Euskadi en los siglos XI al XIII

Durante el siglo XI Euskadi esta incluido en el reino de Navarra bajo el reinado de Sancho III el mayor.

Los señores de los territorios de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya intenta mantener sus privilegios dentro del reino, produciéndose importantes tensiones, que terminan con la división del reino entre los hijos de Sancho III, su hijo García el de Nájera

es nombrado heredero legitimo del reino, hasta que muere en la batalla de Atapuerca enfrentándose a su hermano Fernando I y es sucedido por su hijo Sancho, en aquel momento menor de edad. Las tensiones dentro del reino terminan con el asesinato de Sancho en Peñalén, hecho en el que los señores de los territorios vascos tienen gran protagonismo. Como consecuencia del vacío de poder que se produce, se divide el reino entre Aragón con Sancho Ramíro, incluyendo Pamplona y parte de Guipúzcoa, mientras a Rioja, Álava, Vizcaya y el occidente de Guipúzcoa se unen a Castilla bajo el reinado de Alfonso VI. Tras la restauración del reino de Navarra con García Ramírez,

se produce la recuperación de los territorios vascos por el reino de Navarra.

El Cister en Euskadi

El asentamiento de la orden en los territorios vascos es tardío y poco frecuente existiendo un solo monasterio de fundación ex novo como es el de Barría en 1232 y posteriormente el de Zenarruza que se une al Cister en fecha reciente, aunque su origen se sitúa en el siglo IX.

 Monasterio de Santa María de Zenarruza

El origen histórico de Zenarruza suele situarse entre los siglos IX X. De esta etapa antigua se ha recuperado un sillar prerrománico con un motivo astral en bajorrelieve y algunas cubiertas sepulcrales horadadas, relacionadas con las «necrópolis del Oiz». A mediados del XII se construyó otra iglesia de una sola nave, dividida en dos tramos a juzgar por los cimientos conservados. Las imágenes de la derecha muestran la ruina que hoy hace de campanario con su arco ojival, un resto de arco tipo románico y otros restos de construcciones. Lo más antiguo es el muro con una puerta ojival y una ventana geminada en la parte superior, del siglo XII, que actualmente es pared interior de la sacristía.

 En su entorno continuó usándose el cementerio, pero algunos personajes reservaron sepultura en el interior de la iglesia en tumbas de lajas o en sepulcros exentos ornamentados con motivos de tradición franca, de los que se conserva uno en el claustro.

 El dato base nos lo cuentan unos cartularios que se encuentran en San Millán de la Cogolla. Recogen estos documentos que el día 15 de agosto del año 968, fiesta de la Asunción, las gentes de los barrios del termino de Gerrikaitz se encontraban celebrando la misa en la parroquia de Santa Lucía, cuando un águila coronada hizo acto de presencia volando muy baja hasta lanzarse al osario del cementerio y coger con sus garras una calavera con la que alzó el vuelo. Todos siguieron su trayectoria, impresionados por la súbita aparición, hasta que llegada a la ladera de enfrente. la de Zenarruza, la calavera se desprendió de sus patas, cayendo en un lugar espeso, abundante en yezgos, mientras el ave seguía su vuelo. 

La fuerza emotiva del momento hizo que todos manifestasen su convicción de que era la señal de que en esa ladera debían levantar una ermita en honor de la Virgen.

 Es así como cómo del siglo X al XIV, Zenarruza va a experimentar su proceso de desarrollo. Los pobladores del lugar erigieron la nueva parroquia, bajo la advocación de la Asunción. Así apareció un pequeño núcleo habitado, que se convirtió en el centro socio religioso, que convertirá a Zenarruza en anteiglesia. Pero este primer acontecimiento marcó el lugar y lo convirtió en núcleo, no sólo de sus habitantes, muchos fueron quienes de todos los alrededores manifestaron su deseo de ser enterrados en el lugar, como garantía de salvación. Es así como Zenarruza se convirtió en un lugar deseado y buscado.

Conoce Zenarruza y su importancia en el Camino de Santiago. Experimenta la espiritualidad y tranquilidad del lugar pudiéndote alojarte en el monasterio. Es uno de los lugares más importantes dentro del Camino de Santiago por la costa y también de la ruta del Vino y el Pescado.

Declarado Monumento Nacional de Euskadi, el Monasterio de Zenarruza, antigua colegiata, se encuentra a los pies del monte Oiz (1.026 m), a pocos kilómetros de la localidad vizcaína de Bolibar. Considerado como uno de los tesoros del territorio, fue un importante enclave del Camino de Santiago por la Costa durante la Edad Media y, sobre todo, el Renacimiento. Al Monasterio de Zenarruza se puede acceder por los restos de una calzada empedrada utilizada antaño por los peregrinos jacobeos.

El conjunto de instalaciones monásticas comprende una iglesia del siglo XV de estilo gótico renacentista (donde destaca el retablo plateresco de su altar mayor), un precioso claustro de mediados del siglo XVI y distintas dependencias propias de la clausura y la vida comunitaria como las casas del abad, la de los colonos y el refectorio. Antiguamente contaba con un hospital para peregrinos que se destruyo en un incendio pero que, tras ser reconstruido recientemente, sirve ahora como hospedería. Cabe destacar que los monjes del monasterio trabajan la repostería y tienen una tienda en el complejo donde se pueden adquirir sus productos. Es precisamente la versatilidad del espacio lo que convierte a Zenarruza en un lugar digno de visitar. La inamovible montaña Oiz ha sido testigo de cómo este pequeño monasterio, ha trascendido más allá de su función religiosa para servir como punto de encuentro de diversas culturas. Sus paredes, albergan en su interior las reflexiones e historias, de no solo los monjes que habitan, sino que también de los innumerables peregrinos que, han buscado cobijo y protección de las inclemencias del clima y el misterio de la noche. Emocionantes historias que sin duda, elevan a Zenarruza y su encanto, aún más alto que la montaña que lo flanquea.

Euskadi está lleno de historia, de gentes extraordinarias, fuertes y emprendedoras. Sus valles y montañas nos llenan de paz, de tranquilidad, de olor a hogar. Cuando vamos recorriendo los caminos de Euskadi y nos encontramos con ganado, nos dan ganas de hablar con el pastor y que nos transmita su sabiduría, al igual que cuando asistimos a sus fiestas ancestrales.

Merece la pena, ir a Euskadi y llenarnos de espíritu, de dar a nuestros sentidos el regalo de su naturaleza, el olor de sus bosques y sentir en el rostro el fresco de sus montañas.

Un saludo amigos,


Patxi Amescua

Productor de TV

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