Castillo de Javier, uno de los castillos con más historia de Navarra

Hace ya unos años tenía que localizar en Pamplona una instalación deportiva, para hacer una transmisión y le dije a mi hijo Javier que me acompañara. No me acuerdo ahora los años que tenía, pero de lo que estoy seguro que era un niño. Después de hacer el trabajo, le dije: vamos acercarnos a ver el castillo de Javier y él se puso muy contento porque iba a visitar un castillo con su mismo nombre. Javier de Amescua, nombre y apellido navarro.

Cuando nació le puse en nombre de Javier, santo navarro, junto a su apellido Amescua que viene del valle de las Amescuas en Estella. Amescua o Amescoa antiguo y noble linaje. Dice la leyenda que este apellido procede del mismísimo Enneko Arista (Iñigo Arista). Que no por ser leyenda deja de ser interesante.

Bueno a lo que iba, llegamos mi hijo Javier y yo a las puertas del castillo de Javier, aparcamos el coche y nos dirigimos al castillo. Allí nos recibió un religioso, que nos dijo: Buenos días ¿qué queréis? , yo le dije: vengo con mi hijo Javier y nos gustaría visitar el castillo. Él con muy buen humor nos dijo, dirigiéndose al niño: pasa a tu castillo Javier. Jajaja, que cara puso el niño, yo soy el fantasma del castillo, vine aqui para dos días y llevo no se cuantos años. Muy amablemente nos sirvió de guía y nos contó la historia sin dejarse nada en el tintero.

El histórico Castillo de Javier se encuentra situado en el extremo este de la comunidad foral de Navarra a pocos kms de la provincia de Zaragoza, junto a la localidad que lleva su nombre. El castillo de Javier es uno de los lugares más conocidos de Navarra por ser la casa natal de su patrón San Francisco Javier, conocido por sus misiones alrededor mundo, además de ser el lugar dónde cada año se congrega miles de navarros en la popular peregrinación conocida como “Javierada”.

El castillo de Javier es todo un clásico entre las listas de los castillos más bonitos de España.

Tras visitar el Monasterio de Leyre, nuestro recorrido por la Ruta Jacobea en Navarra no podía pasar por alto este lugar. El castillo de Javier es una parada inexcusable para conocer un poco más de la historia de navarra.

Historia del Castillo

En el año 1223 el rey Sancho VII consigue la propiedad del Castillo como fianza de un préstamo impagado por un noble aragonés.

Sancho VII el fuerte
Escudo de Sancho VII

Al principio de levantó una atalaya, que después se convirtió en la torre del Homenaje, llamada torre de San Miguel. Su ubicación estratégica entre los reinos de Navarra y Aragón, hizo que rápidamente se ampliaran las defensas en torno a la torre, con varias torres, puertas, puentes levadizos, matacanes y demás defensas.

Tras cruzar la primera línea de murallas, accedemos al castillo por un puente levadizo y acto seguido encontraremos la taquilla para comprar las entradas.  Desde aquí, iniciaremos nuestra ruta por el interior del castillo. Como es lógico en un castillo de estas características no encontraremos grandes estancias y salas decoradas lujosamente pero hay que reconocer que la visita se hace entretenida y vale la pena.

Fue en este lugar, dónde en 1506  nació en el seno de una familia noble Francisco de Javier quien posteriormente sería el cofundador de la Compañía de Jesús y uno de los misioneros españoles más conocidos.

Su misión evangelizadora le llevó desde Navarra hasta Asia pasando por África.

Toda una hazaña para la época. A los 19 años se trasladó a París para estudiar en la Universidad de la Sorbona, donde conoció a San Ignacio de Loyola con quien cofundó  la Compañía de Jesús.

Sobre la vida de San Francisco Javier

Francisco de Javier nació en el seno de una familia noble y era el sexto hijo de Juan de Jasso, hombre importante del reino de Navarra, y María de Azpilcueta, defensores de la independencia del Reino de Navarra, vieron como las tropas castellano-aragonesas conquistaban el viejo reino.
Comenzó aquí su aventura evangelizadora que le llevó a recorrer, a lo largo de 11 años, multitud de aldeas y ciudades de África y Asia, hasta que finalmente murió de pulmonía el 3 de diciembre de 1552, cuando se disponía a entrar en el Imperio Chino. Tenía 46 años. Cinco siglos después, en todos los lugares que recorrió permanece una impronta de su vida y obra, y en su tierra natal, Navarra, es un personaje querido, venerado y admirado.

En 1516, cuando Francisco contaba diez años, el Cardenal Cisneros ordenó el desmoche de todos los castillos que habían luchado contra la invasión castellana.

El cardenal Cisneros

Eliminando del castillo murallas y elementos defensivos.

En 1521 dos hermanos de Javier, Miguel y Juan de Jasso, participan en la defensa del castillo de Amaiur, último foco de resistencia navarra. Sin embargo se acogieron al perdón ofrecido por Carlos I, pudiendo así la familia recobrar la posesión del castillo.

