisión, me contó que en esta casa se grabó el programa llamado En tu casa o en la mía (con Bertín Osborne) en el que participó Miguel Ángel Revilla, dado que el alcalde es buen amigo del Presidente de Cantabria.

Una vez de haber degustado tan deliciosos manjares y habiendo hecho María alguna que otra foto del lugar, pues estaba encantada después de haber dormido espléndidamente en una habitación bastante acogedora y abriendo la ventana de la habitación que tiene un pequeño balcón y llenarte los ojos y el espíritu de tanta belleza. Nos dispusimos a ir a Potes.

Anduvimos conociendo la bonita localidad, metiéndonos por sus calles y fisgando sus atractivas tiendas llenas de productos de la tierra (orujos, mieles, sobaos, quesadas, bastones para caminar por el campo, todo tipo de ropa, cencerros, etc.) en fin cosas muy curiosas, la gente muy cariñosa y amable.

Una vez terminado nuestro paseo por el magnífico pueblo, nos fuimos a visitar una iglesia de larga historia que estaba relativamente cerca de allí.

Con este objetivo  nos metimos en la carretera que va dirección Santander. Es una carretera, en ese momento en obras con el fin de hacerla más segura debido a los desprendimientos de las piedras, que discurre a través de un desfiladero. De hecho, antes de llegar al mencionado templo, pudimos observar a los trabajadores especializados haciendo escalada para sujetar las defensas en las rocas, algo realmente espectacular.

Aparcamos el coche y nos encaminamos a Santa María de Lebeña, que parece escondida en un rincón para pasar lo más desapercibida posible a fieles e infieles.

El mejor ejemplo de arquitectura mozárabe de Cantabria y quizá de España, hospeda en su interior a la conocida popularmente como la Virgen de la Buena Leche al mostrar a María amamantando a Jesús. «Es una talla del siglo XV, de estilo gótico. El niño tiene en la mano una paloma y viene gente a pedirle embarazos y debajo del retablo se echan monedas para pedir novios también».

Dicen que es la más antigua de Cantabria, y que fue consagrada hace mil años: «Entre el 923 y el 930, según las escrituras que hay en Santo Toribio, el conde de Liébana, don Alfonso, mandó levantarla. Querían trasladar a Lebeña el cuerpo de Santo Toribio con sus reliquias, para atraer más fieles. Cuentan que cuando el conde y sus hombres fueron a abrir la cripta o el lugar donde estaban los restos del Santo enterrado, se quedaron ciegos». De ahí algunas leyendas.

Los condes de Liébana, don Alfonso y doña Justa, no debieron ser pareja mal avenida. En el exterior aún permanece sano y salvo el conocido como Olivo de doña Justa, según la leyenda, plantado en honor de la condesa, que era de origen andaluz. El tejo enorme de la entrada representaba a don Alfonso, pero el árbol murió hace diez años. El lunes 20 de marzo de 2017 un hijo del tejo de don Alfonso, salvado in extremis, ha ocupado su lugar, en un ritual con el que se van llenando los días de fechas señaladas. Convertida ya en un cofre que encierra no sólo la magnífica talla de la virgen silente, sino otros misterios como las tumbas -no está la de los condes allí dentro-, las cubiertas a diferentes alturas o los símbolos solares que aparecieron en los años 70, cuando se removió el retablo. Caballeros medievales, poderes o milagros -unos callados y otros aireados- todo puede ocurrir en Lebeña.

Un milagro para los creyentes fue la historia del robo de la Virgen de la Buena Leche. Una mañana de noviembre de 1993 el cura don Ramón Muelas llegó a su parroquia, Santa María, y encontró la puerta forzada. Sus temores se confirmaron al abrir y encontrar la hornacina de la Virgen vacía. La consternación mezclada con el desamparo, como si algo malo fuera a suceder en el Valle de Liébana, se extendió por todos los pueblos. En los primeros tiempos se mantuvieron las esperanzas en la llamada Operación don Pelayo, montada por la Guardia Civil para recuperar la talla. Pero los años pasaban y la Virgen no volvía. Resignados, un cura de la zona nos hizo una reproducción, en un intento de calmar algo el dolor que sentía la población. «Un día de primeros de abril del 2001 la talla fue recuperada en Alicante», con tanto fervor que no hace falta preguntarle si fue un milagro o no. Cada año, a primeros de mayo, se celebra la recuperación de la Virgen.

La iglesia de la Virgen tiene una orientación a mediodía que permite admirar su luz desde todos los ángulos, frente a la sombra norte que enfría Santo Toribio. Su arquitectura muestra los juegos del sol en su interior. Además es un lugar con una acústica magnífica. Los instrumentos de cuerda suenan aquí dentro maravillosamente.

El murmullo del río y la paz del lugar hacen imposible imaginar que aquí, en un tiempo lejano, hubiera tantas tensiones, misterios y guerras.

Apenas treinta minutos separan esta iglesia del Mirador de Santa Catalina, ambos en el desfiladero de La Hermida, lugar clave del Camino Lebaniego.

El mirador de Santa Catalina, conocido como La Bolera de los Moros. Ambas paradas son inolvidables aunque la niebla no nos dejó disfrutar lo suficiente de las increíbles vistas.

Por lo alto, el mirador de Santa Catalina para unos, para otros La Bolera de los Moros, donde la leyenda dice que los árabes jugaron a los bolos con pelotas de oro.

Mirador de Santa Catalina o La Bolera de los Moros

A María la tiembla todo el cuerpo cuando pone el pie sobre el balcón de Santa Catalina. Y sin embargo, una vez que ha plantado los pies sobre la balconada del mirador, comprende por qué escogieron este lugar los árabes. La Bolera de los Moros, el otro nombre que dan en Peñarrubia al mirador de Santa Catalina. Porque son los restos de ese castillo-fortaleza, hubo una bolera en la que los moros jugaban con pelotas de oro, forma parte de la leyenda para los cristianos.

