TURÉGANO (Segovia)
Piedras con alma
6 de Marzo de 2019
Iñigo y yo teníamos previsto una excursión al alto de Peñalara. Veníamos preparándola desde hace unos días y como él tenía trabajo, decidimos hacerla el miércoles.
Iñigo cogió el tren en Madrid hasta Collado Villalba, allí le recogí en la estación y nos encaminamos al Puerto de Navacerrada, para después ir al Puerto de Cotos, partida del camino de ruta para el pico de Peñalara.
Ya llegando al puerto de Navacerrada la niebla se hacía intensa y empezaban a caer copos de nieve.
Una vez coronado el puerto la ventisca era fuerte y el aire fuerte y frío, la visibilidad muy poca. Aparcamos el coche, salimos y nos pusimos a reír. A reír porque después de tantos días, meses incluso de gran sequía, decidimos ir de excursión el peor día.
Pero como dice el refrán “no hay mal que por bien no venga”. Nos metimos en el coche y nos fuimos de excursión por la provincia de Segovia.
Pasamos San Ildefonso de la Granja y pusimos camino de la localidad de Turégano, pues Iñigo ya había hecho sus pesquisas y nos dirigimos hacia esa localidad, me dijo que era un lugar muy interesante.
TURÉGANO
Piedras con Alma
La reina Doña Urraca hizo donación de la villa a los Obispos de Segovia.
Cuando llegamos y aparcamos en la misma plaza, nos dirigimos al Castillo de Arias Dávila. Qué casualidad que ese día la entrada era gratis.
La señorita que estaba en la pequeña caseta de madera prefabricada y pegada a la puerta principal de la fortaleza, nos indicó lo que teníamos que ver. No fue capaz de salir de su habitáculo, no me extraña pues el tiempo era francamente malo y seguía un aire fuerte con ventisca.
Nos recomendó que lo primero que deberíamos ver era la iglesia de San Miguel y que por favor abriéramos y cerráramos las puertas, para evitar así que las palomas se metieran dentro del edifico, tanto de la iglesia como del castillo.
Cuantos enigmas históricos, no solo del castillo de los prelados segovianos construido sobre la iglesia de San Miguel donde las piedras románicas, góticas y renacentistas andan al escondite en sus laberintos del arte.
Ya calmado el viento y la ventisca, hicimos fotos desde todos los ángulos de la fortaleza y de su iglesia.
Pero Iñigo, como buen periodista e investigador, nos ponía en antecedentes de la interesante historia del castillo y de su iglesia.
Entrada sur de la Iglesia de San Miguel
La Iglesia está en periodo de restauración y lo curioso es que en la parte derecha y junto a él hay una puerta no muy grande, justo para pasar una persona con un letrero en la parte superior que pone “Mazmorra”. Nos quedamos un poco sorprendidos, pues no es habitual el encontrarnos con una celda dentro de una iglesia y menos al lado del altar mayor.
Finalizada la visita al Castillo y a su Iglesia, cogimos el coche y bajamos a la localidad y fuimos aparcar en la misma Plaza donde nos acercamos a la Iglesia de Santiago.
Los relieves insólitos del Ábside del cielo y la tierra de la Iglesia de Santiago.
En la Iglesia encontramos un extraordinario Pantocrátor, el Tetramorfo, capiteles sorprendentes, hermosos relieves románicos iconísticos y símbolos de piedra policromada, el apóstol Santiago con el libro de su epístola en la mano izquierda y apoyada la diestra en un bastón en tao. Una obra colosal del maestro de Turégano, un excepcional artista. Descifran algunas claves del arte románico español que permite abordar los brumosos avatares de los primeros siglos del reino de Castilla.
Iglesia de Santiago, la iglesia de la concordia castellano leonesa. Teniendo en cuenta que en 1230 Castilla y León se unificaron bajo el reinado de Fernando III y que los obispos de Toledo y Segovia estuvieron en Turégano, y esto es una hipótesis que representa un testimonio en la unión.
