Jarandilla de la Vera

El pueblo más antiguo que se cree que habitó la zona fueron los celtíberos. Más tarde, Jarandilla fue un municipio romano conocido como «Flavium Vivertorum». De esta época han quedado numerosos vestigios como el puente que cruza la garganta Jaranda.

Posteriormente, pasó a manos de los visigodos que dejaron como principal reliquia una pila bautismal con la cruz gamada que se halla en la iglesia de Santa María de la Torre.

Durante la época de dominación de los árabes, denominaron a Jarandilla de la Vera con el nombre de «Xarandiella». Respecto al origen de la palabra, tiene en su composición la palabra Aran, que en prerromano significa valle o río (en vasco es Harán-Jarán, valle, al igual que lo presenta la palabra Campo Arañuelo, zona geográfica muy cercana, o el Valle de Aran, Aranjuez, etc.), por lo que es posible que los árabes asignasen a la población el nombre prerromano de la zona. Jarandilla, de acuerdo con esta más que hipotética opinión, vendría de Jaranda, Xarán más el sufijo -da, «lugar de» y diminutivo illa-ae, «lugar o zona del pequeño valle».

Con la Reconquista y expulsión de los musulmanes por parte del rey Alfonso VII, la Comarca de la Vera se repobló con el objetivo de defenderla. Así, los pueblos de La Vera se organizaron en el alfoz de la ciudad de Plasencia, pasando a ser Jarandilla una villa «realenga» hasta el año 1369, cuando fue donada como señorío.

Aunque sin duda, el acontecimiento más destacado de la villa jarandillana se produjo el 11 de noviembre de 1556. Fue en esa fecha cuando la comitiva del emperador Carlos V se alojó en el castillo de los condes de Oropesa, antes de trasladarse definitivamente al Monasterio de Yuste, donde el monarca pasó sus últimos días.

Castillo de los condes de Oropesa (Parador Nacional) Monasterio de Yuste

Unos años más tarde, en el 1599, el rey Felipe III convirtió el señorío en marquesado, dando el título a Fernando Álvarez de Toledo. Siglos después, ya en Edad Contemporánea, la villa también fue protagonista durante la Guerra de Independencia española en 1808, cuando las tropas francesas atacaron su castillo.

Situada en un entorno de valles, sierras y gargantas, Jarandilla de la Vera aún conserva en sus calles la esencia medieval. Una esencia que se encarga de recordarnos su notable historia y que podemos recorrer a través de sus monumentos más importantes.

Parador de Jarandilla de la Vera

En la actualidad, la fortaleza cuenta con el patio de armas central, el foso y sus torreones medievales, todo un conjunto capaz de transportar a otros tiempos a los viajeros.

Iglesia de Nuestra Señora de la Torre, un precioso templo en Jarandilla

En la Plaza Mayor de la villa se encuentra este maravilloso templo del siglo XIV, una fortaleza medieval convertida en iglesia. Impresiona por la altura de su torre, que se acentúa al estar hecha sobre una roca donde antiguamente estaba localizado un castro celta. Los romanos construirían aquí después una torre fortaleza, que los templarios remodelaron. No fue hasta el siglo XV cuando se transformó definitivamente en iglesia, desarrollándose Jarandilla de la Vera alrededor del templo.

En el interior el templo alberga varias piezas de excepción. Además de una pila bautismal de piedra con una esvástica visigoda, el visitante puede maravillarse con un retablo de estilo barroco y un Cristo de marfil de Filipinas del siglo XVI. Merece la pena también entrar a la capilla renacentista de Gaspar de Loaysa datada de 1599 con imágenes de figuras humanas de reminiscencias aztecas, detalle de su fundador, que fue capitán en las Indias Occidentales.

La iglesia parroquial de Santa María de la Torre, es un impresionante edificio, en pleno centro de Jarandilla enclavado en un pequeño montículo pétreo donde se ha ido sucediendo diversas construcciones a lo largo de los últimos dos mil quinientos años de nuestra historia. Fue castro celta, y en sucesivas épocas construcción romana, visigoda, árabe y fortaleza templaria de la que se conserva su majestuosa torre y finalmente ha sido iglesia cristiana desde el siglo XIII al menos.

