
Geoffroi de Charney

Fue un importante caballero templario del sigo XIV, figura clave de los últimos tiempos de la orden del Temple.
Muy conocido por haber sido uno de los templarios ejecutados junto a Jacques de Molay en 1314, hay motivos para trazar una narrativa sobre su papel sobre el control económico y financiero del Temple.
Su conexión con el poder invisible del Temple.
En los oscuros pasillos de la encomienda de Laon, en el norte de Francia, Geoffroi era mas que un guerrero, era el contable silencioso de una orden poderosa. Mientras otros templarios blandían sus espadas en Tierra Santa, él domina las tablas de cambio, los documentos de deuda y los registros de diezmos que fluían desde Jerusalén hasta Londres.
Geoffroi comprendía que el verdadero Temple no solo reposaba en la cruz roja y la espada, sino en los cimientos de piedra de las bóvedas templarias donde se almacenaba oro, letras de cambio, documentos de tierras y secretos reales.
Como comandante regional, supervisaba:
El cobro de las rentas de vastas propiedades agrícolas.
El préstamo con intereses controlados a nobles, comerciantes e incluso reyes.
El transporte seguro de riquezas, gracias al sistema de «cheques templarios».
La custodia de secretos financiero, incluyendo las deudas del rey Felipe IV.
Mantenía contactos directo con bancos templarios en Londres y Paris, donde el Temple actuaba como precursor de la banca internacional. A través de túneles de pergaminos y criptas de piedra, tejía una red financiera que rivalizaba con las de los estados.
Pero ese mismo poder despertó la codicia de la corona francesa. Geoffroi fue arrestado junto a Molay, no solo por herejía sino por ser guardianes de un sistema financiero alterno al poder rel.
En su celda y antes de ser ejecutado, no renegó de su fe ni del Temple. Sabía que las cifras que había escrito con su pluma eran tan letales como la espada. Su silencio selló los destinos de los secretos financieros que desaparecieron con la caída del Temple.

«Dominus thesauri, servus crucis» Señor del tesoro, siervo de la cruz.
«Silentium est fortitudo pecuniae» El silencio es la fortaleza del dinero.