El aceite de oliva
El aceite de oliva fue un producto indispensable para la vida diaria de los romanos, que no solo lo usaban como ingrediente en la cocina, sino también como combustible en la iluminación y como un higiénico ungüento en las termas.
No es extraño que en torno an él se desarrollara una industria de producción, comercialización y transporte.
La elaboración del aceite en la antigua Roma vino de la mano de fenicios y griegos, aunque los romanos fueron los que lo produjeron a gran escala y lo consumieron a gran escala, convirtiéndolo en algo consumido habitualmente por todas las clases sociales.
El aceite se obtenía en las villa, explotaciones agrícolas de carácter rural donde también se solía cultivar cereal y elaborar vino.
Tras su recolección, la aceituna se almacenaba en el tabulatum, una estancia provista de un suelo impermeabilizado y ligeramente inclinado sobre el que se depositaba la aceituna para que soltara el alpechín.
Este líquido oscuro y maloliente, podía ser empleado como insecticida, herbicida y fungicida.
Tras este paso, se producía a la molienda. Los distintos mecanismos que se empleaban molían las aceitunas sin romper el hueso, se consideraba que éste daba mal sabor al aceite.
El sistema de molienda mas común era el trapetum. Este gran molino se componía de una zona fija denominada mortarium y de dos piedras semiesféricas llamadas orbis, que dos hombres hacían girar sobre el mortarium empujando un eje horizontal. Así se obtenía una pasta de aceitunas que se sometía al prensado en una habitación como torcularium.
En este espacio se encontraba la prensa (torcularium), un complejo mecanismo capaz de someter la pasta a una gran presión.
El aceite así obtenido se decantaba en grandes vasijas globulares de cerámica llamadas dolia, que solían estar semienterradas y luego se almacenaba en ánforas en la llamada cella olearia.
El oleum omphacium, el de mejor calidad, se extraía de las aceitunas aún verdes y se elaboraba en septiembre.
En Hispania se elaboraba el mejor aceite de oliva y era exportado a todos los rincones del imperio.