Monasterio de San Pedro de Montes
LA TEBAIDA BERCIANA
Por si alguien no lo sabe. La Tebaida Berciana es el nombre que recibe una zona del Bierzo. La que se sitúa entre Peñalba de Santiago y Montes de Valdueza. El nombre viene de la antigua ciudad de Tebas, en Egipto. Se debe a que tanto allí como aquí (en menor medida) había muchos templos bellos en lugares aislados, allí en el desierto y aquí en la montaña.
En la localidad berciana de Montes de Valdueza, en pleno corazón de los Montes Aquilanos, encontramos el Monasterio de San Pedro de Montes, una de las abadías bercianas más poderosos de la época.
Conocido antiguamente con el nombre de ‘rupianense’ por estar construido al pie del castro romano ‘Rupioano’, el monasterio fue fundado en el siglo VII por San Fructuoso y su discípulo Valerio.
Tras la invasión musulmana es abandonado y posteriormente, en el año 895, es restaurado de manera sobria por el monje San Genadio. En el año 919, siendo obispo de la diócesis de Astorga, se amplia y se consagra la Iglesia a San Pedro.
En ediciones anteriores os conté una leyenda sobre el Valle del Silencio, leyenda protagonizada por este santo, San Genadio, si echáis marcha atrás la veréis.
Más tarde, con la reforma benedictina de los siglos XII y XIII, se rehace en estilo románico. En el siglo XVIII se vuelve a levantar la nave en conjunto con la fachada y el claustro barroco.
Actualmente el monasterio de San Pedro de Montes, recoge diversos estilos arquitectónicos, de prerrománico podemos destacar los capiteles que aparecen en la torre, del románico destacar la torre y la portada que sirve de unión entre la torre y la iglesia, del siglo XVIII destacar el claustro, las bóvedas de la iglesia y las diferentes fachadas.
La desamortización de Mendizábal en 1835 supuso la exclaustración, más tarde, en el año 1842, un incendio convertiría el edificio del monasterio en escombros, salvándose poco más que el templo, hoy iglesia parroquial y autentica joya del arte mozárabe.
El abad San Valerio describiría así el entorno del Monasterio de San Pedro de Montes ‘Es un lugar parecido al Edén y tan apto como él para el recogimiento, la soledad y el recreo de los sentidos. Cierto es que está vallado por montes gigantescos, pero no por ello creas que es lóbrego y sombrío, sino rutilante y esplendoroso de luz y de sol, ameno y fecundo, de verdor primaveral’…
Aunque en la rígida pendiente de la montaña ni un solo rincón encontramos donde edificar, con la ayuda de Dios, el trabajo de nuestras propias manos y la precia de los artesanos, en muy poco tiempo allanamos un pequeño espacio donde pudimos edificar un breve remedo de claustro’.
En las proximidades del pueblo se halla la Ermita de Santa Cruz,
construida en el S. XVIII, que conserva algunos restos de la primera edificación del monasterio, como relieves visigóticos y mozárabes del siglo X.
El Monasterio de San Pedro de Montes, fue declarado Monumento Nacional en el año 1931 y Bien de Interés Cultural en 1994.
Más de mil trescientos años lo contemplan, y a pesar de los expolios y saqueos que ha sufrido a lo largo de los siglos, en la actualidad luce radiante tras la última restauración iniciada en 2016.
Tras la entrada de los pueblos germanos en la península, los suevos y los vándalos asdingos (que posteriormente se trasladarían a la Bética) se instalaron en la antigua provincia romana de Gallaecia
en la que se incluía el Convento Asturicense del que formaba parte el territorio del Bierzo. La información sobre el periodo suevo es muy escasa, se sabe que el Bierzo estaba dentro de ese territorio por el Parrochiale Suevum y algunos hallazgos arqueológicos.
El dominio suevo sobre el Bierzo termina tras una serie de sucesos que comienzan en la sublevación de Aspidio contra el rey visigodo Leovigildo
apoyado aquel por el rey suevo Miro
que muere tras apoyar al hijo de Leovigildo, Hermenegildo contra su padre.
Tras 177 años los visigodos acabaron con el reino suevo. Del dominio visigodo del Bierzo existe mayor información, proporcionada esta tanto por fuentes escritas, como por ejemplo la Vida de san Fructuoso, escrita, probablemente por san Valerio, y otras obras de este Santo como por distintos restos arqueológicos y hallazgos numismáticos de importancia como son dos monedas, una que corresponde al rey Sisebuto en cuyo anverso puede leerse Bergio Pius, haciendo referencia a Castro Bergidum donde existió un enclave visigodo y un tremisse encontrado en el castillo de Ponferrada de Recesvinto.
Gracias a la Vida de san Fructuoso conocemos que el padre de este era dux de Gallaecia y que muchas de sus propiedades se encontraba en una zona de esa provincia llamada el Bergidensis territori (territorio Bergidensi).
Tras la batalla de Covadonga en 722, los reyes asturianos, tras controlar gran parte de Galicia intentan realizar lo mismo en territorio berciano. Bermudo I (o Vermudo I) cae derrotado en la batalla del río Burbia (Villafranca del Bierzo), hacia el 790, y abdica voluntariamente. Los monarcas asturianos no conseguirán un dominio sobre el Bierzo hasta los reinados de Alfonso II y de Ramiro I, habiendo antes pasado de manos musulmanas a cristianas, alternativamente el territorio berciano. De esta época quedan testimonios, más o menos legendarios, sobre distintas batallas situadas en el Bierzo, entre ellas la heroica toma del castillo de Sarracín (Vega de Valcarce),
hecho que ha quedado reflejado en el escudo de dicho municipio.
Es en esta época, reinado de Ramiro I (842-850) cuando el Bierzo comienza a estar bajo dominio de condes, siendo el primero de ellos don Lorenzo y el más conocido el conde Gatón que repuebla numerosas zonas al este del Bierzo.
En el reinado de Alfonso III, el dominio sobre el Bierzo por parte de los monarcas asturianos parece asentado, pasando en el año 910 a ser el Reino de León.
Como veréis merece la pena recorrer este territorio de historias antiguas, de reyes y guerreros, de unos paisajes que llaman al reposo y a la oración, al recreo de los sentidos, a la paz y no diría yo que también al buen comer, que esta zona fama tiene de buena comida y de buen vino.
Que aunque tuviera santos, estos también sabían saborear las riquezas de estas tierras, que un estomago lleno ayuda al espíritu, o sino que se lo digan a los buenos frailes de los monasterios, que cuanto mas alegres tienen las tripas mas alto cantan en los salmos.
Un saludo amigos y hasta la próxima,