CAMINO DEL CID. PARTE II SORIA

Hola otra vez amigos, esta vez vamos a recorrer el Camino del Cid por tierras de Soria. No vamos a adentrarnos en todos pueblos de manera pormenorizada, solo por las localidades más interesantes. La provincia de Soria es una de mis preferidas, para mi tiene un encanto especial. Siempre me ha despertado mucho interés cultural e histórico y no digamos ya en lo relativo al buen yantar y a la amabilidad de sus gentes.

La provincia de Soria está íntimamente ligada al Cantar del Mío Cid: la toponimia, topografía y geografía local están descritas con rigurosidad, incluyendo posadas y vados de ríos. Tan es así que se cree que el autor anónimo del poema pudo ser de San Esteban de Gormaz o de Medinaceli.

El Campeador y el viajero han llegado a Alcubilla de Avellaneda. Es el principio de una ruta para viajar en el tiempo.

La iglesia parroquial de La Magdalena, renacentista, tuvo en origen planta de cruz latina, y fue reformada para albergar otros cuatro altares.

La ermita del Sto. Cristo del Campillo, también renacentista, es de planta rectangular. En sus muros se pueden observar estelas funerarias del siglo I a. de C. Entre ellas, hay una en la que se representa un banquete funerario, donde el difunto se halla sentado sobre una silla de respaldo alto. Lleva en su mano derecha un abanico, y en su izquierda, un lacrimatorio para las libaciones. La escena se completa, de izquierda a derecha, con un espectador y un jinete. Arriba se aprecian dos animales. La datación de este sillar corresponde al arte funerario de Clunia Sulpicia. Otra estela, circular, representa un sol y está dedicada a los dioses Manes.

El palacio de los Avellaneda, que en la actualidad se halla en proceso de rehabilitación, es el edificio civil más notorio de la localidad.

Langa de Duero, la torre recuerda el paso fronterizo de esta zona en el Siglo XI y anuncia la vista de otras muchas que recorren la comarca. Esta torre es el último vestigio del castillo que defendía el puente medieval que cruza el río Duero. Pasar este puente de doce ojos es rememorar nuestra historia, en la que el río no solo es fuente de vida sino también frontera entre cristianos y musulmanes..

Castillejo de Robledo, En estos parajes se cuenta la vil venganza de los Infantes de Carrión. Los infantes, casados con las hijas del Cid, señor de Valencia, deciden azotar a sus esposas y abandonarlas en aquellos montes altos, habitados por fieras. Solo el presentimiento de Félez Muñoz, primo de doña Elvira y doña Sol, salvará a las mujeres de una muerte cierta.

San Esteban de Gormaz, que fue señorío de Rodrigo.

San Esteban de Gormaz tiene aroma a medievo que se desprende de sus calles entrelazadas por los restos amurallados.

La fortaleza estratégica jugó un papel fundamental en aquél tira y afloja entre árabes y cristianos y fue cuna del románico soriano.

Sobre la ladera en la que creció San Esteban de Gormaz se han encontrado grabados rupestres en la Cueva de las Salinasmuestras celtíbero-romanas, entre ellas una treintena de inscripciones latinas, y tres fragmentos de un relieve militar imperial. Un enclave en la lucha castellana y musulmana que la convirtió en Puerta de Castilla soberbia e imprescindible. Dos castillos y una fortaleza amurallada dominan aquel tiempo en el que la frontera estuvo aquí, antes de que el límite se alejara y el Cid caminara su Destierro por los caminos sorianos. Fue en ese mismo siglo XI, después de varios siglos de sangrientas y continuas luchas, cuando los cristianos ocuparon definitivamente esta plaza que había pasado de unas manos a otras bajo la atenta mirada de la fortaleza árabe.

Comienza entonces una época de construcción cristiana, que encontrará en el románico su máxima expresión: las iglesias de San Miguel, cuna del románico soriano e insustituible joya arquitectónica y de Santa María del Rivero.

La Iglesia de San Miguel es la más antigua conservada del románico soriano y uno de los monumentos con mayor participación musulmana. Su fecha de construcción es el año 1081, según la inscripción tallada en la galería, y puede decirse que es el prototipo de iglesias con galería porticada y, posiblemente, sea la primera galería porticada románica de la que se tienen noticias.


La galería consta de varios arcos que se apoyan en columnas cuyos capiteles se hallan decorados exóticamente. En ellos aparecen varios personajes con caftanes y turbantes en diferentes escenas. El trabajo realizado por el maestro cantero demuestra una talla ruda pero cautivadora, una característica que se hace extensible a los canecillos que sustentan la cornisa.