Pila bautismal Recogimiento
De Alarcos (1195) a Las Navas de Tolosa (1212), con Alfonso VIII de Castilla enfrentado a su primo hermano el rey Alfonso IX de León, ¿Cuál de los dos Santiagos es de Turégano? ¿El Mayor Sant Yago el patrón de España, o el Menor, Sant Yago el hermano del Señor? Bajo las luces sin sombra de la reina segoviana doña Berenguela y el poder delirante de patrias de su hijo Fernando III el Santo, ¿a dónde fijó su rumbo el alma de las piedras tureganenses? ¿A Jerusalén o a Compostela? ¿Qué papel histórico desempeño el obispo lo de Segovia? ¿Cómo manejó su estrategia el arzobispo Jiménez de Rada para conseguir desde Turégano la primacía eclesiástica de Toledo?
Los anales de aquella historia comenzaron cuando al fallecer el Obispo de Segovia don Gonzalo Miguel año 1211, le sucedió en la sede segoviana un obispo casi anónimo, llamado don Gerardo y que pronto fue capitán aguerrido en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), donde los cristianos obtuvieron la victoria más decisiva de la Reconquista. Aquella singular batalla fue convocada por el arzobispo sabio Rodrigo Jiménez de Rada, que había acudido a Roma con don Gerardo para solicitar al Papa una cruzada contra el Islam. Se ha dicho que la batalla de Las Navas de Tolosa fue la “madre de las batallas “y, en el caso de la villa de Turégano, porque alguien contó los avatares de la lucha y sus circunstancias en los capiteles del ábside de la Iglesia de Santiago.
A su regreso de Roma con la Bula Papal de Cruzada en las alforjas, el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, reclutando voluntades por Europa, se trajo con él “cien mil infantes y doce mil caballos”. Ya en el campo de batalla, la vanguardia del ejército la llevaban los extranjeros. Seguía el rey de Aragón con su gente, y la retaguardia el rey don Alfonso con las gentes de Castilla y nuestra Extremadura que iban catorce mil caballos y cuanta gente había en ambas provincias para tomar armas. Al tercer día los extranjeros de la vanguardia tomaron Malagón, pasando a Calatrava y después de saquear el pueblo y degollar a los rendidos se amotinaron volviéndose a sus tierras.
Pasó nuestro ejército a Alarcos, donde llegó don Sancho de Navarra con sus gentes, supliendo la mengua de extranjeros. Los reyes cristianos se abrazaron para darse ánimos, porque estaban confusos y atajados, cuando un rústico vaquero, que algunos nombran Martín Alhaja y otros afirman que fue San Isidro prometió paso seguro… En la vanguardia del ejército cristiano, capitaneando sus tropas de choque, don Diego López de Haro, señor de Vizcaya escucha esta advertencia de labios de su hijo
“Padre, que lo hagáis de modo que no me llamen hijo de traidor y que recuperéis la honra perdida en Alarcos”
A lo que el viejo guerrero respondió “Os llamaran hijo de puta, pero no hijo de traidor”. Don Lope prometió a su padre “Seréis guardado por mí como nunca lo fue padre de hijo, y en nombre de Dios entremos en batalla cuando queráis”.
Allí estuvo nuestro obispo don Gerardo. Al lado del rey Alfonso VIII. Junto al él, el arzobispo Jiménez de Rada. Con ellos, el rey de Aragón, el de Navarra. Todos los reyes de España menos el de León y el de Portugal en aquel 16 de Julio de 1212 cuando junto a Despeñaperros “antes del anochecer cubrían la campaña doscientos mil cadáveres de moros, que al amanecer atemorizaban a Europa, no habiendo muerto más de veinticinco cristianos”.
