Viaje a La Alcarria en Guadalajara, tras los pasos de Don Camilo.
En 1948 Camilo José Cela hizo célebre una frase en la que afirmaba que «La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir». Dicho alegato cambió allá por 1986 en un esperanzador «La Alcarria es un hermoso país al que a la gente ya le va dando la gana ir». Estaba en lo cierto pues ahora nos dispones a emprender el camino y descubrir la aventura que el maestro también nos definió en su libro «Viaje a la Alcarria».
Visitar La Alcarria desde Madrid no solo es fácil sino igualmente enriquecedor pues en esta zona que ocupa extensiones de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Madrid encontramos no solo una gran riqueza histórica sino también cultural y arquitectónica.
Si bien el mapa ideal con el que orientarse en cualquier ruta por La Alcarria es el libro «Viaje a La Alcarria» de Cela en el que desgrana paso a paso a pie y en solitario (al menos durante gran parte del recorrido) por esta región española.
Nosotros viajamos por La Alcarria en coche de manera que pudimos condensar más visitas en bastante menos tiempo del que Cela dispuso allá por el año 1946. Nuestro viaje comienza en Torija para, desde ahí, visitar pueblos tan pintorescos como Brihuega, Cifuentes, Trillo o Pastrana.
TORIJA
Su situación privilegiada como cruce de caminos y tránsito natural hacia Aragón, ha hecho que desde tiempos inmemoriales se exista la presencia del hombre en su entorno. Los primeros escritos datan de la Reconquista. Como valor estratégico, al final de un amplio valle, hizo que desde el principio se construyera una atalaya de vigilancia, alrededor de la cual se levantaron el resto de las edificaciones del municipio. La historia de Torija corre pues paralela a la de su fortaleza.
En su planta actual el castillo data del siglo xv y fue obra de la familia Mendoza que, desde su llegada a Castilla en el siglo xiv, estuvo vinculada a Torija y a los pueblos de alrededor. Es de planta cuadrada y está hecha con piedra caliza de la Alcarria. Posee tres cubos cilíndricos y una esbelta torre del Homenaje, donde en tiempos se alojaron los señores del castillo. En su interior hay un patio de armas, que tuvo un pozo con agua en el centro. Dejó de ser habitado a finales del siglo xvi y sólo en ocasiones excepcionales fue usada para albergar a reyes Carlos V o Felipe II, y a visitantes ilustres.
En sus muros se hicieron fuertes los navarros, en concreto las tropas mandadas por el capitán Juan de Puelles, durante la campaña de Juan II de Navarra en 1445 contra su primo Juan II de Castilla. Pese a ser derrotados en la primera batalla de Olmedo, aquí resistieron los navarros durante siete años las embestidas de las tropas del marqués de Santillana y don Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo.
Ya en el siglo xix, durante la Guerra de la Independencia, el castillo sirvió de refugio al guerrillero Juan Martín “El Empecinado”, quien acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las tropas francesas.
En la torre del homenaje se ha creado el museo del «Viaje a la Alcarria», en honor a Camilo José Cela.
Nos encaminamos a Brihuega a conocer su historia.
Brihuega, lugar de leyenda
Observado desde la distancia pareciera que Brihuega está metida, en un hoyo, aunque realmente domine el paisaje. Este precioso pueblo se encuentra en gran parte amurallado y, gracias a su riqueza arquitectónica, posee el honor de haber sido declarado Conjunto Histórico Nacional. Brihuega es también conocida como el Jardín de La Alcarria.
Bosques de encinas y quejigares y la agricultura de secano del páramo, las pequeñas huertas, los olivares y las plantas aromáticas, lavanda, espliego, romero, tomillo o salvia, de las cuestas y valles, que han proporcionado el asentamiento de colmenas para la producción de la miel.
Bastante hay que ver en el pueblo de entre lo que destacamos el Castillo de la Peña Bermeja, algunas de sus puertas (como la de Santa María y de la Guía), la iglesia de Santa María de la Peña, la Real Fábrica de paños y su jardín, las fuentes y lavaderos o, en la plaza del Coso (junto al actual ayuntamiento), una antigua cárcel y un sistema de cuevas de origen árabe. Si tienes la suerte de visitar Brihuega en primavera podrás disfrutar de unos campos vestidos de un color violeta y podrás oler la lavanda en toda la comarca.