La iglesia de Nuestra Sra. del Rivero, construída en un altozano que domina toda la Ribera del Duero, data del siglo XII y se asienta sobre las ruinas de otro templo o, tal vez, como ampliación de éste. En el siglo XVI se incorpora a la galería de la iglesia un arco sepulcral cobijado por un arco plateresco.


El Castillo de San Esteban de Gormaz es uno de esos castillos claves, que cambiaron de manos continuamente durante los siglos X-XI. En el siglo XI pasa definitivamente a poder cristiano. Es en época del rey leonés García I, cuando se refuerza y repuebla la plaza que controlaba y vigilaba el puente sobre el Duero.

La fortaleza más larga de Europa, fue durante los siglos X y XI una de las posiciones estratégicas más codiciada por musulmanes y cristianos. Construida por los árabes en el año 965. En 1060 fue conquistada por Fernando I , padre de Alfonso VI. En el año 1087 fue atacada por los musulmanes, lo que provoca una larga represalia por parte del Cid. Este hecho provocaría el primer destierro de Rodrigo.

El Ecomuseo Molino de Los Ojos, está situado en un paraje natural único por su calidad medio ambiental. El  edificio original data de 1784. Rodeado de álamos y chopos centenarios, sauces, arces y castaños de indias; manantiales de los ojos que brotan de la tierra produciendo un burbujeo constante; jilgueros, ruiseñores y otras aves de la ribera junto al río Duero con sus cangrejos señal, truchas y bermejas dan vida a su entorno.
Todo ello hacen de este espacio un lugar de visita obligada para los amantes de la naturaleza y de los oficios perdidos como el de molinero.

El Burgo de Osma. Los beatos son códices iluminados que contienen los comentarios al Apocalipsis de San Juan escritos en el siglo VIII por un monje de San Martín de Liébana. Fueron realizados en los siglos X y XIII y por su escasez y la belleza y expresividad de sus imágenes poseen un valor dificilmente calculable. Uno de los mas valiosos es el escrito por el clérigo Pedro y miniado por Martino en 1086, se encuentra en la catedral de Burgo de Osma.

Recoge la visión del mundo medieval, en el que las proporciones geográficas se supeditan a las proporciones simbólicas.

Navapalos. Se levanta una solitaria atalaya islámica, que comunicaba visualmente con otras torres vigías de los alrededores de Osma. Formaba parte de una red de centinelas que se extendía por la línea del Duero. Estos sistemas de vigilancia encadenados podrían abarcar cientos de kilometros.

Cuenta el Cantar que, estando el Cid durmiendo en un paraje cercano a Navapalos se le apareció el arcángel Gabriel, quien le auguró buena suerte en sus empresas. El recurso a las visiones angélicas es frecuente en el mundo medieval. En concreto, el arcángel Gabriel pertenece a la herencia profética común del judaísmo, del cristianismo y del Islam, así Gabriel se apareció al profeta Daniel, a la Virgen María y a Mahoma.

Gormaz

La fortaleza califal de Gormaz es uno de los hitos fundamentales de este viaje. El Cid fue alcaide de esta plaza como posiblemente lo fue también de Langa y Berlanga. Pero, además, Gormaz juega un papel esencial en nuestra historia: en el año 1081 la población que vivía a las faldas del castillo fue atacada por un contingente musulmán, lo que provocó una dura represalia del Cid en forma de algara por los territorios musulmanes próximos pertenecientes a la taifa de Toledo, por entonces aliada estratégica del rey Alfonso VI. El Cid actuó por cuenta propia sin solicitar permiso a su rey, Alfonso. Este hecho y la dureza del ataque contribuyó a desencadenar el primer destierro del Cid, que tuvo lugar ese mismo año.

Pero la historia de la fortaleza comienza mucho antes. Se halla ubicada en un cerro habitado desde la Edad del Bronce, hace 4.000 años; de hecho se cree que el topónimo Gormaz es de origen prerromano. Tras la invasión árabe, las tierras de la extremadura castellana, incluida la línea del Duero, quedaron despobladas y convertidas en lugar baldío. A mediados del siglo X el empuje de los reinos cristianos del norte les lleva a establecer diversas «cabezas de puente» en Osma, San Esteban, y también en Gormaz, que pasó de manos leonesas a manos cordobesas en varias ocasiones. Con el objetivo de reforzar sus posiciones en la zona, bajo gobierno de Abderramán III se refuerzan los bastiones de Madinat Salim (Medinaceli) y Gormaz, cuya fortaleza es reconstruida por el general Ghalib en 965. En 975 la fortaleza sufrió un duro asedio por una alianza de reinos cristianos, desbaratada por el general Ghalib tras una cruenta batalla campal. Sólo en 1059 Gormaz pasaría a manos del rey leonés Fernando I, padre de Alfonso VI, junto con Vadorrey y Berlanga. Posteriormente, este último delegaría en el Cid la custodia de la fortaleza.

