VILLA DE MADERUELO De los pueblos más bonitos de Segovia y España

Hola amigos, tengo un cierto cariño a un programa de TVE que se emite los Sábados por la mañana en la 2, se llama AGROSFERA. Es un programa interesante y en uno de sus apartados hablan de pueblos con encanto, de su comida, de sus alojamientos y sobre todo de su historia. Y uno de ellos, que me llamó la atención fue MADERUELO.

Escudo de Maderuelo

Es una excursión que tengo pendiente y que he estado averiguando para así tener una idea de dónde voy a ir, y quiero compartir con vosotros esta información, por si lo veis atractivo y os animáis a conocerlo.

Empecemos:

Maderuelo es una villa de origen medieval, ubicada junto al río Riaza, en la provincia de Segovia (España). Rodeada de murallas, cuenta con varias puertas de acceso, dos iglesias, la torre y restos de su castillo, puente medieval y la ermita de la Vera Cruz, también monumento de interés cultural. Allí mismo el embalse de Linares y las hoces del Riaza de impactante belleza.

Maderuelo (Castro Maderolum) fue reconquistada a los moriscos en el siglo X por el conde Fernán González. En el siglo XII se convirtió en cabeza de la Comunidad de Villa y Tierras de Maderuelo, contando con diez parroquias incluidas en la diócesis de Osma. Por su importancia militar, tenía bajo su jurisdicción una veintena de aldeas y lugares menores.

Su mayor tesoro actual es la ermita románica de la Vera Cruz, de principios del siglo XII y posiblemente de origen templario. También de la época de la Reconquista es la talla de la Virgen de Castroboda, patrona de la villa.

Lo más impresionante de la ermita fueron las pinturas murales que la decoraban al parecer realizadas por el mismo maestro y alumnos que pintaron la iglesia de Santa María de Taüll (Lérida) en el año 1123. 
En 1947 estas pinturas fueron trasportadas a lienzo y tres años después instaladas en el Museo del Prado de Madrid, donde se pueden admirar en la actualidad. A Santa María de Taull le sucedió lo mismo, en este caso llevadas al Museo de Barcelona.

 A pesar de todos los privilegios y concesiones otorgadas a la villa de Maderuelo, a finales del siglo XIII y especialmente en el XIV fue perdiendo población que marchó a repoblar el sur peninsular. La villa se cita como Señorío de Maderuelo el 7 de Noviembre de 1384 cuando el rey Juan I de Castilla la cede a Beraudon de Faudoas, embajador del rey francés Luis de Anjou en la Corte de Castilla.

Cinco años después, en 1389, la villa y todas sus tierras son adquiridas por la reina Doña Leonor de Navarra. Finalmente en 1423 Juan II concede este señorío a Don Álvaro de Luna, entrando a formar parte del Condado de San Esteban de Gormaz. A Álvaro de Luna le sucedió su hijo Juan de Luna que solo tuvo hijas, heredando el Señorío de Maderuelo su hija Juana de Luna, casada con Diego López Pacheco, II Marqués de Villena. Maderuelo se mantuvo en esta casa y linaje hasta 1811 cuando fueron abolidos todos los Señoríos del Reino. Por su situación peculiar, la villa se mantuvo anclada en la Edad Media hasta mediados del siglo XX cuando el Embalse de Linares la dejó prácticamente despoblada al inundar buena parte de sus tierras. 

Son de gran atractivo, la celebración de Fiestas Medievales, que se llevan a cabo el último fin de semana de Agosto de cada año. En ellas todos los vecinos y foráneos que quieren unirse a la fiesta se visten con ropas medievales celebran bailes y comidas que hacen las delicias de todos los presentes. Un mercadillo y un simulacro de ataque y defensa, con catapulta incluida, hace retroceder a todos al medievo.

Rememorar la historia y guardar las costumbres es indispensable para no olvidar las raíces de tal noble villa y de alguna manera enseñarnos la manera de vivir de aquellos tiempos.

Muchos afirman que la ermita, consagrada a la Cruz, perteneció a la orden del Temple, orden religiosa de monjes-soldados que se encargaban de la custodia de los Santos Lugares y protección de los peregrinos. 

El hecho de estar advocada a la Cruz no es una prueba definitiva ya que numerosos templos también fueron consagrados a la cruz entre los siglos VI y VIII.

Pero es muy posible ya que en el pueblo lindante de Castillejo de Robledo existió una bailía y castillo templarios, así como en otros lugares relativamente cercanos (Río Ucero en Soria, Torija en Guadalajara, La Vera Cruz en Segovia,…).