Fruto de tanta historia podemos disfrutar posiblemente dentro de la Vera del edificio más ‘histórico’ de cuantos tenemos, pues no es fácil ver dentro del mismo recinto verracos celtas, vestigios de cimentaciones romanas, pila bautismal con símbolos visigodos, ventanas ajimezadas, torres del siglo XI templarias, y capillas y construcciones cristianas. En esta última reconstrucción han salido símbolos mozárabes, símbolos islámicos y más símbolos cristianos. Jarandilla de la Vera, a lo largo de la historia ha sido centro y cruce de culturas de cuyos vestigios podemos admirar dentro del perímetro más cercano a la población de construcciones funerarias excavadas en piedra, diversos y abundantes vestigios romanos, quizás el más importantes es el cipo funerario del siglo II antes de Cristo que se encontró en la zona de la Berrocosa y que se puede ver dentro de la iglesia parroquial de Santa María de la Torre expuesto en la pared cerca a la pila bautismal, de siempre se ha venerado como la Virgen de la Berrocosa.

Imagen de la Virgen de la Berrocosa depositada en la iglesia parroquial de Jarandilla de la Vera (Cáceres). Se trata en realidad de una estela funeraria romana del siglo II con una inscripción en latín, tal vez procedente de Mérida, que ha sido repintada y modificada.

Corre el vino de pitarra, las pavesas envuelven el ambiente, la plaza está iluminada por el fuego, la gente no para de cantar hacer sonar sus instrumentos. En este momento cuando la plaza está llena de gente, escobas erguidas esperando a la Virgen, jinetes a caballo esperando el momento de l procesión y numerosos son los ojos que esperan atónitos. Todos impacientes esperan ese momento cumbre en el aparece el párroco con el estandarte de la Inmaculada Concepción para entregarlo al mayordomo, y es cuando la plaza repleta de gente grita al unísono ¡¡ Viva la Virgen de la Concepción!! ¡¡Viva!!

Esta es sin duda una fiesta para vivirla desde dentro, para sumergirse de lleno, para ponerse la ropa mas vieja del armario, coger la bota de vino de pitarra, la sartén, las tapaderas, el caldero u otro instrumento y lanzarse a vivir una fiesta y estaréis enganchados de por vida, el día 7 de diciembre por la noche en Jarandilla. La fiesta de Los Escobazos.

Os voy a contar de que va esta fiesta. Al llegar la noche del 7 de diciembre a la madrugada del 8. Jarandilla está en ascuas, material y espiritualmente, pues las hogueras empiezan a encenderse desde el atardecer hasta pasadas las 12 y bien entrada la madrugada. En los sitios mas estratégicos , en las calles arden inmensas hogueras en honor a la Virgen de la Concepción.

Virgen de la Concepción, mañana será tu día y subirás a los cielos, quien fuera en tu compañía. La segunda estrofa se refiere a los cabreros y al pueblo sencillo que en aquellos remotos siglos habitaban junto a las majadas y por eso dicen. Toda la noche venimos «roando» como un tronco, solo por venirte a ver, Virgen de la Concepción. Por lo que se deduce que la fiesta era de pastores y no de clérigos y gentes retorcidas. Así los villancicos de Navidad, cuya palabra significa «canto de villanos», también fue una imposición del pueblo a la jerarquía de la Iglesia. Pus Jarandilla se adentró en proclamar la fiesta en mas de mil años a Roma que por el Papa Pio XI fue declarada Inmaculada en el 1854, por eso en la Plaza de España en Roma todos los años el Papa coloca un ramo de flores a los pies de la gran columna con la imagen de la Virgen. Reconociendo así Roma que España fue adelantada en esta devoción.

Jarandilla de la Vera, rodeada de campos verdes, de ríos caudalosos, de gargantas impresionantes de agua de la sierra. Donde se come de maravilla, donde la gente es buena, donde se duerme tranquilo.

Os invito a ver esta maravillosa tierra y disfrutad de sus colores de campos, de arboles y de cielo.

Un saludo amigos,


Patxi Amescua

Productor de TV

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