Otra de las citas que no puedes perderte es el Festival de la Lavanda. Cada mes de julio desde 2015 los campos de la comarca de Brihuega se visten de morado e impregnan el aire con el aroma de Lavanda, un verdadero espectáculo que despierta los sentidos.En honor a la nueva recolecta tiene lugar cada año el Festival de la Lavanda, con conciertos únicos al atardecer. Los invitados vestidos de blanco se mezclan con los campos morados, la puesta de sol, el aroma de la Lavanda y la música para disfrutar de una experiencia única e inolvidable.
Me subo al alto de un mirador y miro al valle. al fondo corre el Tajuña, que tranquilidad y que belleza para el espíritu.
Cifuentes, fuentes e iglesias
Su nombre proviene de la gran cantidad de fuente y caños que hay en el pueblo el cual, además, posee una riqueza arquitectónica sin igual en toda la comarca. Claro ejemplo de ello son los restos de su muralla medieval (hasta hace unos 150 años esta se conservaba casi en su totalidad), los antiguos conventos de San Blas y de Nuestra Señora de Belén, este último fundado hace 5 siglos y aún con actividad religiosa, la portada de la iglesia de El Salvador y, como no, su plaza mayor.
El origen de la villa, al igual que muchas otras de la comarca, se remonta a los tiempos de la conquista de la Taifa de Toledo por los cristianos de Castilla, a finales del siglo xi. En el siglo XII, con la reconquista de Cuenca, se erigió como cabeza de arciprestazgo, creciendo y convirtiéndose en el mayor núcleo urbano de la comarca. En 1273, Alfonso X el Sabio creó en Gualda, en la actualidad una pedanía de Cifuentes, el Real y Honrado Concejo de la Mesta.
El Honrado Concejo de la Mesta de Alfonso X, reuniendo a todos los pastores de León y de Castilla en una asociación ibérica y otorgándoles importantes prerrogativas y privilegios tales como eximirlos del servicio militar y de testificar en los juicios, derechos de paso y pastoreo, etc.).
En la primera mitad del siglo XIV el infante don Juan Manuel adquirió el señorío de Cifuentes a su prima la infanta Blanca de Portugal y construyó su castillo en un cerro al sureste de la villa. El común de villa y tierra de Cifuentes pasa a ser en aquel siglo tierra de realengo. En 1431 Enrique IV concedió la villa y sus tierras a Juan de Silva, alférez mayor de Castilla, que sería su primer conde.
Blanca de Portugal D.Juan Manuel
Escudo de Don Juan Manuel Castillo de Don Juan Manuel
En el siglo XVIII el conde Fernando de Silva se rebeló contra los Borbones. Fue entonces cuando, en represalia, fue destruido su palacio, que se levantaba en la plaza Mayor. A partir del siglo xviii, la villa se convirtió en un importante centro de comercio, principalmente agrícola y ganadero.
Fue lugar de nacimiento de Fray Diego de Landa, personaje relevante en la historia de México, particularmente en la península de Yucatán. También fue lugar de nacimiento de la princesa de Éboli.
Fray Diego de Landa Dª Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda Princesa de Éboli
Trillo, agua y naturaleza
Si hay un pueblo donde el río Tajo y sus cascadas son protagonistas es en Trillo, no en vano el pueblo es puerta del Alto Tajo y como ya se sabe dónde hay agua hay verdor en este caso transformado en bellos jardines y las más diversas huertas.
Situarte sobre el Puente sobre el Tajo es una maravilla pues además de las magníficas vistas acompañadas del fluir del agua estamos sobre un puente de origen medieval cuya construcción se hizo con un solo ojo algo nada común para la época. Desde este puente se intuye una cascada que a pocos metros descarga miles de litros de agua, se trata del principal recurso natural de Trillo, la cascada del Cifuentes.