Los frescos existentes están datados en la primera mitad del siglo XII, años en los que se introdujo esta orden en Aragón, apoyada por el rey Alfonso I El Batallador. En Castilla se implantó, unos años después, con Alfonso VII, a partir del 1135. Por ello, se piensa que estos frescos pudieron tener un interés propagandístico religioso, para el cristianismo en general y para la cruzada aragonesa de Barbastro y para la orden Templaria en particular. En la iglesia del cercano Castillejo de Robledo, han aparecido restos murales donde se representa la citada cruzada.

Destaca la cruz patada grabada sobre el arco que da paso al ábside y que corrobora la pertenencia de esta ermita a la orden de los Templarios.

LEYENDAS

El Maestre templario y la Vera Cruz En un libro del siglo XVII, hay una leyenda que revela la existencia de un fragmento de la Santa Cruz (Lignum Crucis), que fue custodiado durante muchos años por los templarios en esta ermita. Los hechos se narran del siguiente modo: «Pues, señor, érase una vez un Maestre del  Temple que cayó prisionero del rey de Alejandría.  Por el respeto que tenían los sarracenos a los guerreros templarios, así como por ver de atraerlo a la fe del Profeta, el rey invitó al Maestre a una cena o banquete en la que celebraba su victoria sobre los cruzados. Comenzando el banquete, notó el rey la tristeza del templario y, por congraciarse con él, le ofreció que escogiera una de las ricas joyas del botín que había sido puesto como trofeo en el centro del salón.  Alegando que él se la daría como prenda de amistad y podría conservarla como tal, ya fuese que acabara reconociendo la fe de Mahoma – La paz de Alah sobre él – como era su deseo, o que resultase libre si los suyos pagaban rescate. El Maestre reparó en un lignum crucis, que refulgía destacando sobre el resto de los objetos, diciendo que eso era lo que más le gustaba.  El rey en persona fue a tomarlo, para ofrecerlo al huésped, reparando entonces en una hermosa copa que tomó para sí y que, vuelto a la mesa, pidió le llenaran de bebida pues le pareció digna de un rey.  Advirtió el templario al rey que aquel era un vaso sagrado de la religión cristiana, por tanto no quedaría impune quien lo profanase.  Pero esto no hizo sino excitar el deseo del moro de usar el cáliz como copa profana. Súbitamente inspirado, el cristiano le advirtió por segunda vez pidiéndole que, al menos, permitiese, cada vez que fuese a beber, que él tocase con la cruz el vaso sagrado para protegerle del castigo divino.  Consintió el rey, que era sumamente supersticioso, pero he aquí que cada vez que iba a beber y la cruz tocaba el cáliz, el refresco se convertía en vino, que el rey no podía beber pues la ley islámica lo prohíbe. Lo que al principio resultaba curioso y digno de admiración, al séptimo intento acabó por convertirse en algo ofensivo para el musulmán, quien terminó pensando que aquello era un desprecio y una ofensa hacia sus creencias.  Por lo cual, como era presto de la ira, olvidó todas sus gentilezas anteriores con el prisionero, y como también era cruel, ordenó que tomando el lignum crucis lo fundieran y vertiendo el oro en el cáliz, se lo dieran a beber al templario, a ver si la copa mágica era capaz de obrar milagro esta vez y transformar el oro fundido en vino. Pero no quiso Dios consentir tamaña afrenta a sus reliquias, porque, cuando los soldados tomaron en sus manos los objetos sagrados  agarraron al prisionero, éste y aquellos se disiparon como humo desapareciendo a la vista de todos, apareciendo de repente a los pies de Nuestra Señora del Temple, en Maderuelo, ante los asombrados templarios que allí se encontraban en oración, quienes contemplaron, sin dar crédito a sus ojos, al Maestre de rodillas con el lignum crucis en una mano y el cáliz en la otra, acompañado por tres asustados guerreros musulmanes.  Los moros se quedaron allí, al servicio del Maestre, convirtiéndose a la fe algunos años después.  La iglesia cambió su nombre por el de la Vera Cruz.  Y la santa reliquia se veneró allí muchos años, obrando grandes y numerosos milagros, entre los que se cuenta el del artesano descreído, el del hombre de poca fe que o pudo hacer una copia del lignum crucis porque éste, para castigar sus dudas, cambiaba de tamaño constantemente, desbaratando su trabajo y su paciencia…» En esta iglesia, apartada de las principales vías de comunicación, pero vigilada por el castillo templario de Castillejo de Robledo y circundada por los importantes enclaves de la Orden en Sepúlveda y Campisábalos, se veneró durante mucho tiempo un Lignum Crucis templario del que se cuenta esta leyenda del más completo contenido simbólico. Una leyenda que acabó convertida en romance popular y que en el siglo pasado, aún se relataba en unas coplas de ciego hoy desgraciadamente olvidadas, salvo las estrofas iniciales: «Cautiva en lejano Oriente de sarracena morisma, por fe, un soldado templero, conquistó la cruz bendita.»   Mientras permaneció en la iglesia Templaria, las imágenes más famosas de los contornos iban una vez al año a visitarla, encontrándose entre éstas la cabeza de San Frutos, reliquia procedente de la encomienda Templaria de Sepúlveda, donde se utilizó hasta hace poco en curiosos ritos lustrales propiciatorios de la lluvia mediante el expeditivo método de meterla en una fuente y no sacarla hasta que comenzaba a llover. Con ocasión de dicha visita a la Vera Cruz de Maderuelo, se celebraba una representación sacra conocida como la «Cena del Moro», en que se rememoraba el suceso que propició la venida del lignum crucis, al final del cual se sumergía la cruz en un cántaro de vino o de agua, según hubiesen sido las cosechas de ese año, buenas o malas.

