VILLA MEDIEVAL DE UJUÉ
Hola de nuevo amigos, vamos a ir a una localidad de Navarra, la villa medieval de Ujué, reconocida recientemente como una de las más bonitas de España, es una joya medieval que no te debes perder si visitas Navarra. Sus callejuelas empedradas, sus pintorescas casas, y las magníficas vistas de toda la comarca que se divisan desde cada uno de sus muchos miradores, hacen de esta localidad una delicia para los sentidos.
Su enclave es único, ya que está situado en la cima de una montaña dominando la sierra de Ujué.
Con una altitud de 815 metros sobre el nivel del mar Ujué constituye una auténtica atalaya desde la que en los días claros se dominan desde la cordillera Pirenaica por el norte hasta la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.
La visita a Ujué representa todo un viaje en el tiempo ya que el carácter Medieval y defensivo de la localidad permanece intacto.
Domingo el pueblo se encuentra la imponente Iglesia – Fortaleza de Santa María la Real, uno de los tesoros románico-góticos del arte navarro, que además alberga la venerada imagen de la Virgen de Ujué, patrona de la comarca.
Y si el arte alimenta el espíritu, sus afamadas «migas de pastor» hacen las delicias de todo el mundo, por no hablar de las exquisitas almendras garrapiñadas, dulces típicos de Ujué.
Situado en la zona media oriental de Navarra, a 53 Km de Pamplona y 20 Km de Tafalla.
El santuario de Santa María de Ujué se edificó sobre una iglesia románica del siglo XI, habiéndose encontrado testimonio escrito del siglo X, sobre la existencia previa de un templo prerrománico en el mismo lugar. Fue Sancho Ramírez (1076- 1094), quien ordenó su construcción y dotó a la Villa de Fueros propios.
Carlos II el Malo, ordenó el derribo de parte de las naves para construir una amplia nave central gótica.
La visita a Ujué representa todo un viaje en el tiempo ya que el carácter Medieval y defensivo de la localidad permanece intacto.
Su casco urbano está formado por un abigarrado conjunto de antiguas casas dispuestas en torno a la Iglesia-fortaleza de de Santa María (siglos XI-XIV), la cual se encuentra en lo alto de Ujué. Paseando por las empinadas callejuelas empedradas que recorren el pueblo, aún parecen escucharse los sonidos metálicos propios de caballeros y soldados.
El indudable atractivo turístico de Ujué descansa en 4 pilares fundamentales: El atractivo de la villa en sí, la iglesia-Fortaleza de Santa María la cual alberga la imagen de la Virgen de Ujué, Las vistas y el paisaje de Ujué y el atractivo de su gastronomía, cuyo principal exponente son las famosas migas de pastor.
Otros monumentos de interés son:
Iglesia de San Miguel, en estado ruinoso, data del siglo XIII.
Ermita de la Blanca, muy reconstruida, inicialmente del siglo XIII.
Cruz del saludo, del siglo XIV, en la entrada al pueblo, en el cruce de caminos.
Leyenda
La leyenda arraigada en la tradición local, atribuye el origen de Ujué al milagro vivido por un pastor que se hallaba cuidando su rebaño, cuando fue atraído por el vuelo de una paloma que repetidamente entraba y salía de un agujero, incitando al pastor a mirar en el, así pues el pastor trepó hasta el lugar y descubrió allí una imagen de Santa María. Atraídas por el hallazgo las gentes de los poblados vecinos decidieron asentarse en el lugar de la aparición para así cuidar y honrar a la virgen, dando lugar al nacimiento de Ujué.
Origen
Según recientes descubrimientos arqueológicos, existían en la zona circundante a Ujué poblados vascones dispersos por la sierra ya antes de la dominación romana.
Tras una intensa romanización y ante posibles incursiones del islam que se extendía por la ribera de Navarra fue a finales del siglo VIII o principios del IV cuando los pobladores antes diseminados se concentran en torno al primer castillo-fortaleza erigido por Iñigo Arista convirtiéndose Ujué en un bastión defensivo y atalaya de vigilancia contra los musulmanes.
Uno de los primeros relatos sobre Ujué proviene de Al-Himyari, quien habla de los castillos fortificados que formaban el sistema de defensa del Reino de Pamplona. En su crónica escribe: “Otra localidad, de nombre Santa María, es la primera de las fortalezas que forma parte del sistema defensivo de Pamplona. Es la que está construida con más solidez y ocupa la posición más elevada”.