Enclavado junto al Tajo, al pie de altos murallones rocosos que conforman las orillas del río desde varios kilómetros aguas arriba, Trillo resulta uno de los lugares más pintorescos de la provincia. Uno de sus parajes más espectaculares lo conforma la desembocadura del río Cifuentes, entre cascadas y abundante vegetación, en el propio río Tajo.
La gran referencia geográfica de La Alcarria es, sin lugar a dudas, el magnífico paraje de las Tetas de Viana, declaradas Monumento Natural, situadas en las proximidades de la localidad de Viana de Mondéjar, dos espectaculares montes o cerros testigo gemelos que destacan desde el fondo del valle del Tajo con sus singulares siluetas que dan origen a su nombre.
Ya en época romana Trillo era una población conocida, estando situada en la región fronteriza entre Carpetania y Celtiberia. Su poblamiento se consolidó tras la Reconquista —a finales del siglo xi siendo monarca Alfonso VI el Bravo— cuando pasó a formar parte del Común de la Villa y Tierra de Atienza, rigiéndose por su Fuero.
A mediados del siglo xv pasó a la jurisdicción de los Condes de Cifuentes, hasta que, en 1630, Trillo fue declarada villa con jurisdicción propia.
De su patrimonio monumental resaltar la Iglesia Parroquial de Santa María de la Estrella, del siglo XVI, con su magnífica portada plateresca al sur, y las ruinas de la que antaño fue gran abadía cisterciense de Santa María de Óvila, fundada por Alfonso VIII a finales del siglo XII
Monasterio Santa María de Óvila Monasterio Santa María de Óvila Santa María de la Estrella
Respecto a su arquitectura civil, no puede olvidarse la construcción más emblemática de la villa, su afamado Puente sobre el río Tajo, del siglo XVI.
Entre sus manifestaciones festivas, además de sus ancestrales Mayos, deben resaltarse los tradicionales descensos en piragua por el río Tajo, que a finales de cada mes de julio concentran a millares de aficionados al piragüismo de toda España.
Una vez visto este magnífico lugar lleno de aguas termales, viajamos al sur de la provincia . Allí, en la Alcarria, hay una pequeña localidad que guarda un enorme tesoro. Se trata de….
Córcoles, precioso monasterio
Córcoles y su monasterio de Monsalud. No vamos a engañarnos, es su joya más preciada, pero la villa guarda otros muchos lugares de interés como la iglesia parroquial de San Juan Bautista, sus múltiples fuentes y murales, o un entorno natural bien hermoso.
En Córcoles encontramos el Monasterio de Santa María de Monsalud. Perteneciente a la orden del Císter fue es uno de los más antiguos y mejor conservados de la provincia de Guadalajara. Monsalud mantiene gran parte de la construcción original del siglo XII a la que, posteriormente, se añadieron renovaciones en los siglos XVI y XVII.
La creación de este cenobio responde a varias motivaciones. En primer lugar la creación de un centro económico sobre el cual gestionar la repoblación castellana de estas tierras debido al buen hacer de los “monjes blancos” en las tareas agrícolas y la implantación de comunidades estables alrededor del Monasterio. Esta función repobladora en plena Reconquista hace que exista una gran unión con la Orden de Calatrava.
El primer abad del monasterio fue Fortún Donato, discípulo de San Bernardo de Claraval, ideólogo del Císter, el cual llegó a Monsalud junto con otro grupo de monjes provenientes del Monasterio de Scala Dei, en los Pirineos franceses. En 1.538 el monasterio se puso bajo la Observancia de Castilla con profundos cambios en la organización del mismo. La consecuencia inherente fue un nuevo auge económico, lo que unido a su fama como lugar santo y de numerosas peregrinaciones en honor a la Virgen de Monsalud nos lleva a un periodo dorado. En 1.835, con motivo de la Desamortización de Mendizábal se suprimió y expulsó a la Orden del monasterio, cesando así sus actividades.
La influencia del monasterio de Monsalud se deja sentir en el románico de todo el sur de Guadalajara y provincia de Cuenca. Destaca especialmente la sobriedad románica de su iglesia, así como el gótico de transición de su sala capitular y claustro.
