Extremadura misteriosa
Hola amigos hoy vamos a iniciar unas historias sobre misterios de la querida Extremadura, que nos llenarán de cultura sobre esta magnífica tierra de hombres y mujeres valientes que conquistaron el mundo.
EL CASTILLO DE BURGUILLOS Y SU TESORO
Sobre una colina rocosa, en lo más alto de Burguillos del Cerro se asienta como presidiendo la localidad un majestuoso castillo. Esta fortaleza de origen musulmán fue construida por los primeros pobladores islámicos de la zona para poder hacer frente a las continuas incursiones de las tropas cristianas. Paso en sucesivas ocasiones de manos musulmanas a cristianas y viceversa, hasta que en 1238 fue conquistado definitivamente por los Templarios, como agradecimiento Fernando III de Castilla
se lo donó a la orden militar. Tras la disolución de la Orden del Temple la fortaleza estuvo en manos de distintas casas nobiliarias como la Casa de Aguilar o la Casa de Zúñiga, hasta que en 1811 con la abolición del régimen señorial en las Cortes de Cádiz el castillo pasa definitivamente a ser de titularidad estatal.
La edificación sufrió sucesivas e importantes modificaciones a lo largo de su historia, la mayor parte de los restos que nos encontramos actualmente están fechados entre los siglos XIV y XV. La fortaleza de planta cuadrangular se encuentra coronada por cinco torres, dos de mayor tamaño y otras tres más pequeñas, de las cuales dos son circulares. Destaca sin duda por su tamaño la Torre del Homenaje. El patio de armas con forma cuadrangular alberga un aljibe para el aprovisionamiento de agua y da acceso a las distintas torres y estancias. El castillo originalmente se encontraba cercado por un foso, actualmente cegado y una barbacana o antemuralla prácticamente desaparecida en la actualidad. El acceso al edificio se realiza a través de una puerta gótica coronada por el escudo de armas de la Casa de Zúñiga y un hermoso matacán.
Una vieja leyenda muy popular en el municipio nos habla de la existencia de un preciado tesoro oculto en la fortaleza que los árabes habrían dejado escondido antes de ser expulsados por las huestes cristianas. Para unos el tesoro consistiría en la figura de un becerro de oro atado con una cadena de ese mismo metal, para otros el tesoro no sería un becerro de oro si no que estaría introducido en el interior de la piel de dicho animal. En cualquier caso, cuentan que tales alhajas se encontrarían en un pasadizo subterráneo que conduciría desde la fortaleza hasta el cerro de Guruviejo, a varios kilómetros de la localidad, el acceso a dicho túnel estaría junto a una de las dos torres cilíndricas de la fortaleza. A finales del siglo XIX y principios del XX no fueron pocos los vecinos de la localidad y alrededores que tras soñar con la ubicación exacta del tesoro, pico y pala en mano se dispusieron a hacer realidad sus sueños. La búsqueda en todos los casos concluyó sin éxito, pero las excavaciones de estos busca tesoros causaron importantes daños en el pavimento y muros de la fortaleza.
LA LEGENDARIA ESPADA DE FRANCISCO PIZARRO
Francisco Pizarro fue un descubridor y explorador español, nació en Trujillo (España) en 1478, y es considerado el conquistador del Imperio Inca. La presencia de los descubridores españoles a partir del siglo XVI en América estuvo continuamente salpicada por continuas deslealtades entre los propios exploradores, eran años donde se pretendía a toda costa alcanzar la gloria de manera individual. Precisamente por ese motivo Pizarro fue traicionado y asesinado a los 63 años de edad por los partidarios de Diego de Almagro “el Mozo”, hijo de un antiguo aliado suyo Diego Almagro. Posteriormente fue enterrado en la catedral de Lima, sobre su muerte sabemos que falleció debido a 20 heridas de espada, según el estudio de los restos realizado en 2007 por el antropólogo forense Edwin Greenwich Centeno.