Berlanga de Duero. Por su situación estratégica Berlanga cambió de manos en numerosas ocasiones durante el siglo XI. Abandonada y repoblada en el siglo XII, su esplendor llegaría en los siglos XV y XVI. Posee una gran riqueza cultural y arquitectónica que la hace punto de partida hacia otros lugares de interés como San Baudelio y Rello.

San Baudelio. A solo 7 kilómetros de Berlanga de Duero se halla la ermita de San Baudelio una de la joyas del arte mozárabe español. Una singular arquitectura y una expresiva decoración pictórica, la convierten en una de las muestras más primitivas de pintura románica de la península. En 1926 las pinturas más importantes fueron arrancadas de los muros y repartidas por varios museos de los EE UU. Alguna de ellas pueden verse hoy en El Prado debido a que, en 1957, se intercambiaron por otras muestras del románico español como el ábside de Fuentidueña.

El guerrero de San Baudelio

A unos 10 kilómetros de San Baudelio está Rello, villa medieval que posee uno de los conjuntos amurallados mejor conservados de España. Destaca su rollo o picota, lugar donde se exponían las cabezas o cuerpos de los ajusticiados y a los delincuentes para escarnio público. Es de hierro en vez de piedra como es usual. En realidad es una bombarda (cañon antiguo del siglo XV).

Siguiendo el camino del mapa vamos saltando pueblos y villas hasta que llegamos a Medinaceli, la ciudad del cielo.

Villa de historia y leyenda, fue habitada por celtíberos, romanos y musulmanes. Aunque el Cantar la cita como plaza castellana, en realidad fue territorio musulmán en vida de don Rodrigo. La tradición cuenta que Almanzor muerto de regreso a Córdoba tras saquear San Millán de la Cogolla, fue enterrado con parte del tesoro en Medinaceli.

La historia cuenta que el Cid celebró combate con un musulmán de Medinaceli, al que venció y dio muerte. Este tipo de combates servía para dirimir pleitos; no se sabe cuándo tuvo lugar este combate, sólo que fue posterior al celebrado contra el caballero navarro Jimeno Garcés, este en 1067, por el cual obtuvo el sobrenombre de Campeador.

El viejo Medinaceli es una núcleo de piedra armónico, pequeño y silencioso, muy bien cuidado y con notable interés histórico artístico. Al entrar en Medinaceli, topónimo árabe que significa la «ciudad del cielo», el viajero se encontrará primero con su arco romano, único en España por su triple arquería, que domina el valle del Arbujuelo y pone de relieve el paso de los romanos por este lugar. Anteriormente, habitaron estas tierras tribus celtíberas, si bien parece que se asentaron en el monte contiguo, donde se han hallado restos de la muralla de la antigua Ocilis.

Arco romano de Medinaceli

Durante los siglos VIII a XII fue plaza musulmana de gran importancia geoestratégica: durante el califato, Medinaceli, plaza fuerte de vanguardia en la Marca Media, fue un enclave óptimo desde donde iniciar o terminar las aceifas o ataques sobre territorios enemigos. Emplazada sobre un cerro a 1.200 metros de altitud, era casi inexpugnable.

De aquellos tiempos quedan todavía algunos restos, como el castillo (aunque su actual apariencia es una mezcla de reformas producidas desde el siglo VIII al XIV) o pequeños fragmentos de la muralla, cuyo tramo más significativo es la puerta del Mercado.

Según el Cantar de mío Cid, tras conquistar Valencia, Jimena y sus hijas, escoltadas por Álvar Fáñez y 165 caballeros, llegaron a Medinaceli en cinco días, donde esperaron la venida de una escolta de refuerzo procedente de Valencia. Tres años después las hijas del Cid regresarán en condiciones muy distintas a Medinaceli, de nuevo camino de Valencia, tras sufrir la afrenta de sus maridos los infantes de Carrión.

El esplendor de Medinaceli llegará en el siglo XVI, tras la concesión del título de primer Duque de Medinaceli a Don Luis de La Cerda, con la construcción de grandes obras de edificios religiosos y civiles, como la Colegiata de Nuestra Señora de Medinaceli, el convento franciscano de Santa Clara, sus casonas señoriales o el Palacio Ducal (XVI y XVII) obra del arquitecto Juan Gómez de la Mora, situada en la magnífica plaza mayor de la villa, donde también se encuentra la antigua alhóndiga.

Y desde el Cielo de Medinaceli, me despido de vosotros hasta muy pronto, que iniciaremos la tercera parte del Destierro de Mio Cid.

Un saludo,

Mi agradecimiento a la página web: Camino del Cid, por su estupenda documentación.


Patxi Amescua

Productor de TV

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