Si las piedras tuvieran alma y quisieran hablarnos, gritarían que los hechos pregonados en los capiteles de la iglesia de Santiago, esos que cada día y cada noche miran al palacio del obispo
Llega la hora de la comida y hace un poco de hambre, pero preferimos seguir camino a Sotosalvos, pero por recomendación de una señora que estaba en la Iglesia, nos dijo que nos acercáramos a espaldas de la Iglesia de Santiago que había una tahona con unos manjares propios de la tierra. Y vaya que si que buena pinta tenían y que buen sabor tenían. Ya sabéis en Castilla buen trigo y buenas viandas.
Cerca de Sotosalvos y a orilla de la carretera, paramos en un restaurante que a vista parecía normal, sin grandes aspiraciones, pero que por dentro tenían amabilidad y buena comida.
Ese que se intuye y que va a dar cuenta de ese suculento plato de buenas judías de la tierra, es Iñigo, si el periodista, que buen investigador de historias, también sabe de buenos platos, sobre todo de los típicos.
Terminamos de comer y nos pusimos en marcha camino a Sotosalvos.
No había nadie por las calles a estas horas, la gente como es natural recogida en sus casas, comiendo o de sobremesa. Pero nosotros aprovechamos para hacer turismo que ganas teníamos.
La Península Ibérica esconde tesoros en forma de destinos cuya historia y pasado no resultan muy conocidos, pero sorprenden. Y a los que el viajero puede acceder en moto, ya que disponen de accesos por carretera para llegar mientras se disfruta del paisaje. Uno de ellos es Sotosalvos, en Castilla y León.
Enclavado a los pies de la Sierra de Guadarrama, en la frontera entre Segovia y Madrid, este municipio alberga uno de los mejores ejemplos de arte románico rural español. Se trata de la iglesia de San Miguel Arcángel (siglo XII), que dispone de una bellísima galería porticada.
Aunque también sobreviven la torre, la cabecera y gran parte de la nave original, es su galería la que sin duda merecerá más la atención del viajero. Sobresale por la decoración y el número de sus capiteles.
La iglesia preside la Plaza Mayor del pueblo, que muestra retazos de la arquitectura tradicional segoviana. En su paseo por Sotosalbos, la quietud y la calma conviven en perfecta armonía. Sus escasos 130 vecinos lo hacen posible, por lo que hacen de la villa un destino ideal para una escapada de fin de semana.
Tras la conquista de la Península Ibérica por los árabes, las tierras de Sotosalbos permanecieron durante siglos en tierra de nadie, en la franja de terreno comprendida entre los ríos Duero y Tajo, que servía como frontera muelle entre cristianos, al Norte, y moros, al Sur.
Posteriormente y tras el avance de los cristianos, estas tierras de Sotosalbos fueron donadas al obispado de Segovia en 1116; donación que fue confirmada por Alfonso I el Batallador en 1122, comenzando de inmediato a poblarse el lugar llamado entonces Sotis Albis. Pero desde 1247 ya se menciona como Sotosalbos (sotos blancos).
En el año 1536 el cabildo segoviano vendió la propiedad a don Pedro de Zúñiga, pasando de esta manera a depender del señorío del marqués de Aguilafuente.
La historia de Sotosalbos se encuentra también muy vinculada a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que por el siglo XIV menciona a Sotos Albos en el Libro de buen amor, citando su encuentro en el Puerto de Malangosto con la serrana La Chata.
La Plaza del Descansadero del Herrero es otro de los atractivos que aparecen de repente, así como dos antiguas fuentes o la Cruz del Canto, en un recorrido que apenas conllevará una hora.
Fundado en el siglo XII, Sotosalbos aparece ya citado en una de las obras más sobresalientes del Medievo español. Juan Ruiz, arcipreste de Hita, otorga a la localidad segoviana un halo de misterio en su Libro del Buen Amor.
Una vez finalizada nuestra visita a tan importante localidad nos pusimos en camino con destino a nuestra casa, que había que descansar y poner en orden nuestros papeles y poder contaros esta experiencia tan interesante.
Un abrazo a todos y no os olvidéis de hacer un recorrido por estas tierras con historia.