Castillo de Amaiur, El Alamo vasco

Hoy en día, su labor es venerada por el pueblo navarro en las tradicionales “Javieradas”, una peregrinación hacia el Castillo de Javier que se celebra los dos primeros fines de semana de marzo.

“El origen de esta tradición se remonta a 1886, cuando se invocó a San Francisco Javier para que hiciera remitir la epidemia de cólera que asolaba Navarra, y en agradecimiento al cumplimiento de este deseo, se llevó a cabo la promesa de acudir peregrinando a Javier.

San Francisco Javier evangelizando

Un recorrido por el Castillo de Javier a través de su Museo.

Comenzamos en el zaguán cruzando la puerta principal del Castillo donde destaca un relieve de piedra con tres escudos separados por ángeles tenantes, que representan las armas familiares. Nos encaminamos a las caballerizas y descendemos al sótano, donde antaño estuvieron las bodegas.

Entrada puente levadizo

Un fugaz recorrido nos invita a descubrir retales de la vida del santo, y seguidamente accedemos a la planta, donde se exponen objetos del antiguo Castillo, recuerdos del Santo y una maqueta del antiguo edificio. Este museo se divide en tres secciones: 

Historia del edificio, Javier yNavarra en la historia y la pinacoteca, donde destacan los cuadros flamencos de Maes. Otras obras a destacar dentro del museo, es la excelente colección de pintura española del siglo XV al XX y la colección de kakemonos japoneses.

Museo y maqueta del castillo

Finalmente, una rampa nos lleva al resto de las dependencias del Castillo.

Iniciamos la visita en la Sala de Escudos, adornada con los blasones pertenecientes a los padres de Francisco y con el árbol genealógico de su linaje. Traspasando una puerta de piedra se accede a la Sala Principal o Grande, lugar de recepción y convivencia familiar.

Escudo de Javier

Desde aquí seguimos ascendiendo por la escalera de la Torre de Undués hasta llegar al Camino de Ronda, un corredor protegido, destinado a defender la fortaleza, desde cuyo matacán era habitual arrojar piedras y aceite hirviendo a los atacantes.

Matacanes y defensas


Dejamos a la izquierda las habitaciones de los capellanes – hoy oratorio – para acceder al núcleo primitivo del Castillo. Se trata de dos estancias que rodean a la torre del Homenaje, la construcción de este tipo más antigua de Navarra. El aposento de la derecha fue la habitación de San Francisco Javier, y el de la izquierda, es la capilla de San Miguel, la primera que tuvo el castillo. Desde la terraza contigua, se aprecia la estratégica situación del Castillo, impresionantes vistas: al norte, la sierra de Leire; al oeste, la vega del río Aragón; al este, la frontera de Aragón; y al sur, la plaza y el término de Castellar.

Descendemos de nuevo hasta la planta de la torre, donde un corredor nos llevará al Vestíbulo del Castillo y la capilla del Santo Cristo. A través de una verja encontramos al Cristo de Javier, una impresionante imagen gótica del siglo XVI tallada en nogal, que según cuenta la tradición sudó sangre cuando el Santo agonizaba en Sancián. Está rodeado de un dramático fresco medieval, única representación gótica de la danza de la muerte que existe en España.

Capilla del Santo Cristo

Bajamos las escaleras que nos llevan al patio de armas y salimos por la poterna. A nuestros pies, la escalera antigua, y a la izquierda, rompiendo con la estructura del Castillo, el muro de la Basílica construida en el S.XIX.

Basilica
Puerta de entrada a la Basílica

En el tímpano de la Basílica aparecen los nombres de los lugares que visitó San Francisco Javier.

Allí donde los padres del santo había construido el Palacio Nuevo, lugar en el que nació Javier. Finalizamos nuestro recorrido en el punto de partida, el zaguán.

Finalmente, y para acabar esta interesante visita al conjunto monumental, merece la pena acercarse a la Parroquia de la Anunciación, lugar con un importante valor espiritual por ser donde Francisco Javier recibió el agua del Bautismo en la pila situada bajo el coro. La configuración actual del edificio se remonta al siglo XVII.

ParroquiA de la Anunciación
Pila bautismal de San Francisco Javier

En general, la visita al castillo de Javier y demás edificios, es una visita imprescindible en Navarra no solo por su belleza sino también por el importante valor histórico y espiritual.

Una vez terminada nuestra visita al castillo y a la parroquia, nos dispusimos a comer y como mi hijo Javier es desde pequeño un gran amante de las buenas carnes, nos metimos en un restaurante cercano a degustar un buen plato de la tierra, eso si, de aperitivo una buena chistorra, que caray, que había que coger fuerzas para llegar a casa que todavía quedaban unos kilometros.

Y así amigos os he contado otra aventura de las he tenido la suerte de hacer y ésta además con un invitado muy especial.

Un saludo a todos,


Patxi Amescua

Productor de TV

Comments (1)

  • Historia de Navarra, Historia de un Santo que evangelizó Japón, Historia de un español que fundó la Compañía de Jesús, todo contado con pasión por el más Navarro de los hermanos Amescua

Responder a Antonio Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Francisco de Amescua Seco - Copyright © 2020