Historia
Durante los siglos IX y X aparece con el nombre de Santa María y como fortaleza fronteriza de montaña. En los siglos IX y X y XI cuando se recogen los topónimos de Ussue y ya en el siglo XII se escribe “Santa María de Uxua”.
La fortaleza, y el poblado surgido a su entorno, se constituye en villa hacia el año 1076. Desde dicho año Ujué estuvo bajo los auspicios de Sancho Ramírez, el primer rey de Navarra y Aragón, quién fundó la iglesia de Santa María, según un documento de donación fechado en el año 1089 y se amplían las dependencias del castillo. Así mismo, el rey le concede fueros, por los que se estipula que “fuera villa realenga y sus vecinos libres e ingenuos, sin que pudieran ser enajenados en señorío”.
Alfonso el Batallador conquista los reinos de Tudela y Zaragoza treinta años más tarde y, ante la falta de acoso musulmán, Ujué entra en decadencia y muchos de sus vecinos emigran hacia la llanura.
La entronización en Navarra los reyes de la Casa de Évreux hace que Ujué vuelva a recuperar su importancia, pues los reyes Carlos II “el Malo” y su hijo Carlos III “el Noble” manifestaron su predilección por el santuario de Ujué.
Carlos II mandó erigir la iglesia gótica. También pensó en dotar a Ujué de una universidad o Estudio General, iniciándose las obras que se abandonarían años más tarde por falta de recursos económicos. Mandó hacer el revestimiento de plata de la imagen de la Virgen. Pese a que este rey pasó a la historia con el sobrenombre de “el Malo”, amó Ujué y a su Virgen, a la que donó su corazón, conservado en la actualidad en una arqueta en la cabecera de la iglesia.
Carlos III “el Noble” organizó frecuentes peregrinaciones al Santuario de Ujué, desde su corte de Olite.
Esta costumbre la mantuvo su hija, la reina Blanca de Navarra, quien al morir, ordena en su testamento ser enterrada en la iglesia de Ujué. Esta disposición testamentaria no se cumplió, probablemente por las guerras civiles que por aquellos años ensangrentando el Reino de Navarra, y Doña Blanca quedó enterrada en Santa María de Nieva, donde falleció.
Doña Leonor, hermana de doña Blanca, interviene para frenar la decadencia de Ujué, tras su segregación de Pitillas. Organiza varias peregrinaciones al Santuario y libera de impuestos a todos los vecinos de la villa. En 1482 se inicia un nuevo resurgir de Ujué.
Tras la conquista de Navarra por parte de la Corona de Castilla se produce un aumento de la población de Ujué. El Cardenal Cisneros dio orden de derribo de la fortaleza, orden que no se cumplió y la iglesia, con sus dos torres almenadas y su cinturón defensivo, permanecieron y se conservan en la actualidad tal y como estaban antes de la conquista.
Hacia 1533 Ujué contaba con una población estable que crece ligeramente hasta finales del siglo XVIII, en el que se derribaron sus murallas, y ya tiene 170 casas habitadas. A finales del siglo XIV el Papa Clemente VII ordena que la iglesia de Ujué sea reintegrada al obispado de Pamplona.
IGLESIA-FORTALEZA DE SANTA MARÍA DE UJUÉ
El santuario de Santa María de Ujué se edificó sobre una iglesia románica del siglo XI, habiéndose encontrado testimonio escrito del siglo X, sobre la existencia previa de un templo prerrománico en el mismo lugar. Fue Sancho Ramírez (1076- 1094), quien ordenó su construcción y dotó a la Villa de Fueros propios.
El templo posee una de las portadas góticas más ricamente decoradas de Navarra. Se aprecian relieves alusivos a la vendimia, animales, escenas de la vida de Jesús, una curiosa Ultima Cena con un gallo y en lo alto una estrella con los tres magos sonrientes y un cuarto personaje vestido de clérigo que es el rey Carlos II.
En el interior, un enrejado gótico separa la cabecera románica de la nave central, de estilo gótico. En el ábside central, se conserva la imagen de Santa María de Ujué, un bello ejemplo de la imaginería del románico, datada en el año 1190 y que en el siglo XIV, Carlos II ordenó forrar de plata. A su lado reposa el corazón de este monarca navarro por orden expresa que dejó escrita en su último testamento de 1385.
El Santuario de Ujué fue atendido por clérigos de la Orden de San Agustín hasta el siglo XIII en que pasó a manos de clérigos seculares. De aquí procede que los párrocos de Ujué sean llamados Priores, por justo título concedido por el Papa Pío V. El priorato de Ujué fue polémico. En 1570, Felipe II concede a la catedral de Barbastro los prioratos de Larraga, Funes y Ujué, provocando las protestas de los ujuetarras. Felipe V reconduce la situación y decreta los derechos de los solicitantes.