La doncella muerta En el siglo XV, vivió en Maderuelo un noble caballero, emparentado con los Chávez.  Tenía una hermosa hija, María, menuda y proporcionada.  Sus largos cabellos dorados nos dicen que era doncella.  Sus ojos luminosos nos revelan la piedad de su alma.  Era querida en la Tierra de Maderuelo, bordaba, dibujaba e incluso escribía primorosamente.  Pero la muerte la alcanzó a la edad de dieciséis años. Unos cuentan que murió durante la ausencia de su padre, cuando esté viajó a rendir pleitesía al rey, su señor.  Fue una época de reyertas nobiliarias y luchas civiles.  Otros afirman que se la llevó la peste, que tantos huérfanos dejó en Maderuelo.  Su desconsolado padre, mandó ataviarla con sus mejores galas.  Parecía un bello ángel dormido cuando aquella fría losa de pizarra negra cubrió su sueño en la capilla de los Chávez, en Santa María.  En la losa, venida de la Sierra, un cantero esculpió un escudo escotado, cuartelado en cruz, con un águila bicéfala rampante, cinco llaves, un árbol entre perros rampantes y trece bezantes de oro, toda buena prueba de su ascendiente hidalgo. Enterrada la doncella, la arqueta de madera e incrustaciones donde ella guardaba sus secretos también desapareció.  Así se perdieron su salterio, sus dibujos y las cartas de amor secreto, como las de aquel joven enamorado que la prometió volver con el oro de Granada y allí perdió, los ojos primero, y la vida después. Más de cinco siglos había descansado el cuerpo de María, cuando una reforma en la iglesia obligó a retirar la losa, dejando al descubierto un cuerpo momificado.  María, querida hasta por la anciana Muerte, que respetó sus chapines y el justillo bordados en oro, el anillo de guerrero que ceñía su dedo.  Conservaba sus largos cabellos, las manos sobre el pecho y los párpados, cerrados, como si continuara dormida.

Como os imagináis toda esta información la he sacado de internet, que a la vez de que la escribía me documentaba y, me iba haciendo cada vez más ilusión de acercarme por estas tierras para conocerlas de primera mano. Agradezco a tantas personas que han dejado documentación tan interesante y a los estudiosos que nos enseñan la historia de nuestras tierras.

A continuación, y también asesorado por estas personas, os dejo donde comer y donde dormir y algunos datos de interés, en estas tierras llenas de magia.

Un saludo,

Dónde dormir: Hotel Capítulo Trece; Calle San Miguel, 18; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 921556395.
El Secreto del Castillo; Calle del Castillo, 22; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 921556303.
Maderolum; Calle de Sta. María, 10; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 620232526.

Dónde comer: Posada del Medievo; Plaza San Miguel, 4; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 921556274.
Alfoz; Calle Escuelas, 5; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 921556629.
Veracruz; SG-945, Km. 122-124; 40554 Maderuelo (Segovia); teléfono: 619752973.

Distancia a Segovia (N-110): 100 km. Distancia a Madrid: Por A-1: 142 km.

Ayuntamiento: 921 55 6611 Supermercados: NO, Gasolineras: NO, Entidades bancarias: NO, Transporte: AUTOBÚS 


Patxi Amescua

Productor de TV

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