Santo Toribio de Liébana

En el corazón de la comarca de Liébana, escondido entre el monte de la Viorna, hallamos este lugar escogido por Toribio de Palencia y unos pocos monjes ( S VI) para vivir entregados a la oración y la vida comunitaria bajo la guía de un Abad.

Tras la invasión árabe, el Rey Alfonso I pobló y organizó el territorio de Liébana con cristianos de la Meseta, para crear un vacío estratégico como frontera frente a los árabes. Entre ellos vinieron monjes que se instalaron en numerosos lugares de la comarca, fundando monasterios como el de San Martin de Turieno, que andando el tiempo se convertiría en Santo Toribio de Liébana.

La vida transcurre tranquila en este monasterio hasta que en el s VIII, el Abad Beato, dotado de cultura excepcional, escribió el “Comentario al Apocalipsis” (año 776) 

obra que alcanzó gran difusión, dando origen a lo que conocemos como  “Beatos de Liébana” que son las copias diferentes dentro del mundo monástico ( s IX a XIII, puede haberlos también de S. XVI)  de este códice. Al igual que San Juan en el Apocalipsis, la tesis que quiere difundir San Beato es que el Cordero vencerá a la Bestia: Cristo resucitado prevalecerá sobre el mal.

Corre el siglo IX cuando  los cristianos de Astorga, a fin de proteger la reliquia del Lignum Crucis (Leño de la Cruz) del avance árabe en la península,  la traen a  este pequeño monasterio, reliquia que según la tradición fue traída de Jerusalén por el  primer obispo de Astorga a este monasterio conocido en aquel entonces como Monasterio de San Martín de Turieno  (s V).

Esto convirtió al monasterio en un importante centro de peregrinaciones, lo que hizo que el Papa Julio II en 1512,

concediese a este lugar el privilegio del Año Santo cada vez que el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, coincidiera con domingo.

A  lo largo de los siglos, el monasterio de Santo Toribio de Liébana estuvo habitado por monjes benedictinos.  A causa de la Exclaustración de Mendizábal (1834),  la comunidad desaparece  y hay que esperar al año 1961, en el que vienen a habitarlo una pequeña fraternidad de frailes franciscanos herederos de San Francisco de Asís.

BEATO DE LIÉBANA

Monje de mediados del siglo VIII, que en el año 776, escribió el libro titulado “Comentario al Apocalipsis”, para explicar el hermético texto de San Juan. Para su redacción Beato se basó en las obras de los Santos Padres, lo que nos indica la gran biblioteca que debía poseer este monasterio.

De otra parte Beato compuso  el himno «O Dei Verbum», para la festividad de Santiago en la liturgia mozárabe, cuya alabanza del Apóstol supuso el inicio del culto a Santiago como patrón de España y propiciando el descubrimiento del sepulcro de Santiago.

Beato tuvo protagonismo en las controversias teológicas del siglo VIII  defendiendo la ortodoxia católica frente a la herejía que afirmaba que Cristo era solamente hijo «adoptivo» de Dios. En el proceso se vio implicado el propio emperador Carlomagno, que convocó un Concilio en Ratisbona, en el cual se ratificaron las posturas de Beato  frente a la herejía. De igual modo participó activamente en la vida pública de este momento de la historia en que se configura el reino de los Astures.

LIGNUM CRUCIS  (Leño de la Cruz)

La reliquia llegó al Monasterio al mismo tiempo que los restos de Santo Toribio, alrededor del siglo VIII, a fin de protegerla del avance árabe en la península. Fue traída  de Astorga a donde llegó a su vez en el siglo VI desde Roma de manos de Santo Toribio, primer obispo de Astorga.

esta reliquia corresponde al “brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna Elena (madre del emperador Constantino, en el siglo IV) dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está aserrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo”.

Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo.

Pruebas científicas realizadas en 1958, verificaron que la madera del Santo Leño es un Cupressus Sempervirens Luna variedad de ciprés autóctona de Palestina y con una antigüedad superior a los 2.000 años.

Año Jubilar

Este año 2023 se celebra un nuevo Año Santo Jubilar Lebaniego, el número 74. El día 16 de abril volverá a abrirse la Puerta del Perdón del santuario de Santo Toribio, dando lugar a un año de Gracia.

Con tal motivo se construyó en dicha época la Puerta del Perdón, que se abre durante el Año Jubilar para acceder a la Iglesia.

Este es un signo catequético que nos recuerda que Jesús es nuestra puerta de acceso al corazón misericordioso del Padre (Jn 10,9). No hay magia en este signo de entrar por la puerta, sino recuerdo de una promesa firmada con la vida entregada en la cruz.

Apertura de la Puerta del Perdón

Santo Toribio de Liébana es uno de los cuatro lugares Santos de peregrinación perpetua de la Iglesia, aumentados a tres más en la actualidad. Los peregrinos que hacen este Camino, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, se llaman CRUCENOS por ser peregrinos de la Cruz.

FRATERNIDAD FRANCISCANA

En este santuario, dedicado al Lignum Crucis, se acoge a todos los visitantes por diferentes intereses para mostrarles el signo del amor de Dios por cada uno de nosotros: la reliquia de la Santa Cruz, custodiada aquí por más de once siglos.

La fraternidad con todos es una señal de nuestra identidad, así pues, si necesitas hablar con algún fraile por el motivo que sea, o celebrar el sacramento de la reconciliación… no dudes en acercarte a nosotros llamando desde la portería o allí donde nos encuentres,  pues estaremos gustosos de poder servirte.

Verdaderamente este es un lugar mágico, rodeado de montañas que hacen las veces de guardianes del inmenso tesoro que se encuentra entre los muros de este monasterio.

Donde antiguos monjes se refugiaron, trayéndose uno de los tesoros mas grandes de la cristiandad. Guardado por padres franciscanos, de todos sabido de la austeridad de estos frailes, de la sencillez y de la infinita paciencia que poseen. Acogiendo a los necesitados del camino, dándoles ayuda.

Un lugar muy especial, donde al caer la tarde desaparecen las voces de los peregrinos y visitantes y entra un silencio y una luz especial que reflejan las montañas cuando el Sol poco a poco de esconde.

Os lo recomiendo y no os arrepentiréis. Además a escasos 3 kilómetros se encuentra la localidad de Potes, donde podéis descansar, comer y hacer también una visita cultural, recorriendo sus antiguas calles y sus tiendas, dotadas de innumerables curiosidades. Y sus estupendos restaurantes.

Gente buena y sincera, gente de montaña.

Un saludo amigos,


Patxi Amescua

Productor de TV

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