Un día en la vida de un monje en un monasterio medieval, del s. X
El día de los monjes comenzaba a medianoche. Casi todos dormían en un dormitorio que era grande, una sala con techumbre de madera y unos biombos también de madera separaban la cama de uno y otro monje. Había dos hileras de ventanas muy metidas en el muro formando pequeñas alcobas en las que los monjes podían leer.
Las camas eran un armazón de madera sobre el que se colocaba un jergón. Los monjes debían dormir vestidos y ceñidos no fuera que al meterse en la cama se dejaran la ropa, porque debían estar libres a la hora de maitines que tenían lugar a medianoche. Cerca del dormitorio estaban...