Arévalo, la villa de Isabel la Católica (Ávila)

Arévalo, capital de la Moraña, del románico-mudéjar castellano y de los garbanzos blancos y tiernos, es un pueblo grande e ilustre, con un castillo, tres grandes plazas, media docena de iglesias (llegó a tener 14) y ora media docena de palacios de fuste.

Por su situación estratégica, Arévalo ha sido siempre cruce de caminos y calzadas, motivo que sirvió para que todos los pueblos llegados a la Península se establecieran en sus tierras, desde los celtas a los árabes, a quienes se debe la mayor parte de los monumentos existentes.

La población, fundada en época incierta, perteneció a los pueblos vacceos, pueblos hispánicos de origen celtibérico que dominaron ciudades tan importantes como Cauca (Coca), Pallantia (Palencia), Septimania (Simancas) o Salmantia (Salamanca)

En esta ciudad de Ávila pasó gran parte de su juventud la reina Isabel La Católica y tras la Reconquista estuvo ocupada por muy distintos linajes. También pasó aquí parte de su adolescencia Ignacio de Loyola en el siglo XVI. En julio de 1494 los Reyes Católicos ratificaron en Arévalo el Tratado de Tordesillas, un compromiso sobre la propiedad de los territorios que se estaban descubriendo en América.

El tratado de Tordesillas - tordesillas.net
Tratado de Tordesillas

Declarada Conjunto Histórico Artístico, Arévalo reúne un buen número de bonitas plazas y calles y bellos monumentos dignos de ser visitados, entre los que cabe destacar el Castillo, del siglo XV, la Muralla, de la que se conserva su parte norte con la Puerta de la Cárcel o Arco de Alcocer, que fue la entrada principal y que hoy lo ocupa la oficina de turismo.

Ruta por Santa María la Real de Nieva y Arévalo
Iglesia de Santa María
Recogimiento y sabiduría

Varios puentes medievales pero muy reformados en épocas posteriores permiten cruzar el cauce del Arevalillo.

El castillo de la localidad castellano leonesa (siglos XV-XVI), sobre la meseta triangular que forma la unión de los ríos Adaja y Arevalillo, destaca por su potentísima torre del homenaje, una de las más notables de Castilla. Hoy alberga un Museo de los Cereales. En la fortaleza estuvo presa la reina Blanca, esposa de Pedro de Castilla. En 1465 la sitió Enrique IV para derrotar a los rebeldes, partidarios del infante Alonso que se habían refugiado en la villa.

Enrique IV el Imponente

Con solo callejear por Arévalo mirando los soportales, las casas señoriales y las tres plazas porticadas: la de la Villa, con sus monumentales pórticos; la del Arrabal, con sus iglesias y su monumento al cochinillo, y la Real, con un palacio que hoy es convento.

Entre las iglesias visitaremos las de San Martín, San Miguel (siglo XVI), Santo Domingo de Silos (ábside mudéjar), San Juan (edificada en la propia muralla y formaba parte del palacio de los Trastámara) o Santa María la Mayor (siglo XIII, de estilo románico, con una torre muy elevada sobre un arco de la muralla que franquea el paso de una calle a otra), y, ya fuera del pueblo, la iglesia de la Lugareja, obra maestra del románico-mudéjar español del siglo XIII.

 al viajero le interesará saber que los conventos que se diseminan por el municipio son varios; el más destacable es el de San Francisco, de comienzos del siglo XIII, de estilo románico-mudéjar, y otros tales como el de Santa María La Real, el de San Nicolás y el de Santa Isabel de la Encarnación. Entre sus casas nobles hay que reseñar el palacio de los Sedeños, el palacio de los Altares, el palacio de Santa Marta y la Casa de los Sexmos.

Si al viajero no le parece suficiente la historia que ha aprendido en Arévalo, puede empaparse de más pasado visitando otros lugares emblemáticos de la provincia de Ávila, como Madrigal de las Altas Torres, precisamente donde nació Isabel de Castilla, Pocos pueblos pueden presumir de un nombre tan sonoro y hermoso como Madrigal de las Altas Torres, patria chica de la reina Isabel la Católica, o bien el Castro de Ulaca, conocido como la ciudad perdida de los celtas.

En Arévalo hay buenos lugares para comer y donde poder descansar. Nosotros descansamos en un bonito hotel que se llama «Posada Real Los Cinco Linajes», donde por cierto degustamos de muy buena comida.

Si además os gusta callejear y conocer los diferentes lugares del buen yantar de esta tierra, dirigíos a El Figón de Arévalo, Asador La Pinilla o Asador Las Cubas.

Claro que en La Posada Real Los Cinco Linajes comimos como auténticos reyes o quizá quise decir como señores principales que es así como tratan a los viajeros como nosotros en esta acogedora Posada.

Un abrazo amigos y no os olvidéis de viajar y conocer gente por Castilla, gente seria y alegre a la vez, merece la pena.


Patxi Amescua

Productor de TV

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