En 1711 se quiso dejar sin efecto el privilegio de doña Leonor, intentando obligar a la Villa de Ujué a pagar sus antiguas pechas al estar en bancarrota la Hacienda Real, tras la guerra de Sucesión. Dado que los habitantes de Ujué habían tomado partido por Felipe V, éste expide una real cédula firmada en el Buen Retiro y fechada en 20 de noviembre de 1712 “ordenando al Tribunal de la Cámara de Comptos el sobreseimiento de los embargos a la villa de Uxue”.
La imagen de la Virgen de Ujué es una talla única elaborada en madera hacia 1190. Obra cumbre de la imaginería del románico en Navarra, Carlos II el Malo, de la Casa de Evreux, mandó forrarla en plata en el siglo XIV, como muestra de su especial predilección tanto por la Villa como por la adoración de la Virgen de Ujué. En su testamento dejó escrito el deseo de que su corazón reposa junto a la imagen, como así se puede comprobar por el arca que lo contiene, a los pies de Nuestra Señora de Ujué.
Las migas son un plato tradicional de origen humilde, comida típica del oficio pastoril ya que en su forma más básica se elaboraban con ingredientes al alcance de todos los pastores: sebo de cordero, pan de varios días, ajos, agua y sal.
Las migas de Ujué están consideradas por muchos como las mejores migas de pastor del mundo y han alcanzado una difusión internacional. Este hecho es en gran medida debido al buen hacer de la familia Ibáñez Valencia que en su Mesón las Torres, llevan más de 40 años preparando las migas a diario.
Partiendo de ingredientes sencillos como el pan “cabezón” de Ujué, la manteca, el sebo de cordero, ajos, tomates, setas, jamón… se consigue una combinación perfecta de sabores, colores y aromas, que puede calificarse de milagro culinario.
Algunos dicen que el secreto está en la forma de cortar el pan en finas lascas, otros que en la medida justa de caldo y la forma de remover las migas para que queden sueltas pero a la vez jugosas, también es importante hacerlas en el fuego de leña para que el calor intenso se distribuya por toda la sartén de manera uniforme.
Quizás el secreto este en el conjunto de todo lo anterior, pero lo que sí es seguro que las migas del mesón las Torres de Ujué son un plato hecho con amor que merece la pena disfrutar.
DÓNDE COMER
Junto a la Iglesia de Santa María, en el corazón de la villa medieval de Ujué, encontramos el Mesón Las Torres. Fue en 1967 cuando Don Hipólito Ibáñez abandona su actividad pastoril y junto con su esposa Juli Valencia fundan el primer restaurante de la localidad de Ujué.
De su cocina hay que destacar las migas de pastor, un plato de origen humilde, que sin embargo ha dado fama internacional al restaurante.
No se pierda las chuletillas de cordero a la brasa de sarmiento y los guisos tradicionales de caza.
Don Victoriano Flamarique fundó en el año 1910 la primera bodega cooperativa que se denominó ‘Bodega Cooperativa Olitense, manteniéndose siempre fiel al buen hacer de nuestra tradición vinícola que, junto a las transformaciones propiciadas por los avances científicos y tecnológicos, han hecho que se elevara aún más el prestigio de los caldos navarros.
En Olite se encuentra el Consejo Regulador de la D.O. Navarra, la Estación de Viticultura y Enología de Navarra (EVENA) y el Museo del Vino, lo que convierte a esta localidad en el epicentro económico, científico y cultural del vino en Navarra.
Las Bodegas Vega del Castillo nacen el año 1999 y son el resultado de la unión de la Bodega Cooperativa Olitense (Olite), la Cooperativa Virgen de Ujué (Ujué) y la Cooperativa Vinícola Nuestra Señora de Ujué (Pitillas).
Edad Antigua
Los orígenes de esta villa son confusos, desconociéndose la fecha exacta de su fundación. Ya antes de la dominación romana existían núcleos de población vascona diseminados por la sierra, como lo atestiguan descubrimientos arqueológicos de finales del siglo XX y principios del XXI.
La romanización fue intensa en el piedemonte, en las inmediaciones de la ermita de Santa María la Blanca se han encontrado dos aras dedicadas a Júpiter y a la divinidad indígena de Lacubegi.