Hombre inquieto y de fuerte carácter, Francisco Pizarro no logró adaptarse a la vida sedentaria del colonizador, razón por la que decidió participar en la expedición de Alonso de Ojeda que exploró América Central (1510) y luego en la de Vasco Núñez de Balboa que descubrió el océano Pacífico (1513). Entre 1519 y 1523, sin embargo, se instaló en la ciudad de Panamá, de la cual fue regidor, encomendero y alcalde.
Respecto a la espada del conquistador español, durante años se le atribuyeron poderes sobrenaturales. Tras la muerte de Francisco Pizarro el arma fue rescatada por su hermano Hernando, quien la trajo a Trujillo en uno de sus viajes, donde fue conservada durante varios siglos. Posteriormente el Marquesado de la Conquista fue custodio de la famosa espada dejándola guardada a buen recaudo.
Varios siglos más tarde, a comienzos del siglo XIX, un presuntuoso y extravagante aventurero escocés llegó a España junto al ejército británico para hacer frente a Napoleón en la conocida como Guerra de la Independencia. Él era John Downie, un comisario de guerra a las órdenes de John Moore. Cierta noche de 1809, en una de las veladas ofrecidas por Lord Wellington conoció a los VIII Marqueses de la Conquista, Jacinto de Orellana Pizarro y Contreras y su mujer Bárbara de la Plata y Quintana Padilla. Al conversar con ellos tuvo conocimiento de la famosa espada de Pizarro y sacando su lado más seductor consiguió que se la mostrasen. Posteriormente fueron los mismos marqueses los que le propusieron a Downie que se sirviera de ella, para que dicha arma proporcionase nuevas glorias a la corona.
Unos meses más tarde, con el arma ya en su poder partió hasta Cádiz, donde en junio de 1810 fue nombrado coronel por la Regencia, a su escuadrón lo denominó “Los Leales de Pizarro”. Debido a su buen hacer bélico, Downie fue ascendido a brigadier, solicitó entonces poder ampliar sus huestes, la unidad fue rebautizada en 1812 como “Leal Legión Extremeña”. En agosto de 1812 españoles y británicos se enfrentaron al mariscal Soult en Castilleja de la Cuesta y sus inmediaciones (Sevilla) resultando derrotados los franceses. Posteriormente los persiguieron hasta el sevillano Puente de Triana, allí Downie enarbolando la famosa espada de Pizarro arengó a los suyos contra los franceses, pero la artillería de la batería francesa tiró de su caballo a Downie dejándolo gravemente herido. A pesar de ello aún tuvo fuerzas para arrojar la espada hacia sus hombres para que la pusieran a salvo. Posteriormente un pelotón de la Leal Legión Extremeña lo encontró tirado en el suelo ensangrentado y con todo el rostro desfigurado, había perdido el ojo derecho.
Una vez repuesto del pasado combate, Downie volvió a desempolvar la espada, concretamente en 1822, durante la Guerra Realista que enfrentó a los liberales contra las guerrillas sublevadas partidarias de Fernando VII. En dicha enfrentamiento Francia intervino militarmente con la intención de restablecer el absolutismo de Fernando VII, apoyando así a los realistas. El ejército francés, denominado los Cien Mil Hijos de San Luis, fue encabezado por el duque de Angulema. En esta ocasión, John Downie participó en una facción realista con la intención de rescatar a Fernando VII. Pero a pesar de que el monarca fue liberado, el escocés fue detenido por el general Francisco Copons y Navia
siendo arrestado en el castillo de Santa Catalina en Cádiz, la espada cayó en manos de los liberales. Posteriormente fue liberado de su cautiverio pero sin tiempo para recuperar el arma murió tres años más tarde.
Se tiene constancia que, desde 1823, la espada de Pizarro se encuentra depositada en la Armería Real de Madrid.
Seguiremos contando mas cosas que seguro que encontrareis muy interesantes.
Un saludo amigos,