Nuestra Señora de la Malena

Hasta el Concilio de Éfeso, allá por el siglo V, concretamente en el año del Señor de 431, los «Santos Padres no tuvieron inconveniente en llamar Madre de Dios a la Santa Virgen». Con ello comienza el culto a la Virgen. En el mundo carolingio se reduce la devoción mariana y es a partir del románico, cuando coge fuerza el culto a Maria y mucho más con la aparición del Císter en el que la Virgen es la medianera (así la llama Gonzalo de Berceo en el siglo XII) entre Dios y los hombres.

Gonzalo de Berceo

Aquí tenemos una hermosa representación de María como «Sedes Sapientae», trono de Sabiduría. La Madre porta en su mano derecha algo parecido a una manzana que puede representar a Maria como la nueva Eva. Su Hijo, que está centrado, está bendiciendo con la derecha y con la izquierda sostiene un libro. Ambos están muy hieráticos y sus ajustadas ropas refuerzan esa rigidez. Emociona contemplar el cálido tono de las mejillas de Ella. Parece  ser que en los años cuarenta del siglo pasado quisieron «reconvertirla en la Virgen de Montserrat» y fue ennegrecida. Afortunadamente, andando el tiempo se eliminó ese absurdo repinte  y quedó así de maravillosa. 

Nuestra Señora de la Malena, siglo XII. Procede de la ermita de Malena en la Sierra de Guara y está expuesta en el museo de la catedral de Huesca.


Patxi Amescua

Productor de TV

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