Comentan los lebaniegos que no hay sitio mejor para ver la grandeza del desfiladero de La Hermida que este. Levantado hace 18 años. Pisando su barandilla sobre el abismo, se empatiza con la presencia de quien depositó la piedra barnizada, cubierta con unas palabras sobre el tiempo que alguien dedicó allí a leer y escribir. El lugar es impresionante. Es imposible hacer el Camino Lebaniego o atravesar el desfiladero y no desviarse para sentir tal belleza. Dicen que es un sitio a visitar en días despejados. Va en gustos, es una experiencia observar las nubes que puedes tocar con la mano y como se quedan enganchadas en los picos, mientras la carretera del desfiladero es una raya blanca continua en el centro.

Si además las nubes se han cernido sobre el lugar cuando llegas de un sol espléndido en Santa María de Lebeña, el espectáculo es impresionante. Un cambio tal en menos de media hora es increíble. La magia del Cantábrico y sus Picos de Europa.

La subida, no es complicada, aunque la niebla esté a punto de tragarte.

Ya de bajada y antes de buscar un lugar para comer, paramos en el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa, en la localidad de Tama.

Un edificio moderno pero construido a base de materiales nobles como la piedra y la madera, por los arquitectos Conrado Capilla y Jose V. Vallejo.  

Las diferentes salas expositivas constituyen un recorrido a través de las características del paisaje del Parque Nacional, su geomorfología, fauna y vegetación, sus redes fluviales, sus usos cotidianos a través de la relación entre el hombre y la naturaleza.

El visitante podrá conocer con la reproducción de un templo románico, las diferentes manifestaciones artísticas, una escenografía dedicada al Beato de Liébana, representaciones del interior de una vivienda, un cobertizo con la presentación de utensilios domésticos, una tienda virtual, etc. acercando al viajero a la evolución de la vida cotidiana en este singular paisaje.

Nos empapapamos a fondo con todo lo exhibido de forma tan amena, y charlamos con la persona que estaba a cargo de la recepción, hombre amable que aumento nuestros conocimientos de la zona, la historia y la montaña.

Después de haber comido cerca de Potes nos encaminamos a nuestra casa rural para descansar y volver por la tarde a dar un buen paseo por la zona.

Nos acercamos para intentar ver Fuente Dé, pero el trabajador que estaba en la cabina nos dijo que no merecía la pena subir a esas horas, pues ya era tarde, que intentásemos venir un día por la mañana, que subiéramos en la cabina y bajáramos andando que era un espectáculo tremendo. Así que nos consolamos en dar una pequeña vuelta por los alrededores. Por cierto el Parador Nacional está en un lugar impresionante.

Abajo el Parador Nacional

Así que como teníamos tiempo y aprovechando la luz del día nos volvimos a Potes, a seguir paseando por sus calles, acercarnos al río donde los niños se mojaban los pies y los patos se refrescaban.

La población de Potes, capital del pequeño municipio, está ubicada en el centro de la comarca de Liébana, donde se unen los ríos Deva y Quiviesa. Rodeada de un espectacular paisaje y situada en la confluencia de los cuatro valles de la Comarca, la villa nos descubre a cada paso su rica historia.

Aparece mencionada documentalmente desde mediados del siglo IX y desde los años finales del medievo estuvo vinculada a la Casa del Marqués de Santillana, primero, y a la del Infantado, después.

Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombre) y de las torres. De manera especial destacan la del Infantado (hoy sede de exposiciones) y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV.

El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto; sus callejuelas y caserones (la mayoría con blasones) ayudan al visitante a imaginar tiempos pasados repletos de historia.

Las carnes son también de primera calidad en Potes, ya que nos encontramos en una zona eminentemente ganadera. Gozan asimismo de merecida fama los platos de caza mayor (jabalí y corzo) y los pescados de río como las truchas y los salmones del Deva. Los quesos artesanos son otro de los bocados más exquisitos de la zona junto con los postres caseros, como los frisuelos, el arroz con leche, los canónigos y los típicos sequillos de Potes.


Los famosos licores de elaboración artesanal, el orujo (cuya fiesta se celebra segundo fin de semana de noviembre) y el tostadillo. En torno al orujo se ha llegado a consolidar una fiesta muy popular, que se celebra anualmente en el mes de octubre con el fin de promocionar un producto que se fabrica en alquitaras con la cosecha de las numerosas viñas de la zona. Este popular licor es el complemento ideal para otra de las bebidas propias de la comarca lebaniega, el té del puerto.


Nos encontramos en tierra de ganado y por tanto de ferias ganaderas. Seis son las citas fundamentales a lo largo del año para la compra y venta de animales: 11 de enero, 1 de marzo, 1 de mayo, 29 de junio (San Pedro), 16 de septiembre y 2 de noviembre (Los Santos). Ésta última destaca por ser una de las más importantes y concurridas de toda Cantabria.


Potes y su comarca ofrecen todo tipo de alternativas de ocio, tanto culturales como deportivas y naturales. Brinda al visitante todo tipo de facilidades para la práctica de actividades como el senderismo, bicicleta de montañaturismo ecuestreescaladaesquí de travesíaparapentecazapesca,…, y otras muchas que serían demasiado extenso enumerar.

De regreso a nuestra encantadora casa rural de descansar y a preparar la excursión del día siguiente que os la contaré en el próximo bloc.

Un saludo amigos,


Para documentarme he utlizado fuentes tales como la web de turismo de Cantabria y guías de viaje como la Guía Repsol

Por su iformación tan detallada de los lugares donde estuvimos.



Patxi Amescua

Productor de TV

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