En las excavaciones arqueológicas efectuadas en la primavera del año 2009 en la zona de la cabecera románica de la iglesia fortaleza se encontraron restos de una anterior iglesia prerrománica y varios enterramientos, que los arqueólogos dataron como tardo romanos del siglo IV. También había indicios de una construcción romana de esa misma época.
Allá por los años veinte, en la ermita de la Blanca se encontraron dos aras romanas, una dedicada a Júpiter y otra a Lacubegi, una divinidad local. El hallazgo se dio a conocer en 1929.
Las inscripciones que tienen las aras son las que siguen:
COELI TESPHORO ET FESTA ET TELE/SINUS IOVI SACRUM
Celio Tesfhoro y Festa y Telesinus a Júpiter este altar
COELI TESPHORO ET FESTA ET TELE / SINUS LACUBEGI EX / VOTO
Celio Tesfhoro y Festa y Telesinus a Lacubegi cumpliendo un voto.
Lo excepcional del caso es que se nos da a conocer el nombre de un dios local, Lacubegi a quien erigen una de las aras cumpliendo un voto.
Esas aras están ahora en el museo de Navarra y según los entendidos pueden ser del siglo IV de nuestra era.
Las dos aras se encontraron en La Blanca como queda dicho, lugar cercano también de Laku y Lakumulatu. Lacu es una palabra que en la toponimia euskara se utiliza lugares en que el agua es abundante.
Lacu es un término acuoso (copiamos a Salaberri) en el que, de tal como cuentan los que tienen tierras por allá, se han tenido que hacer “puntidos”, es decir, el terreno se ha tenido que drenar para que pudiera ser trabajado.
La palabra laku, además, aunque en euskera unificado se traduzca por «lago», en toponimia designa siempre lugares abundantes en agua, en las numerosas ocasiones en que lo encontramos, desde Ujué hasta Vitoria, hasta Lakua por lo menos, pasando por Lakuntza situado a medio camino.
Es cierto que en nuestra toponimia es más habitual encontrar Laku con artículo, como en Vitoria (Lakua), o con algún sufijo o posposición, como en Lakuaga de Ayesa (también había Lakuagabarrena y Lakuagagoiena) o en Lakuarana, Lakuko harana de Gallipienzo, pero a veces los topónimos no llevan artículo, ni siquiera cuando están compuestos de específico más genérico.
El segundo elemento de Lacubegi podría ser la palabra begi «ojo» o behi «vaca», la segunda tal vez, por la cabeza de toro o vaca que hay en el ara y también porque en euskera una aspiración (antigua o no tan antigua) ha dejado como huella, algunas veces, una –g.
Se supone que Lacubegi pueda ser un compuesto de laku y begi lo que a su parecer vendría a significar el ojo del lago.
De esa manera Lacu, es el lago subterráneo y begi el ojo por donde se deja ver ese lago. Ese ojo quizás sea un pozo, o quizás sea una fuente. Cerca de donde se encontraron las aras está la fuente de San Nicolás, fuente-pozo de gran profundidad, antiguo poblado de Iturrondoa, cercana al término de Lacumulatu.
El cielo (Júpiter) manda agua, nieve, sol, viento y tempestades.
El subsuelo nos da refugio y abrigo en sus cuevas. El subsuelo nos da las fuentes, los ríos y hace brotar las cosechas. Es la fertilidad. Y Lacubegi es el ojo por donde se ve el lago interno origen de la fertilidad para toda la tierra.
Aunque el Santuario de la Virgen de Ujué está a mas de ocho Km. de donde se encontraron las aras, en él también hay un pozo, el aljibe, donde se lanzan piedras al agua interior, tantas como hijos se desean, pidiendo la fertilidad femenina.
La conclusión a la que llega es que en Uxue existía una especie de culto megalítico sub megalítico de importancia.
Es un tanto difícil de resumir pero muy interesante en cuanto también supone que la sierra de Uxue, lugar de donde proceden las aras, fue una especie de meca religiosa en la época precristiana.
Para ello se basa en la localización de varias aras y estelas romanas que también tienen esculpida una cabeza de toro como el ara de Lacubegi.
Unas están en tierras de de Navarra y otras en la de las Cinco Villas de Zaragoza. Menciona en especial las del pueblo de Farasdués. Todas las estelas de ese amplio territorio citado.
Bueno amigos, me he extendido, pero creo que es un lugar bastante interesante y digno de ver. Eso sí habrá que tomar fuerzas comiendo esas extraordinarias migas con un buen vaso de vino de la tierra.
Dar las gracias a la oficina de turismo de Ujué por su estupenda información.
Y desearos un feliz viaje por estas antiguas tierras cargadas de historia.
Un saludo,