La portería, el claustro, la iglesia, la sala capitular, la sacristía, el refectorio, la bodega y parte de las celdas son los elementos aún reconocibles de lo que fue el monasterio.
De entre las construcciones que se pueden visitar están la iglesia (formada por tres naves, tres ábsides y un gran crucero) y su claustro adyacente que incluye los dormitorios, una sala capitular y una cueva utilizada como bodega en la que podrás probar un interesante vino local.
Pastrana, Palacio Ducal
Situada sobre una ladera y situada entre barrancos el pueblo de Pastrana es una de las paradas más importantes de cuantas se deben hacer en cualquier viaje a La Alcarria pues, al igual que Brihuega, posee el honor de haber sido declarado Conjunto Histórico Nacional (sus preciosas y cuidadas calles empedradas de corte medieval, sus murallas, fachadas y fuentes así lo confirman).
Los romanos la llamaron Paternina. El pretor romano Tiberio Sempronio Graco destruyó la ciudadela carpetana durante la conquista en el año 180 antes de Cristo. 100 años después fue reconstruida por orden del cónsul Paterno Paterniano, de quien tomó el nombre de Paternina.
En el año 1174, el rey Alfonso VIII de Castilla concedió la entonces aldea de Pastrana, junto con Zorita de los Canes a la Orden de Calatrava, de quienes obtendría importantes privilegios. Más adelante, el rey Enrique II de Castilla a propuesta del maestre calatravo le concedió el privilegio de villazgo en 1369. Pastrana creció a partir de entonces en detrimento de Zorita.
En 1541, con fuerte oposición de los pastraneros que no querían perder el estatus de realengo, compró la villa a la Corona doña Ana de la Cerda, abuela de la célebre doña Ana de Mendoza de la Cerda (princesa de Éboli), la famosa princesa tuerta, quien casaría con don Ruy Gómez de Silva, secretario real de Felipe II, quienes obtuvieron del Rey los títulos de Duques de Pastrana y Príncipes de Éboli.
Con el ducado comienza una época de esplendor para Pastrana. Los duques fundan la Colegiata y ayudando a Santa Teresa de Jesús, dos conventos de carmelitas descalzos en 1569. En 1573 muere el duque Ruy Gómez, y su viuda, la princesa de Éboli, decide meterse a monja en la Concepción, causando numerosos escándalos en el convento, razón que impulsa a Teresa de Jesús a llevarse a las monjas de la población.
Colegiata Santa Teresa de Jesús
En julio de 1579, al conocer el rey Felipe II, las intrigas de la princesa de Éboli y su secretario Antonio Pérez, ordena el encarcelamiento de Ana de Mendoza. La Princesa de Éboli permaneció encerrada sus últimos años en su propio Palacio Ducal hasta su muerte en 1592.
Antonio Pérez Palacio Ducal
En el siglo XVIII los duques trasladan su residencia a Madrid, con lo que se inicia la decadencia de la villa.
Lo imprescindible se encuentra alrededor de la Plaza de la Hora pues el gran Palacio Ducal y el mirador hacia el río Arlés conforman un punto de partida ideal. No debes perderte el balcón enrejado (único contacto de la Princesa con el mundo exterior) y la habitación que ocupó durante su confinamiento.
Dejamos Pastrana y nos ponemos en camino de Zorita de los Canes. Vamos a descubrir la historia de ese lugar y a lo mejor hasta disfrutamos haciendo un deporte estupendo al aire libre.
Zorita de los Canes, castillo y zona arqueológica
La villa de Zorita de los Canes, también bañada por el Tajo, fue fundada como ciudad andalusí para, posteriormente, pasar al Califato Cordobés y ser recuperada por los cristianos en el siglo XI. Turísticamente posee dos atractivos culturales que sobresalen de los demás.
