Viaje al Maestrazgo, Teruel y Albarracin

Tenía ganas hace tiempo de darme una vuelta por el Maestrazgo y así aprovechar y enseñárselo a María , que además de ser arquitecta y ser una persona inquieta culturalmente disfruta conociendo lugares nuevos y con mucha historia.

Salimos por la mañana e hicimos alto en el camino, en el pueblo de las murallas, Molina de Aragón. Después de comer nos pusimos de viaje.

El camino es largo y duro de paisaje. María estaba impresionada pues carece de árboles, todo son campos de labor y en cierta parte da un poco de pena no ver nada de arbolado. Pero así tendrá que ser. Ya llegando a la comarca de El Maestrazgo empezaba a cambiar la vegetación.

Os voy a contar, aunque seguro que ya lo sabéis. El Maestrazgo es una comarca que abarca territorios de Teruel y Castellón, dos Comunidades diferentes.

Las personas son duras, recias, fuertes, pero amables y cariñosos. La primera impresión que te dan es de antipáticos, pero todo lo contrario una vez que hablas con ellos son gente extraordinaria, lo que pasa es que su semblante es serio.

Llegamos a una casa rural que previamente habíamos contratado CASA SARA, la regenta Raquel Mallén, hija de Sara que es la dueña y madre de Raquel. Su marido la ayuda en las labores de la casa.

Dejamos las maletas y nos dispusimos a buscar un lugar donde sentarnos tranquilamente y degustar una cena. Dimos vuelta y vueltas por la localidad y no encontramos lugar donde cenar, al final preguntamos en un hotel y nos recomendaron acercarnos a un pueblo cercano que se llama la Iglesuela del Cid, donde tuvimos suerte nada mas entrar en el pueblo y en la parte derecha en un mesón muy bien apañado nos hicieron hueco y cenamos, por cierto estupendamente.

El alojamiento muy limpio y el desayuno espectacular. Empezó Raquel a sacarnos a María y a mi, manjares de lo que nosotros o yo especialmente no estoy acostumbrado. Mermeladas de varios frutos, todo elaborado por ella, bollos, infusiones, zumos, nueces de su nogal, etc. Y no quiero decir de unas rebanadas de pan especial del pueblo, vamos que fue un auténtico banquete.

Pagamos a Raquel el alojamiento y cuando nos íbamos a marchar a parece con un tarro de miel también elaborado por ella, que maravilla.

Gente encantadora.

Dimos un paseo por el pueblo, vimos lo que queda del castillo templario, la iglesia, la plaza del Ayuntamiento, las callejuelas y bajando la calle y ya para coger el coche y seguir nuestro camino, no pude mas que parar en una tienda que desprendía un olor maravilloso, entré y que me encontré, unos manjares que parecían que tenían ojos y me miraban y me decían, pruébame y llévame a tu casa. Quesos, longanizas, aceites, chorizo de jabalí, patés, cecinas, en fin que tuve que comprar algo, sobre todo para callar las voces de mi conciencia que me decía, pobres llévalos a casa, jajaja.

  Ya de camino, por fin, pusimos dirección a un pueblo que hace años hice parada con motivo de la Vuelta Ciclista a España.

Grato recuerdo esa etapa pues conocí a un compañero de Radio Nacional de España, Chema Puente, gran profesional y excelente persona.

Bueno me estoy desviando del camino y os voy a decir donde nos dirigimos. A Morella, pero paramos a comer algo por el camino y paramos en Mirambel. Pueblo pequeño pero de casas de piedra, muy limpio y con bonitas vistas, rodeado de murallas, parece haberse quedado anclado en la Edad Media. María se quedo rezagada haciendo fotos a los árboles en flor, curioso nieve al borde de la carretera, tiempo soleado y árboles en flor. Desde luego el campo estaba preciso.

Entramos para probar en un local regentado por dos chicos, reformado con madera, pocas mesas y en alto, siete me pareció contar, pero con buena comida, no muchos platos pero los que había apetitosos Casa Masas, se llama. Estos chicos durante la semana se dedican a sus viñedos y tienen unos vinos curiosos, claro compré una botella para degustarla en casa con amigos. Comimos y nos pusimos en camino en dirección a Morella. Cuando llegamos aparcamos donde pudimos y nos dejaron, pues es un pueblo con limitaciones en sus calles. Rodeado de murallas y con un castillo inexpugnable. En 1.131 el rey Alfonso I entrego a la OrdenTemplaria un tercio de Aragón a cambio de su protección.

No solo Morella, sino también Mirambel, Cantavieja o La Iglesuela del Cid.

Iglesia de Santa María la Mayor , el Castillo y demás monumentos que no pudimos ver, pues por estar cerrados, culpa de no habernos enterado del horario, en fin, otra vez será.

No sé si lo sabéis, pero os lo voy a contar. El Maestrazgo turolense fue uno de los escenarios mas importante de las conocidas Guerras Carlistas, que asolaron nuestro país a lo largo del Siglo XIX. Un conflicto fratricida que asoló nuestro territorio y quedó marcado a fuego en el recuerdo de las gentes y de poblaciones como Cantavieja, que se convirtió en una de las capitales de la insurgencia carlista.

Ramón Cabrera fue un antiguo seminarista catalán que destacó muy pronto en las filas carlistas hasta llegar a convertirse en jefe del ejército del Maestrazgo en 1.835. Al llegar al poder eligió Cantavieja como su centro de operaciones, privilegiado enclave en lo alto de un cerro en pleno corazón del Maestrazgo, organizó sus dominios y los extendió hasta las puertas de Teruel y Castellón.

Cantavieja se convirtió durante estos años en almacén de víveres y municiones, una maestranza de artillería y fundición, talleres de fabricación de pólvora y balas…Incluso una imprenta de la que salía el Boletín del Real Ejército del Reino de Aragón.

En 1.839 el famoso “Abrazo de Vergara” entre los generales Espartero y Maroto puso fin a la primera carlista, sin embargo, Cabrera continuó la lucha un año mas, hasta que el empuje de los generales Espartero y O’Donnell le hicieron huir a Francia, cuando ya se había convertido en toda una leyenda.

En el sitio de Cantavieja de 1.875 recibió el impacto de 3.000 proyectiles.

Una localidad parada en el tiempo, un hermoso pueblo situado en un entorno natural privilegiado, donde el visitante puede volar su imaginación a los tiempos de las partidas carlistas.

Una vez visitada la localidad de Morella (lo que pudimos), pusimos rumbo a la ciudad de Los Amantes.

Teruel Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Llegamos tarde, bueno tarde relativamente, serian como las 9 y media de la noche. Rápidamente nos acercamos al hotel MUDAYYAN, que es nombre de los musulmanes españoles que permanecieron viviendo en territorio conquistado por los cristianos y bajo su control político durante el proceso llamado Reconquista, dejé las maletas, mientras que María estaba al volante y nos llevamos el coche a un aparcamiento cerca que ya nos habían indicado en la recepción.

Cenamos algo en un sitio cercano y nos acostamos, porque estábamos cansados del viaje y del turismo realizado durante el día.

A la mañana siguiente bajamos a  desayunar, nos atendieron fenomenal, la directora del hotel una señora encantadora, hay que decir que veníamos recomendados por una amiga suya, pero bueno el desayuno fue genial y la señora nos dio unos dulces típicos de Teruel  que se llaman “Suspiros de amante”. Y nos dijo que antes de marcharnos quería enseñarnos los sótanos del hotel.

Albarracin

Albarracín es un pueblo ubicado en las colinas de la zona centro-oriental de España, sobre una curva del río Guadalaviar. Las altas murallas de Albarracín, que se remontan a la Edad Media, dominan la ladera adyacente. En su punto más alto está la Torre del Andador, del siglo X. En el casco antiguo, las ruinas de un alcázar (un castillo de origen árabe) se alzan sobre un acantilado. La catedral del Salvador, que data del siglo XVI, incluye un campanario que se construyó sobre los restos de un templo de arquitectura románica.

En la edad de hierro estuvo habitada por la tribu Celta de los Lobetanos. Se han encontrado importantes pinturas rupestres.

Durante el período andalusí, concretamente el siglo xi, el clan bereber de los Banu Razin alcanzó el poder convirtiéndose en la dinastía soberana de la taifa de Albarracín. De este linaje procede el propio nombre de la población (al-Banu Razin: (la ciudad) de los hijos de Razín). De esta magnífica etapa se conservan dos importantes testimonios: la torre del Andador –situada en lo alto del recinto exterior– y el castillo de Albarracín, que albergó la antigua alcazaba de los Banu Razin.

La taifa pasó posteriormente, por cesión y no por conquista, a la familia cristiana de linaje navarro de los Azagra, que mantuvieron de facto la independencia de Castilla y de Aragón desde 1170, llegando a crear un obispado propio. También el poderoso linaje de Lara ejerció su soberanía sobre Albarracín. Tras el fracaso de conquista por parte de Jaime I en 1220, es Pedro III de Aragón quien la conquistó en 1285 tras sitiarla, pasando definitivamente a la Corona de Aragón en 1300. Esta serie de hechos políticos tuvieron como base la importancia de la fortaleza y del sistema defensivo de Albarracín.

Es una antigua sede episcopal denominada, primero Arcabricense y después Segobricense hasta que, tras la desmembración de las iglesias de Segorbe (Castellón) de las iglesias de Albarracín, paso a denominarse Albarracinense, tras la Bula Papal de Juan Pablo II, mantiene su independencia pero pasa a ser regida por el Obispo de Teruel que es también Obispo de Albarracín.

El 21 de junio de 1257 el rey Jaime I concedió en Teruel a la Comunidad de Santa María de Albarracín o Comunidad de aldeas de Albarracín el privilegio sobre competencia de jurisdicción de sexmeros, asistentes y jurados de dicha Ciudad.

La localidad es Monumento Nacional desde el año 1961 y posee la medalla de Oro al Mérito de la bellas artes. Se encuentra propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.


Patxi Amescua

Productor de TV

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