Por un lado podemos encontrar su castillo (de origen musulmán) situado sobre una loma que le permite ver la comarca a kilómetros a la redonda. Fueron muy importantes las técnicas de defensa que se usaron en este castillo en el siglo XVI. Por el otro lado tenemos restos de la única ciudad visigoda en Europa. Recópolis ocupa unas 33 hectáreas y está rodeada de una muralla con torres y varias puertas de acceso. En su interior encontramos restos de un palacio, una iglesia así como diversos tipos de viviendas. Aún queda mucho por excavar así que se supone que gran parte de su valor sigue intacto.
Castillo de Zorita Situación estratégica
Marcada por la huella de la Orden Militar de Calatrava y junto al río Tajo, su fiel confidente, hoy declarada Reserva Fluvial, guarda detalles emblemáticos como el sello de dicha orden grabado a los pies del arco de entrada a la villa.
Su historia se remonta a la etapa musulmana, aunque existen fuentes que indican que también hubo presencia visigoda. En e año 926 se menciona como punto clave en la sublevación contra el califa de Córdoba Abderramán III. En el año 1085 los cristianos conquistaron este lugar. Años después, Alfonso VII, que había repoblado este enclave con mozárabes aragoneses, entregó el lugar a la familia de los Castros, quienes en vez de guardarla para el poder real, se hicieron por la fuerza sus señores feudales, amenazando en ocasiones incluso a la monarquía.
En el año 1169, el joven Alfonso VIII, apoyado por los Laras y los ejércitos concejiles de Alcalá, Guadalajara, Atienza, Toledo, Soria y Avila, más el apoyo de los caballeros calatravos, consiguió recuperar Zorita para la corona castellana. Al año siguiente, en 1170, Alfonso se casó con doña Leonor de Inglaterra, y le ofreció en arras el castillo y lugar de Zorita. Poco después, en el año 1174, Zorita fue entregada a la Orden de Calatrava, que la recibió en la persona de su maestre don Martín Pérez de Siones, quien lo convirtió en cabeza de una Encomienda, transformándolo en un firmísimo bastión pleno de tropas, caballeros y armamentos.
Zorita fue sede de la Mesa Maestral Calatrava desde finales del siglo XII hasta comienzos del XIII. Fue el maestre Ruy Díaz quien más laboró en este sentido. En los siguientes siglos, esta fortaleza del Tajo fue protagonista de algunas aventuras guerreras, especialmente revueltas y luchas civiles de los calatravos. En el año 1565 fue adquirida al Rey por Don Ruy Gómez de Silva, luego premiado con el título de duque de Pastrana, de donde también era señor.
Ruy Gómez de Silva y de su mujer, la princesa de Éboli realizaron cambios en la fortaleza para poder habitarla. En el año 1572 este magnate fundó un mayorazgo en el que incluyó la villa de Zorita y su castillo. Pasó a su hijo don Rodrigo de Silva y Mendoza, y luego a sus descendientes los duques de Pastrana, hasta que en el año 1732, los duques del Infantado, a quienes por sucesión había correspondido la casa pastranera, vendieron este enclave a don Juan Antonio Pérez de la Torre, antecesor de los condes de San Rafael. El título, ya solamente honorífico, de Comendador de Zorita, continuó existiendo hasta el siglo XIX.
A lo largo de su historia, el castillo ha cumplido una doble función: función defensivo-religiosa, por ejemplo, cuando estuvo en manos de la Orden de Calatrava, y función residencial cuando estuvo, por ejemplo, en manos de don Ruy Gómez de Silva y de su mujer, la princesa de Éboli.
Si después de haberte llenado de cultura, historias y leyendas te apetece hacer un poco de deporte al aire libre y disfrutar del recorrido, apúntate a un viaje fluvial, divertido y gratificante.
Es un recorrido muy ameno de una provincia rica en paisaje, en cultura y en gentes. En el buen comer y el buen beber, en hospedaje y en la cordialidad que distingue a estos castellanos.
Un viaje que os recomiendo para que disfruteis de unos días de descanso. Que disfrutareis más si cabe, cuando hayáis leído el libro de Don Camilo, «Viaje a la Alcarria», magnífica redacción del maestro.
Un saludo y hasta pronto,